tag:blogger.com,1999:blog-76768544019350997042024-02-06T19:15:09.212-08:00Joel GuerreroEscritor de "Génesis de lo Oculto" - Belleza de lo grotesco.Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.comBlogger154125tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-16143388487465777902022-06-21T07:55:00.000-07:002022-06-21T07:55:22.211-07:00Teaser de "LOS VAMPIROS SUEÑAN"<p></p><p></p><p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHEhVzzYQp51qLeVBFea5e1V5M0aGjIr_XXw8AjXNDjodqOAowa0vcJmjagaTnGIhB1GhE5iMgiSgUa5imwqQGgOQaHQIYAX40-ifaps6NhSlRkpD5zC_Zn_DL0OBe7GvWc5uS_Si5kcjX/s1024/Jesucristo%252C+Prometeo.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiHEhVzzYQp51qLeVBFea5e1V5M0aGjIr_XXw8AjXNDjodqOAowa0vcJmjagaTnGIhB1GhE5iMgiSgUa5imwqQGgOQaHQIYAX40-ifaps6NhSlRkpD5zC_Zn_DL0OBe7GvWc5uS_Si5kcjX/w640-h320/Jesucristo%252C+Prometeo.png" width="640" /></a></div><br /><p></p><p style="text-align: justify;">Hay un reto en Instagram: coges una frase de X páginas de tu novela y las subes a un posts. A veces son según los colores del arcoíris, así que sacas una frase de un libro rojo, azul, morado, verde... En este caso he decidido usar mi novela "LOS VAMPIROS SUEÑAN" para crear un relato inédito y que NO está en la novela, para que veáis de qué trata y cómo está plasmada la historia.<br /></p><p><span style="font-size: large;"><b>TEASER EXCLUSIVO de mi nueva novela "<u>LOS VAMPIROS SUEÑAN</u>".</b></span></p><p> Este extracto NO está en la novela, pero os da una idea de lo que trata el libro.</p><p> </p><h3 style="text-align: left;">Teaser <br /></h3><p></p><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #cc0000;"><b>Me levanté y fui al baño aterrorizado.</b></span> No tenía sentido lo que acababa de ver, entre las sábanas de mi cama un pulpo cubría la desnudez de Matías como si fuera lencería. Las curvas de su cintura todavía se podían entrever entre aquellos tentáculos rojos. Me lavé la cara para intentar serenarme, debía estar soñando, pero fue tan real que tuve que marcharme de allí, como quien cree que puede escapar de un fantasma solo por cerrar la puerta. No, a veces pasa eso. Te levantas todavía entre la vigilia y los sueños, ves cosas que no son reales aunque lo parezcan. El cerebro es muy listo para unas y un auténtico inútil para otras, no sabe distinguir una cosa de la otra. Respiraba con dificultad, salté tan rápido de la cama que parecía que la colcha quemase. Me había mareado un poco. Me senté en la taza del wáter. Debía serenarme, volver. Y entonces caí en al cuenta. ¿Qué hacía Matías en mi cama? Traté de recordar, salimos de fiesta por el carmen, bebimos y... El parque del osito, el paseo por el río, un borrón del tamaño de Europa en mi memoria con la sonrisa de Matías de fondo como única constante. No, no podía haber pasado nada.</p><p style="text-align: justify;"> ¿No podía? En los retazos de mi despertar saboreaba el sueño que acababa de tener, me acostaba con Matías. Aquello bien podía haber sucedido de verdad y a mi mente todavía borracha no le daba la gana separarlo. O más bien quería negarlo por mi bien estar. Jamás tuve relación alguna con un tío, pero con mi mejor amigo menos. ¿Qué pintaba yo con Matías? Nos conocíamos desde la universidad, me parecieron años sentado en la taza del wáter, me sentí hasta viejo. Salí del baño para volver a mi habitación, tenía que echarle narices al asunto o jamás regresaría. ¿Qué temía? ¿Qué el pulpo siguiera allí? No seríamos los primeros borrachos en traernos un animal de zoo a la parranda. Nunca nos pasó a nosotros, eso sí. ¿Por qué era tan difícil recordar? Caminé por el pasillo, estaba oscuro, ya me había acostumbrado a la luz del baño y en aquel momento tanteé las paredes para no perderme y chocarme contra algo. Sorteé el pequeño pilar decorativo de la esquina, la puerta de mi dormitorio estaba entreabierta. Solo se veían los pies de Matías tendidos. ¿Entraría? No, esa no era la pregunta. Porque mi mente lo sabía bien, la pregunta era si me había acostado con Matías. Si degollaría a aquel pulpo como ofrenda para llenar la cama de sangre y a tomar por culo todo. A tomar por culo Serina.</p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #e69138;"><b>Es metafórico, lo que importa es la decisión. </b></span>La elección que tanto temo me lleve a un paraíso incorrecto, a un jardín que aunque sea hermoso no me corresponda. Porque me da tanto miedo desperdiciar cada plato que se me presenta, ¿cómo sabré que no me gusta si no me lo como? ¿Cómo puedo saber qué camino debo escoger en la vida? ¿Cómo saber si amo de verdad a Serina si jamás me he sincerado con ella o si, por el contrario, realmente he estado pillado de mi mejor amigo Matías todos estos años? Sería una razón demasiado cómoda para mi cobardía. No, Serina, no te dije que me gustabas no porque sea un gilipollas patético, es porque me gusta Matías. Su pelo rubio, sus ojos brillantes, su capacidad para hacerme sonreír en cualquier situación posible, y su cuerpo desnudo en mla cama. No, demasiado conveniente, ¿cómo no iba a saber que me gustaba Matías? ¿Me gustaban los hombres? Mientras estiraba la mano para empujar levemente la puerta me planteaba estos escenarios, otra vez la cobardía. Le di un golpe a la puerta y se abrió, por suerte no chocó contra la pared para despertar al bello durmiente. El pulpo ya no estaba, en su lugar tenía una sudadera de rosa pastel, tenía decorados brillantes como un mar de purpurina. Debió ser eso lo que se me confundió en la vigilia, me sentí estúpido. Avancé hasta Matías, él, sin duda alguna ya para mis ojos completamente funcionales, estaba desnudo. Le toqué la espalda, experimenté algo raro al hacerlo. Como si aquello que tocaba no fuera una persona de carne y hueso, la sensación fue tan extraña que me aparté un poco de él. Una sustancia pegajosa se me quedó en las manos. Le arranqué la sudadera pastel del cuerpo, su culo firme se mostró ante mí. Y allí, goteando de su nalga derecha, tinta negra. Como la de un pulpo.</p><p style="text-align: justify;">Miré a mi alrededor buscando al culpable, el pulpo debía ser real por narices. Tenía que haberse escondido. Busqué debajo de la cama, en el armario, por los huecos del escritorio. Nada. No era posible, pero qué otra opción me quedaba que pensar que el pulpo no me lo imaginé. Si el líquido no fuera negro, otro gallo cantaría. Me sentí algo despreciable al imaginar a Matías de esa forma, pero me gustaba. ¿Por qué me gustaba tanto imaginar que aquella tinta sería blanca y no negra? Y que estaría exhausto, que no despertaría hasta la mañana. Pensé en Serina, tenía que mantenerla fuerte en mi cabeza para que no se me deshiciera como un helado al sol del verano. ¿No quería encontrarla? Ella estaba perdida y yo pensando en follar con mi mejor amigo. Sin darme cuenta mi mano volvió a la espalda de Matías, bajó lentamente hasta su trasero. La mano se me manchó de tinta. Aquel pulpo, como un huracán que destruye mi corazón dejándolo todo en un caos absoluto. Apreté la nalga, mi pene se puso erecto de inmediato. Me agaché hacia su trasero y posé mis labios sobre la tinta. Un beso. Al relamerme los labios asentí. Era tinta como la que se usa en el arroz negro.</p><p style="text-align: justify;">Me tumbé a su lado. Ya ni me esforzaba en pensar en Serina, se desvanecía a cada segundo. No es que no me importara que estuviera perdida, el que estaba perdido era yo. Porque mirar el rostro de Matías dormido era tan relajante, como un poema cantado en silencio. <span style="color: #ffd966;"><b>Porque Matías ya no era parte del mundo, sino parte de mí</b></span>. La única persona que podía mirar la oscuridad de mi reflejo y seguir conmigo, a mi lado, después de tantos años. Ni Serina conocía esa parte tan penosa de mi interior. Quizá era eso, esa cercanía la que me incitaba a arrimarme a Matías, y la soledad, porque desde que Serina no estaba en mi vida me sentía muy solo. Es increíble como muchas veces no sabemos qué queremos, ni que sentimos, a veces incluso tampoco sabemos qué estamos pensando, ¿no os ha pasado que se os difuminan los pensamientos entre las capas de la realidad y olvidáis lo que teníais en mente? Me ha pasado tanto que se me escurra de entre los dedos una visión interesante en mi cabeza. Pero ese no era el tema, el tema era la decisión, que tanto estaba posponiendo, y encontrar al pulpo. No importaba cómo nos lo hubieramos traído, encontrado o robado, debía salir del piso de Matías.</p><p style="text-align: justify;">Decidir es complicado, me parece que cuánto más simple parece la cuestión más difícil se pone la cosa. Es como una carrera a pie por la arena. <span style="color: #6aa84f;"><b>Es imposible ir a una velocidad decente y muchas veces te tropiezas, se te hunden los pies. </b></span>Cada vez que se te hunden, es una duda, una reflexión que te dice, ¿realmente quieres meterte en ese agua sucia? Ahí la gente mea. Hay medusas o se te cortan los labios, vámonos a la piscina, ¿no? ¿Por qué nunca estamos satisfechos con nada? ¿Por qué nos entra la cobardía tan rápido ante una encrucijada?</p><p style="text-align: justify;">No podía dejar al pulpo a su suerte, sin embargo terminé cansándome. Miré en tantos sitios que simplemente cerré la puerta y coloqué la silla de escritorio delante de la misma para que el pulpo no la abriera. Os parecerá una estupidez hacer esto, infravaloráis la inteligencia de un pulpo. Son listos de la hostia. No creo que un pulpo nos ataque, pero prefiero no arriesgarme a ello. Me tumbé sobre la cama cansado, no de hacer ni de moverme, sino de pensar tanto. Siempre me canso de pensar, soy un poco idiota. Es como si mi cerebro fuera un ordenador de los noventa con el Windows 95 puesto, se atasca demasiado. Mis ojos se fueron cerrando con la imagen de Matías desnudo a mi lado, creo que durante la noche me quedé abrazo a él.</p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #3d85c6;"><b>Era de día</b></span>. De nuevo un amanecer. No me habían despertado los rayos atravesando las persianas, era Matías tirándose de la cama al suelo, le vi sujetarse en la mesita de noche y mirarme con una sonrisa invadida por la resaca. ¿No se daba cuenta de que estaba desnudo? Intenté no mirar mientras se dirigía a su armario, la mancha de tinta ya no estaba en su culo, sino en las sábanas y en parte de mis calzoncillos. Temí el enfrentarme a explicarle aquello. Matías se puso una camiseta ancha, larga hasta sus rodillas, en su centro había un dragón entre la tela gris. Me lanzó otra del mismo tamaño, a mí me estaría un poco grande, no tanto como a él. Incluso sacándole yo una cabeza, sentía que él era siempre el que controlaba las situaciones. La altura no lo es todo, por lo que se ve, se necesita confianza y labia. Sobre todo labia.<br /></p><p style="text-align: justify;">—Oye, ¿anoche robamos un pulpo? —Le pregunté. Matías primero me dirigió una mirada confusa, para luego reírse.</p><p style="text-align: justify;">—¿Qué dices? No, yo creo que no —sonrió. Una sonrisa dulce.</p><p style="text-align: justify;">—¿Y esa mancha de tinta? Vamos, que anoche creo que me levanté y vi... Un pulpo —señalé la cama. Matías se acercó a las sábanas y las acarició. La tinta estaba seca. Yo sudaba, no por el calor, sino por los nervios que me subían las piernas. ¿No pensaba ponerse un pantalón o algo?</p><p style="text-align: justify;">—Pues dime tú que es, porque creo que es culpa tuya —Matías guardó entre sus labios una sonrisa traviesa, señaló mi bóxer—. ¿Por eso me he levantado desnudo esta mañana?</p><p style="text-align: justify;">No supe qué contestar, él parecía estar divirtiéndose pero yo no. No demasiado. Al sentarse en la cama, a Matías se le subió la camiseta, nuevamente podía ver demasiado. Noté que algo en mi interior se despertaba y no podía evitarlo. Matías alargó su brazo para tocar mi barba, era escasa pero comparado con él, abundante. Comenzó a rascarla mientras seguía subiendo su camiseta. Mi corazón se me iba a salir del pecho. <span style="color: #674ea7;"><b>Escuchaba mis latidos en mi cerebro, pum, pum, mientras la serpiente se acercaba. </b></span></p><p><br /></p><p><br /></p><p><br /></p>Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-52039262649970413812022-01-29T05:16:00.009-08:002022-01-29T05:19:11.993-08:00¡Ya está en preventa "LOS VAMPIROS SUEÑAN"!<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjVUltmhEOwveH_fIkQ-WN3kKFN8b7QvpZdhhGShCQUl9C_TQV8blvLKeZd3rx3Dj82nGnve6rXVWkXvEaw88v-1vHBsC7BHT1T3BXfhxWM6hgVITdF4cI_bBGL7Hk6bx_IZcWKMO1oH6sJX8Md-X-lO8UGeAVerkuC5oym2j817Y5fhrxLDCiV5YTo3g=s1080" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1080" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEjVUltmhEOwveH_fIkQ-WN3kKFN8b7QvpZdhhGShCQUl9C_TQV8blvLKeZd3rx3Dj82nGnve6rXVWkXvEaw88v-1vHBsC7BHT1T3BXfhxWM6hgVITdF4cI_bBGL7Hk6bx_IZcWKMO1oH6sJX8Md-X-lO8UGeAVerkuC5oym2j817Y5fhrxLDCiV5YTo3g=w640-h640" width="640" /></a></div><br /><p></p><p>Para los que deseen leerla, está en preventa en Ebook y ya podéis pediros el vuestro en papel. Quien desee esperar a tener uno firmado que me escriba por privado en Instagram a @JoelDaimon o en Facebook en mi página @JoelGuerreroEscritor o en este mismo post.</p><p><br /></p><p style="text-align: center;"><span style="font-size: x-large;"><a href="https://www.amazon.es/dp/B09R39GW2H"><b>RESERVA EL TUYO</b></a></span></p><p style="text-align: center;"><b style="font-size: x-large;">POR SOLO 1,99€</b></p><p style="text-align: center;"><b style="font-size: x-large;"><br /></b></p><p style="text-align: left;">Sobre la novela:</p><p style="text-align: left;"></p><ul style="text-align: left;"><li>Novela corta</li><li>Capítulos cortos</li><li>Introspectiva</li><li>LGBT</li><li>Triángulo amoroso</li><li>Soledad</li><li>Autodescubrimiento</li><li>Ghosting y gaslighting</li><li>Sueños vs realidad</li><li>Realismo mágico</li></ul><div><br /></div><div style="text-align: center;"><br /></div><p></p><h2 style="text-align: left;">SINOPSIS</h2><p>Serina ha desaparecido. Matías le pide que la olvide.</p><p><br />Sergio
ha existido en pausa, sin percatarse de que se le había olvidado vivir.
Tras años sin confesarse a Serina, esta le ha abandonado. Cuando
comienza a tener unos sueños terribles en los que un vampiro muerde a
Serina siente que ella está en peligro. Algo malo le ha sucedido y debe
salvarla.<br /><br />Un viaje onírico en el que el protagonista se
descubrirá a sí mismo y superará su miedo a sentir. Sergio se adentrará
en su interior para encontrar la respuesta, dejando de discernir poco a
poco entre la realidad y los sueños. Lo importante es decidir.<br /><br />Una
novela romántica que nos plantea la cuestión griega del destino, ¿somos
dueños de nuestras acciones o el destino lo tiene todo escrito? Él solo
sabe una cosa: ya no quiere estar solo.<br /><br /><br /><i><b>Serina: </b>«¿Salvarías
al pulpo gallego si fueras el único que pudiera? El caso es hacer algo.
Actuar cuando nadie más da el paso. Ser el valiente que se arriesga a
perderlo todo».<br /><br /><b>Matías: </b>«¿Pero buscar qué? ¿A Serina? No
está aquí y la cama está llena de sangre. No me gusta este sitio,
vámonos, volvamos a la superficie. ¿Acaso la tienes que buscar? ¿Y si
Serina no quiere ser encontrada?»</i>.</p><p><br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhP5h9rZiAqh0YXAXKhL2zsCMMI_MS8ihFlIK9xcdazk0fLlPdb2gDS3aiwyfWIkIL92Ahk5PhPlf-KCF7h2zO1jKkux8d2Y0uIkSejbSilq2jX9Hj1KGw_GODti3n15E8LC6Gsew7BjnCoHOT3pfH5i23im8mDwIClf_sGUfF0WBsXQLw_T0-VuMUJKQ=s1920" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1920" data-original-width="1080" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/a/AVvXsEhP5h9rZiAqh0YXAXKhL2zsCMMI_MS8ihFlIK9xcdazk0fLlPdb2gDS3aiwyfWIkIL92Ahk5PhPlf-KCF7h2zO1jKkux8d2Y0uIkSejbSilq2jX9Hj1KGw_GODti3n15E8LC6Gsew7BjnCoHOT3pfH5i23im8mDwIClf_sGUfF0WBsXQLw_T0-VuMUJKQ=w360-h640" width="360" /></a></div><br /><p><br /></p>Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-21714734542621572452021-11-29T08:50:00.004-08:002021-11-29T08:50:39.433-08:00No era remolón papá, tenía miedo<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2Yw8IsFAaAicHn71yhdp1BjiPE2fT6Vs9F8DH9AqTesiVzR6OLWPOjpNewwzfrcHw0tkxC4RqFjJIe6O37xOPNELpkMOLGT4DgSQOUeHWA3Nb7ItHEMHkpFWKfwfTrR06jk8j6VV5eT1r/s612/istockphoto-1226090276-612x612.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="408" data-original-width="612" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi2Yw8IsFAaAicHn71yhdp1BjiPE2fT6Vs9F8DH9AqTesiVzR6OLWPOjpNewwzfrcHw0tkxC4RqFjJIe6O37xOPNELpkMOLGT4DgSQOUeHWA3Nb7ItHEMHkpFWKfwfTrR06jk8j6VV5eT1r/s16000/istockphoto-1226090276-612x612.jpg" /></a></div><br /><p></p><p style="text-align: justify;">No entendía qué estaba pasando. Por mucho que cerrara los ojos no encontraba el sueño, era muy extraño para mí. Normalmente me dormía sin problema alguno, puede que remoloneara un poco ante mis padres, deseando quedarme con ellos viendo la televisión y obligando a mi padre a leerme un cuento. Recuerdo escuchar el opening de "Expediente X" desde mi habitación y solo aquello ya me daba miedo. El miedo, algo inherente a mi infancia, sinónimo de la noche. Era una niña asustadiza, aborrecía los peligros, por eso una vez en vez de tirarme por un tobogán eché para atrás y bajé corriendo del columpio. Percibí que estaba demasiado empinado y no quería hacerme daño, pero al no hacerme daño tampoco disfrutaba, porque podía suceder que me deslizara por el tobogán sin problema alguno. Eso, mi yo de tres años, no lo consideraba.</p><p style="text-align: justify;">Aquella casa era diminuta, pero como yo también lo era no lo notaba en absoluto. Estaba en la calle las Eras, mi pueblo valenciano era la extensión completa de mi mundo. Nada más había tras aquellas carreteras y el colegio Cordillera Serrana. Quizá algún viaje a Sevilla para ver a mis padrinos, otro al chalet con la familia. Aquel chalet que tanto se ha marcado en mi memoria. El caso es que aquella casa estaba en un último piso sin ascensor. Subir las escaleras con la compra a cuestas debía ser una jodienda. Cuando subía del colegio, la señora María me saludaba y me daba siempre un par de galletas. La puerta de nuestro piso, que apenas recuerdo, seguro estaba roída, casi destrozada por el paso de los años. Cuando entrabas, un pasillo en ele pequeño: dos habitaciones a la derecha, la habitación con la barra de bar y la bici eléctrica; y mi dormitorio, con el escritorio y el tocador rosa, los armarios blancos y las estanterías blancas sobre mi cabeza; todo recto, el comedor, que escondía el dormitorio principal; a la izquierda, el baño y la cocina. El baño era tan pequeño que una vez mi madre me estaba sacando de la bañera, yo tendría cinco años o menos, algo la hizo tambalearse y nos caímos al suelo. La estrechez era tal que no pudmos levantarnos, mi madre y yo nos quedamos encajadas entre el wáter y el bidet. Mi padre acudió al escuchar nuestras risas para vernos en el suelo como dos idiotas. Esos eran buenos tiempos.</p><p style="text-align: justify;">El dormitorio de mis padres estaba nada más entrar al comedor, a la izquierda. Tenía doble puerta acristalada y también contábamos con un balcón. Seguramente aquel dormitorio principal era más grande que cualquier otra sala de la casa, incluso del comedor. Era una casa extraña, como mis noches. Cuando las sombras cubrían los peluches de mi habitación parecía que se convertían en seres demoníacos, sus sonrisas ya no eran tan simpáticas, sino maquiavélicas, sonrisas sádicas de unos peluches poseídos. Incluso, mentalmente, hablaba con aquellos peluches colocados en las estanterías blancas encima de mi cama, pidiéndoles que no me mataran mientras dormía. A veces, el sonido de mis padres en el salón me tranquilizaba, pero otras mis ojos se clavaban en las paredes, incapaces de dejar de detectar cualquier movimiento en la oscuridad. Y muchas veces creía ver algo moverse, puntos negros en la pared que subían y bajaban, arañas negras esconderse en las esquinas.</p><p style="text-align: justify;">Aquella noche, como cualquier otra, también me estaba costando dormir. Miraba en todas direcciones buscando un movimiento de nuevo. Lo hacía constantemente, aunque sabía que si miraba la pared vería cosas. Y no quería verlas así que lo evitaba. Me cubría la cabeza por completo y esperaba a que mi mente se desvaneciera. Por suerte, en aquellos tiempos, esto sucedía deprisa. Pero aquella noche algo distinto ocurría. No era capaz. Mi padre me había leído un poco de "HISTORIAS PARA NIÑOS REMOLONES", un libro que me encantaba por las historias que parecían. Algunos eran remolones y no querían dormir por la noche, como me pasaba a mí; pero otros no querían comerse las verduras o hacer caso a sus padres y eran desobedientes. Eran historias de niños rebeldes, lo que yo jamás era. Era una niña tímida, inocente, diminuta. Como mi casa.</p><p style="text-align: justify;">Era tarde, muy tarde. Lo suponía porque incluso mis padres estaban durmiendo y en el comedor no se oía nada. Tenía que dormir, aunque me costara, debía intentarlo. Cerrar los ojos era inútil, sentía que me pasaría la noche en vela esperando la mañana. Tampoco me extrañaba, porque una de las causas que me hacía detestar dormir eran las pesadillas. De pequeña siempre soñaba que me perdía y no encontraba a mis padres, era una sensación de ansiedad y angustia que no cesaba. No descansaba lo suficiente por las noches por culpa de aquellos sueños que me perseguían. Y si pensáis que era una cosa puntual, no. Soñaba aquello todas las noches, salvo extrañas excepciones. Como una vez que soñé que Satanás nos llevaba a mi madre, a mi abuela y a mí al infierno y la realidad se partía en pedazos dejando atrás la nada blanca. Como otra vez, que soñé con alienígenas en el chalet y que trataban de comunicarse conmigo, pero no les entendía. Y al tratar de explicárselo, mis labios se pegaban. ¿Qué me pasaba esa noche? ¿Por qué era distinta? No, no lo era. Había cenado, cuento, cama y punto. Nada distinto había ocurrido. Era mi cuarto, el de siempre, las sombras de siempre en las paredes, los peluches de frutas en las estanterías con sus sonrisas malvadas. El melón, la uva, el tomate, el limón y la naranja. El que más recuerdo era la naranja y el limón, por alguna razón me daban más miedo. Y la uva, ese era el que más me gustaba por su color morado.</p><p style="text-align: justify;">¿Qué podía hacer? Muchas veces me levantaba y agarraba el libro de "HISTORIAS PARA NIÑOS REMOLONES" y lo leía un poco más. La primera vez que me interesaba por leer cuando era pequeña era en esos momentos de noches eternas. Pero no, algo me impedía levantarme. Era una sensación horrible, algo me observaba desde algún punto del dormitorio. Me vigilaba. Aunque quisiera levantarme, sabía que no iba a poder. Había veces que era incapaz de mover un músculo por el miedo de ver algo en alguna parte, por saber que en las paredes había visto algo deslizarse. Y por eso, prefería protegerme con la manta y quedarme allí esperando a que ese algo se fuera. ¿Qué era? No podía saberlo, ni quería. Por eso nunca quería irme a dormir, era una batalla constante conmigo mismo. Y no le decía demasiado a mis padres, creo que en cierta etapa de mi infancia, entre los dos o tres años, aprendí que los adultos no hacen caso. No te hacen caso porque eres un niño y tu sufrimiento no tiene sentido para ellos, que ya conocen los significados, que creen que los fantasmas no existen, que han olvidado que ellos no solo también tuvieron miedos, sino que todavía los sufren. Por eso, cada noche, aunque me muriese del miedo, no le decía a mi padre ni a mi madre nada, luchaba yo solo contra aquello, sintiéndome no abandonado, pero si que la hostilidad que me rodeaba en esa oscuridad tendría que vencerla sin nadie a mi lado apoyándome. Que no podía contar con nadie para, siquiera, decir lo que siento. Así crecí siendo un niño distante, apático, tímido. ¿Si a ellos no les importaba que yo me sintiera mal a quién más le importaría mis palabras?</p><p style="text-align: justify;">Es que recuerdo tantas noches no de insomnio, sino de luchar contra mis ojos para que no se cerraran porque temía quedarme dormido. Recuerdo las pesadillas, cada una de las noches que recuerdo, en las que me perdía y no encontraba a mis padres por ninguna parte, estaba solitario en un mundo exterior desconocido y nunca les encontraba. Solo. Como en mis batallas contra aquellos demonios tempranos. Cuando no soñaba eso, tenía verdaderas pesadillas macabras que un niño de tres a cinco años no debería tener. Soñaba que sombras me perseguían en mi casa, que el diablo abría el suelo para engullirme mientras la realidad se caía a pedacitos, con alienígenas que me inyectaban y pinchaban en el brazo, que me visitaban en nuestra casa de campo y mi madre, nuevamente, no solo no me ayudaba ni me protegía, sino que me ofrecía a ellos pasivamente. Me ofrecía a los lobos no haciendo nada. ¿No es eso lo que acaba con un niño? Unos padres desconectados.</p><p style="text-align: justify;">¿Por qué nunca le decía a mis padres que me sentía mal? ¿Por qué les mentía en tantas ocasiones? Porque sabía, mi mente infantil ya tenía esta creencia bien arraigada en mi ADN: no me iban a escuchar de ninguna de las maneras, menospreciarían mis sentimientos no dándoles la importancia que para mí tenían. Por eso nunca dije nada. Recuerdo el sueño en la casa de campo, cuando mi madre me llevó al porche y un alien se acercó -no caminando, más bien teletrasportándose hacia delante- a mí. Ella me llevó allí, a pesar de que era de madrugada, invierno, hacía frío, íbamos en pijama. Para ver la noche. Y cuando el alien, típico ser gris, bajito y con ojos rasgados, se puso frente a mí, me agarraba bien fuerte, quizá para que no me marchara. No se alarmaba, no me protegía. ¿Así veía yo a mi madre? ¿Cómo esas brujas de cuentos que tiran bebés al fuego como sacrificio? Aunque he de decir que alguno de esos sueños no los consideraba como tal, algunos de ellos para mi mente infantil habían sucedido en la realidad y todavía hoy mi corazón siente que fueron reales. Que pasaron de verdad.</p><p style="text-align: justify;">Para mí el miedo era tangible y mis pesadillas algo que podía tocar. Odiaba mirar la pared, odiaba abrir los ojos, odiaba sacar mi cabeza de debajo de la sábana. Durante muchos años y todavía hoy mantengo esa manía, nunca dejo mi oreja fuera de la sábana porque no sé si es que hay algo que no quiero escuchar. Cuando era pequeño prefería asfixiarme de calor e incluso no respirar bien a dejarme al descubierto. Y no creáis que este cuento termina con una escena valerosa en la que me levanto y miro al frente, a esa oscuridad, para comprobar que no hay nada. No sucedió eso nunca. Seguí durmiendo mall, teniendo pesadillas hasta que crecí. Tenía la pesadilla de perderme hasta al menos los seis años o siete. Después, aunque sin pesadillas, seguí teniendo terrores nocturnos, algún familiar me ha dicho que gritaba mientras dormía y no sabían por qué. Desde siempre temí a la oscuridad, no porque no se vea lo que sucede, sino por lo que sí sientes y ves. Sabes que algo te acecha y es eso, esos ojos mirándote, lo que no te deja descansar.</p><p style="text-align: justify;">Las cosas fueron poniéndose peor durante los años, en concreto durante la adolescencia. Sí, siempre dormía con luz porque no era capaz de descansar si no la tenía, pero cuando tenía doce años pasó algo terrible. Supongo que no debí hacer la ouija en mi habitación con mis amigas ni en aquella casa abandonada, pero todos cometemos errores. Me desperté esa noche de una pesadilla, un fantasma me perseguía por el pasillo y me arañaba la espalda. Cuando abrí los ojos, tenía dolores allí mismo, como si hubiera pasado de verdad. Yo tenía una litera en forma de ele, la puerta no se veía, recuerdo darme la vuelta en la cama y pensar que era un sueño muy raro, pero no le di importancia. Entonces empecé a escuchar voces, pero de verdad. Muchos susurros en mi oreja, no entendía nada solo que algo me estaba hablando. Claramente, en este momento yo entré en pánico, pero era incapaz de moverme. Ni un músculo. Estuve meditando mucho qué hacer, si salir corriendo o quedarme allí esperando, pero la decisión había sido tomada por mi cuerpo. Estaba paralizado. Entonces, escuché algo metálico arrastrarse, siempre lo recordaré como una cuchilla rasgando una superficie. Luego, pisadas alejándose. Fue en ese momento cuando pude incorporarme y salir corriendo a la habitación de mis padres. Y desde entonces nunca más pude dormir ahí.</p><p style="text-align: justify;">Me cambié de cuarto, dormía a veces con mi madre. A veces incluso de día sentía algo, una presencia mirándome. Era insoportable. Las cosas mejoraron con el tiempo, claro está, llegué a poder volver a dormir en mi habitación, pero la vida solo me tenía sorpresas. Quién me iba a decir que todo, siempre, puede ir a peor, pero ya no estaba desprotegido cuando llegó la guerra. Ya era adulto, estaba acostumbrado a que no me ayudara nadie, a salvarme yo solo del fuego. En esos tiempos yo era satanista y ya no le temía a la oscuridad, ella formaba parte de mí y yo de ella. Y así es como empezó mi transformación. Supongo que hasta cosas "malignas" como el satanismo pueden ayudar a la gente. El esoterismo y el ocultismo también me ayudaron mucho, el pensar y meditar sobre qué hay en el más allá. Empecé a echar las cartas del Tarot muy pronto, con quince o dieciséis años, hacía rituales con menos de veinte. Y sí, me pasaron cosas peores, cosas que a mi yo infantil le hubieran aterrado tanto que se hubiera muerto del susto. Ahora creo que son ellos los que tienen miedo.</p><p style="text-align: justify;">Pero esto es como la ansiedad, nunca se cura, solo se acepta, la asimilas y aprendes a vivir con ella. El miedo es algo parecido, lo vences cada día como puedes y usas herramientas para superarlo. Yo había elegido las velas, los inciensos y la meditación para ello, puede que tus armas tengan otro aspecto. Y no, no voy a contar lo que sucedió más allá de la adolescencia, sería demasiado largo.<br /></p><p style="text-align: justify;"><b>No era remolón, papá, no es que quisiera estar de fiesta. Tenía sueño y mucho, pero me daba miedo dormir.</b> Siempre me lo dio. Caía rendido cuando mis ojos y mi cuerpo ya no podían mantenerse más. Así es como yo dormí durante años. Puede que vuestros hijos digan tonterías, teman estupideces, pero nunca les digáis estas palabras. Nunca minimicéis sus miedos, no les humilléis ni les ignoréis. Apoyadles, para ellos es un mundo, es un infierno que viven sin vosotros. No permitáis que lo pasen solos. Porque es importante hablar con vuestros hijos, escucharles, entenderles, empatizar, saber hablarles, quererles. Lo fácil es no hacer nada porque son cosas de niños.</p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;"><a href="https://joeldaimon.blogspot.com/2020/01/el-marco-embrujado.html">Si se quiere saber más.</a></p><p style="text-align: justify;"><a href="https://joeldaimon.blogspot.com/2016/10/sombras-especial-halloween.html">Se tiene que leer otro relato.</a><br /></p>Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-10941124115506470022021-07-26T05:18:00.000-07:002021-07-26T05:18:12.383-07:00Guia ortográfica para escritores: te equivocas seguro<div> <div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPQiTy-XnJNqiYlb-2lp4P-guiUTFht1mPO6vye2IedNQJokO0OUjIWX2NTmQTOtk3jmN0esdUV6iAM1Iay_q1GhTCNMDuI2p3jQ5mOOVwC5sAgPb0VhPC6TJrjXPxJi8bgrfGLclUwkyj/s1024/ORTOGRAFIA.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgPQiTy-XnJNqiYlb-2lp4P-guiUTFht1mPO6vye2IedNQJokO0OUjIWX2NTmQTOtk3jmN0esdUV6iAM1Iay_q1GhTCNMDuI2p3jQ5mOOVwC5sAgPb0VhPC6TJrjXPxJi8bgrfGLclUwkyj/w640-h320/ORTOGRAFIA.png" width="640" /></a></div><br /><h2>¿Un arma o una arma?</h2><p>
Delante de sustantivos femeninos que empiezan por A/HA tónica se usan formas masculinas salvo en plural. </p><ul style="text-align: left;"><li>Las armas. El arma. </li><li>Unas armas. Un arma. </li><li>Algunas armas. Algún arma. </li><li>Ningunas armas. Ningún arma. </li></ul><p><b>Excepto: </b>con los demostrativos. Estos iran en femenino. </p><ul style="text-align: left;"><li>Esta arma. Toda arma. Poca arma. Otra arma. </li></ul><p><b>Esta norma no se aplica a adjetivos:</b>
La alta montaña.
Sin embargo, esto si va con masculino porque es un sustantivo: </p><ul style="text-align: left;"><li>Me dieron el alta médica. </li><li>Me gusta la (chica) alta. </li></ul><p>Sustantivos como «arma»: </p><ul style="text-align: left;"><li>Las albas, el alba. </li><li>Las ágoras, el ágora. </li><li>Las almas, el alma. </li><li>Las águilas, el águila. </li><li>Las artes, el arte.</li><li>Las aguas, el agua. </li></ul><p><b>Recuerda:</b> solo si la primera A/HA es tónica, palabras como alfombra no nos sirven porque la tónica (o golpe de voz, el acento) no va en la primera a.
<br />
<br />
</p><h2>¿El arena o la arena?</h2><p>
No sé vosotros, pero cuando hablamos o escuchamos sobre estadios donde hacen espectáculos, funciones o incluso partidos, siempre escuchamos "el arena" y no "la arena". Quizá es que la arena de la playa es femenino y para diferenciarla de "la arena" de los estadios se usa el masculino, pero la RAE dice que ambos deben ir en femenino. </p><p>Se acepta el uso de «el arena» para estadios, pero lo correcto es la arena. </p><ul style="text-align: left;"><li><b>Definición de "Arena" fem.:</b> ruedo de plaza de toros. Circo, anfiteatro o recinto cultural, lugar de combate, lucha o espectáculo.
</li></ul>
<br />
<h2>Contra más mejor</h2><p>
Realmente se dice «Cuánto más mejor». Esa es la forma correcta. Contra significa oposición a. </p><ul style="text-align: left;"><li>Es cuanto más amable, pero tampoco demasiado. </li><li>Ayuda a todos, cuánto más a sus amigos.
</li></ul>
<br />
<h2>Algo de + adjetivo</h2><p>¿Tiene concordancia el adjetivo con algo en estas oraciones o no? Si por ejemplo decimos «su sonrisa tiene algo de sádico» , ¿ese sádico va en femenino o masculino? La <b>RAE </b>responde: </p><p>Si no tuviera la preposición DE sería obviamente masculino para concordar con "algo". Pero en este caso en concreto, llevando la preposición, puede ser ambas formas. ¿Por qué? Porque "sonrisa" es femenino.</p><ul style="text-align: left;"><li>Su SONRISA (FEM) tiene algo de sádica (FEM). Concordancia con el sujeto.</li><li>Su sonrisa tiene ALGO (MASC) de sádico (MASC). Concordancia con el pronombre. </li></ul><p> </p><h2>¿Y tú que harás?</h2><p>
Por si no lo sabías, esta forma es correcta. Sí, sé que la mayoría hemos leído la siguiente:</p><ul style="text-align: left;"><li>Y tú, ¿qué harás? </li></ul><p>Pero ambas son completamente correctas y puedes usar la que quieras.
<br />
<br />
</p><h2>¿POR QUÉ? Pregunto</h2>
Anda que no es complicado aclararse con los porqués, pues con esta guía te quedará clarísimo.<br />
<ul>
<li><b>Porqué</b>: sustantivo. Suele ir acompañado de artículo o posesivo: «Nunca entendí el porqué de sus acciones». Como sustantivo, también tiene plural: «Nunca entendí sus porqués».</li>
<li><b>Porque</b>: conjunción causal, que introduce una frase
subordinada explicando la causa de algo: «Hemos llegado tarde porque el
autobús se estropeó»</li>
<li><b>Por qué: se usa en oraciones interrogativas</b>
(directas e indirectas): ¿Por qué no me habías dicho qué era tu
cumpleaños? Siempre que ese QUÉ sea interrogativo, lleva acento aunque no haya signos de pregunta: «No entiendo por qué no me dijiste que era tu cumpleaños». Un ejemplo que no lleva acento es: «Se preocupa por que no le paguen nada». Ese QUE no es interrogativo, viene de la perífrasis verbal "preocuparse por algo".</li>
</ul>
<br />
<h2>Acentos complicados</h2><p>
Igual que en el caso anterior, cuando son interrogativos van siempre con acento.<br /></p><ul style="text-align: left;"><li>
«¿Dónde has metido las llaves del coche?»</li><li>
«No hemos decidido dónde cenar»</li><li>
«¡Cuándo has llegado!»</li><li>
«No sabes cómo llovía cuando salí del trabajo»</li></ul><p>
<b>Cómo:</b> va con acento cuando significa o se intercambia por "de que modo/manera".<br />
<b>Cuándo:</b> va con acento cuando significa o se intercambia por "En qué momento".<br />
<b>Dónde:</b> va con acento cuando significa o se intercambia por "En qué lugar".<br /> </p>
<h2 style="text-align: left;">
Aparte y a parte</h2><p>Aparte va siempre junto ya sea adverbio, sustantivo o adjetivo.</p><ul style="text-align: left;"><li>Significa "distinto, singular" como <b>adjetivo</b>: La genialidad de Paco un caso aparte.</li><li>Significa "en otro lugar", "por separado", "al margen", como <b>adverbio</b>: Colocamos las armas aparte.</li><li>Significa "conversación entre dos personas al margen de otras" como sustantivo: Los dos hicieron un aparte para tratar el asunto.</li></ul><p>Además, aparte también tiene una locución, "aparte de". En estos casos significa "con omisión de, al margen de" y "además de".</p><ul style="text-align: left;"><li>Aparte de ser mi padre es mi amigo.</li><li>Carlos se marcha del aula aparte de insultar al profesor.</li></ul><p><b>¿Y qué diferencia tiene esto con a parte, la versión separada? </b>Pues vamos a verlo.</p><ul style="text-align: left;"><li>Estas leyes dejaron indefensos a (una) parte de los ciudadanos.</li><li>Esa actitud no te lleva a parte alguna (a ninguna parte).</li><li>Lo atravesé de parte a parte.<br /></li></ul><p><br /></p><p></p><h2 style="text-align: left;">Ser partidiario de que</h2><p>Partidario, ya sea adjetivo o susntativo, si significa "que está a favor de una persona o una idea, o las apoya" va con preoposición. En este caso, ser partidario va junto a DE y la forma correcta de formar una frase es:</p><ul style="text-align: left;"><li>Soy partidario de que las clases sigan en pie.</li><li>Soy partidario de cambiar las cosas.</li></ul><p>En caso de que partidario fuera un adjetivo, si debemos prescindir del DE. En estos casos no acompaña al verbo "SER", si no va junto a ser, no puede añadirse la preposición, porque es como un verbo. "Ser partidario de".<br /></p><ul style="text-align: left;"><li>Se unió a los partidarios de la marcha presidencial.</li><li>Pidió al partidario que no sacara las pancartas. <br /></li></ul><br /></div><h2 style="text-align: left;"> Aun y áun: la diferencia definitiva</h2><p><b>Aún con acento:</b> se usa como
sinónimo de todavía. Son intercambiables, un buen truco es tratar de
usar todavía en vez de aún, para ver si encaja.</p><ul style="text-align: left;"><li><b>Sentido temporal:</b> aún quedan entradas.</li><li><b>Sinónimo de sin embargo o no obstante: </b>Comió a gusto y aún se quejó.</li><li><b>Para enfatizar: </b>hubo más gente aún que en la reunión anterior. En este caso podría ser sinónimo de ambos, pero como es tónico se acentúa y a veces va acompañado de más, peor. (Hubo aun más que en la edición anterior).<br /></li></ul><p><b>Aun sin acento:</b> es sinonimo de incluso o ni siquiera</p><ul style="text-align: left;"><li><b>Incluso: </b>Aun yendo en coche llegué tarde (incluso yendo en coche...).</li><li><b>Hasta: </b>No es tarde para empezar a aprender, aún a los setenta años. (Aun hasta los...).</li><li><b>Ni siquiera:</b> Ni aun así cambiará de opinión.</li><li><b>Conector aun así:</b> no tenía palabras, aun así tuve que responderle.<br /></li><li><b>Locución Aun cuando:</b> No te quiero aquí aun cuando has sido tan amable.<br /></li></ul><p><br /></p><p></p><h2 style="text-align: left;">Los imperativos</h2><p>Los imperativos siempre van con D.</p><ul style="text-align: left;"><li>Comed</li><li>Id</li><li>Participad</li></ul><p>Pero, ¿qué pasa si no van solos? Aun así, siempre iran con D y pueden ocurrir cosas como esta:</p><ul style="text-align: left;"><li><b>Idos </b>a otra parte.</li></ul><p>Esta forma es correcta, pues IROS es otra cosa, es la unión del verbo IR más el pronombre OS.<br /></p><p></p><p><br /></p>
<h2 style="text-align: left;">Correcciones rápidas<br /></h2>
<h4>Aposta</h4>
<li><b>Aposta: </b>correcto.</li><li><b>A posta:</b> incorrecto.</li>
<br />
<h4>Sobre todo</h4>
<li><b>Sobretodo: </b>prenda de vestir, larga y con mangas, que se lleva encima de las demás prendas. Sinónimo de abrigo.<br /></li><li><b>Sobre todo: </b>especialmente, principalmente. <br /></li>
<br />
<h4>Degollar</h4>
<li><b>Degolla: </b>incorrecto.</li><li><b>Degüella:</b> correcto. Un asesino degüella a su víctima.</li>
<br />
<h4>¿Inf(L/R)igir?</h4>
<li><b>Infrigir con R:</b> quebrantar una ley, un precepto o un acuerdo.</li><li><b>Infligir con L: </b>causar(se) un daño físico o moral o imponer(se) un castigo.<br /></li>
<br />
<h4>Resultar</h4>
<li><b>Resultar en algo:</b> no es adecuado para introducir consecuencias de una acción o situación.</li><li><b>Dar como resultado: </b>la forma adecuada. Otras formas que se pueden usar son dar lugar a, provocar, causar y conllevar.</li>
<br />
<h4>Acérrimo</h4>
<li><b>Acérrimo:</b> correcto. Fuerte, vigoroso, tenaz. Intransigente, fanático, extremado.<br /></li><li><b>Aférrimo:</b> no existe.</li>
<br />
<h4>Idiosincrasia</h4>
<li><b>Idiosincrasia:</b> correcto con la S. Rasgos distintivos de un invididuo o colectivo. Modo de ser que es característico de una persona o cosa y la diferencia de las demás.<br /></li><li><b>Idiosincracia: </b>no existe en castellano.</li>
<br />
<h4>Prevaricación</h4>
<li><b>Prevaricación con C:</b> correcto. Delito consciente de una autoridad que a sabiendas da una resolución injusta.</li><li><b>Prevalicación con L: </b>no existe.</li>
<br />
<h4>A gusto</h4>
<li><b>A gusto: </b>forma correcta, significa "a placer".<br /></li><li><b>Agusto:</b> no existe.</li>
<br />
<h4>Auscultar</h4>
<li><b>Auscultar:</b> forma correcta, cuando un médico nos examina.</li><li><b>Oscultar:</b> no existe amigues.</li>
<br />
<h4>Prever</h4>
<li><b>Prever:</b> correcto. Se conjuga igual que ver.<br /></li><li><b>Preveer:</b> incorrecto. La confusión es a causa del verbo PROVEER que si lleva dos E.</li>
<br />
<h4>Hacia delante</h4>
<li><b>Hacia delante: </b>correcto.</li><li><b>Hacia Adelante: </b>correcto también si se quiere enfatizar la idea de movimiento.</li>
<br />
<h4>Negarse en rotundo</h4>
<li><b>Negarse en redondo:</b> correcto, significa negarse claramente, categóricamente.</li><li><b>Negarse rotundamente: </b>correcto, un sinónimo de lo anterior.</li><li><b>Negarse en rotundo:</b> incorrecto, es una mezcla de las dos anteriores.</li>
<br />
<h4>¿Deprivación?</h4>
<li><b>Privación:</b> Correcto, pérdida de una cosa que se tenía o se debe tener.</li><li><b>Deprivación: </b>incorrecto, es un anglicismo de <i>deprivation</i>.</li>
<br />
<h4>Concordancia con HABER impersonal</h4>
<li><b>Ha de llover mil flores:</b> correcto con el HA impersonal en singular.</li><li><b>Han de llover mil flores: </b>correcto también en plural PORQUE concuerda con mil flores, que es plural también.<br /></li><p><br /></p>
<br />
<h3 style="text-align: left;">Bibliografía<br /></h3><p> https://es.quora.com/Se-dice-un-arma-o-una-arma</p><p>https://www.fundeu.es/consulta/arena-2411/ </p><p>https://www.fundeu.es/consulta/ha-de-lloverhan-de-llover-1637/</p><p></p><p></p><p>https://www.fundeu.es/consulta/hacia-delante-hacia-adelante/</p><p>https://www.fundeu.es/consulta/negarse-en-redondo-107/</p><p></p><p>https://www.fundeu.es/consulta/existencia-termino/</p>Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-65210588034211706372021-05-10T01:33:00.000-07:002021-05-10T01:33:27.432-07:00Tu Sim podría estar vivo y tú quemándole la casa<p><span style="color: #cc0000;"><b> </b></span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><b><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBNpyZZZZf3ww0g3gOnMWeIrLyYND4-XsK1-Aw4O9vIixx8QA_zBG3Iubchtw9Tqw-o6g9gg-4jK_XOwUKTOAuxmOYvGWVNUIwTbYAD0V8SV0pL44o5FDQYUkRhDvE8i8qnO1f2K5kNQzF/s1024/sims-estan-vivos.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBNpyZZZZf3ww0g3gOnMWeIrLyYND4-XsK1-Aw4O9vIixx8QA_zBG3Iubchtw9Tqw-o6g9gg-4jK_XOwUKTOAuxmOYvGWVNUIwTbYAD0V8SV0pL44o5FDQYUkRhDvE8i8qnO1f2K5kNQzF/w640-h320/sims-estan-vivos.png" width="640" /></a></b></div><b><br /></b><p></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #cc0000;"><b>Si fuéramos cerebros sumergidos en una cubeta, conectados a un
ordenador</b></span>, ¿lo sabríamos? ¿Seríamos capaces de descubrirlo? Es una
pregunta tan difícil, pensamos que no tiene respuesta, pero hasta el
videojuego mejor programado tiene fallas. ¿No? Si. Incluso los mejores
sistemas yerran.</p><p style="text-align: justify;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBdglAeMhI1qm0bgsPyqo2GUdZj_pRLOhX8oZAAu4AySd3Aiw-624KbziH0oHuvYtgvDjDbo3uuzHz46k236JjTYgA9CCBXj4jUut-Y7j4YCMo2uL1VGcrKcGOYit88cS-pQIYutp99jie/s234/220px-Brain_in_a_vat_%2528es%2529.svg.png" style="clear: left; float: left; margin-bottom: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="234" data-original-width="220" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgBdglAeMhI1qm0bgsPyqo2GUdZj_pRLOhX8oZAAu4AySd3Aiw-624KbziH0oHuvYtgvDjDbo3uuzHz46k236JjTYgA9CCBXj4jUut-Y7j4YCMo2uL1VGcrKcGOYit88cS-pQIYutp99jie/s0/220px-Brain_in_a_vat_%2528es%2529.svg.png" /></a></div><br />Imagina el caos, es impredecible. Nadie puede
saber qué ocurrirá mañana. Es imposible que conozcas el efecto que
tendrá que, en vez de salir a las siete y media en punto, salgas de tu
casa a las siete y veintinueve de la mañana. No se predice el futuro,
solo se intuye por una rendija matemática. Pero y si te digo... Que el
caos puede calcularse. Que podemos acompañarlo en su viaje hasta el
infinito. La ecuación del caos nos ayuda a comprender el universo
fractal, como de un simple cálculo puedo saber cómo evolucionará una
generación de conejos, qué número de conejos habrá el año que viene y
como continuará su estirpe, año por año, como un adivino de cartas. Si
podemos sacar la imagen de ese fractal, si puedo descifrar el caos, <b>¿es
el libre albedrío tan real como parece? ¿Existe siquiera libre albedrío?</b><br /><p></p><br /><p></p><blockquote>La constante de <b>Feibengaum </b>calcula el caos y la aparente aleatoriedad del universo, prediciendo los movimientos que parece que se mueven por casualidad.</blockquote><p></p><p style="text-align: justify;">La
Ciencia nos trata de convencer de la casualidad de nuestra respiración,
estamos aquí por suerte. El caos nos ofrece esa libertad, todo puede
ocurrir, nada está escrito, no se puede adivinar como actuarán los
tataranietos de los conejos. Y sin embargo se puede. <span style="color: #cc0000;">Cuanto más
descubrimos, más confundidos estamos. </span>La constante de Feibengaum calcula cuánto crecerá una población de conejos durante los años, los goteos que producirá un grifo un poquito abierto, . Las poblaciones de conejos no crecen hasta el infinito, sino que se estabilizan con los años y se puede calcular el crecimiento con una ecuación. Es algo complicado, pero esta población crece, la ecuación también, el gráfico que la representa nos da datos que nos indican que la población se estabiliza por ciclos. Cada dos años se estabiliza, luego cada cuatro, luego cada ocho. Y ahí aparece el caos,<b> pero lo curioso es que dentro del caos hay pequeños estadios de orden periódicos que el ojo humano no puede ver.</b></p><p style="text-align: justify;"></p><p style="text-align: justify;"> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMaxTKH3L0WQgpZ-IkOlxngdTqzv2Dd8MhkqgpRKuyqwsFVUPPD6uQ5lk_1IDnIbqfh30Wv6FAkzuIZksS7O4rcNLGPlBJImPIaOUbkcEy2-mZLFWVy2Vdj1hYCLICwxGQpzstvwxwrcg4/s1024/feibengaum.png" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="724" data-original-width="1024" height="226" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgMaxTKH3L0WQgpZ-IkOlxngdTqzv2Dd8MhkqgpRKuyqwsFVUPPD6uQ5lk_1IDnIbqfh30Wv6FAkzuIZksS7O4rcNLGPlBJImPIaOUbkcEy2-mZLFWVy2Vdj1hYCLICwxGQpzstvwxwrcg4/w320-h226/feibengaum.png" title="La constante de Feibengaum" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">La constante de Feibengaum</td></tr></tbody></table><br /><p></p><p style="text-align: justify;">Se dice que se consigue un comportamiento caótico cuando los números de la ecuación se vuelven disparatadamente altos. Imaginad un grifo del que gotea una gota de agua cada equis segundos. ¿Podemos calcular cada cuánto caerá una gota y por cuánto tiempo? Sí, con esta constante. Es un comportamiento caótico porque no cae de forma constante y predecible. Podemos pensar que las gotas caerán de una forma parecida, cada 5 o 4 segundos depende de cuánto abramos el grifo, y será así hasta que lo cierres. No cambiará. Pero no, las gotas caen de manera distinta, con periodos distintos. Por eso es caótico, porque de algo constante hemos pasado a algo impredecible. Parece que esas gotas caen de forma casual, una tarda un segundo, la siguiente 8. PUES con esta constante de Feibengaum podemos sacar cada cuánto caerá cada una de esas gotas. <b>¿No es impresionante la ciencia?</b></p><blockquote><p><a href="https://www.youtube.com/watch?v=EOvLhZPevm0" target="_blank"><b></b> Enlace a un vídeo que explica mejor esta constante y el caos</a><br /></p></blockquote><p> </p><p style="text-align: justify;">Pensad en un simulador.
Como <span style="color: #cc0000;"><b><i>Los Sims</i></b></span>. Hay libre albedrío, los sims pueden hacer lo que les
plazca sin que se lo mandes. Cada una de esas libertades está
programada, el caos también. Puede ocurrir algo aleatorio como que un
ladrón entre a robarle, que aparezca otro sim por la esquina del
vecindario, que empiece a llover. Y aunque para el sim es casualidad,
aunque ve esas opciones como infinitas, solo es demasiado pequeño para
ver el cuadro. La realidad es que su libertad está delimitada por los
programadores y que esa casualidad está dirigida por algo. La conciencia
de la máquina que hemos creado. Y aquí es cuando la cosa se complica.
Si nuestra realidad esta programada como un simple videojuego, ¿alguien
ha creado un ordenador gigante que nos juega? ¿Quién nos juega? Y lo que
nunca me quito de la cabeza, <b>¿mis sims sin reales? ¿Están vivos?</b></p><p style="text-align: justify;"><b></b></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicBxBgHositLxv36ixqIJxkySy0oTFJFjhaJGvgxJFG01AcVPpd7Snml4l3eFAFK9xLThcYT2ZjQvUPox5kq88vhXRaUJ8CV2LTeDlFchhTG32VZwbwqj7qlb2qlE36a4ltxgml5VLquC5/s638/6380642607_4edffe9e96_o.png" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="478" data-original-width="638" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEicBxBgHositLxv36ixqIJxkySy0oTFJFjhaJGvgxJFG01AcVPpd7Snml4l3eFAFK9xLThcYT2ZjQvUPox5kq88vhXRaUJ8CV2LTeDlFchhTG32VZwbwqj7qlb2qlE36a4ltxgml5VLquC5/s320/6380642607_4edffe9e96_o.png" width="320" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">El conjunto de Mandelbrot que da a lugar a los fractales, relacionado con la teoría del caos.<br /></td></tr></tbody></table><b><br /></b>Ellos podemos ser nosotros, pensando que el caos es real, que las cosas suceden de forma aleatoria y que no se pueden calcular. No, hay cosas que son pura casualidad, pero ¿no lo era el goteo del grifo? ¿Y la población de conejos? ¿No parecen cosas casuales, aleatorias en cierta medida, casi imposibles de medir? ¿NO se supone que deben tener un crecimiento constante hasta que algo se contraponga a ese crecimiento? Si el caos es algo medible, como en Los Sims es un caos programado, una aleatoriedad programada por un ente externo (nosotros), <b>¿podemos vivir en una simulación?</b><p></p><p style="text-align: justify;"></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #cc0000;"><b>Will Wright</b></span>, el famoso creador de la saga de Los Sims hablaba de cómo de poderosos han crecido los ordenadores y la tecnología, tanto que somos capaces de crear videojuegos que muestran empatía. Nos sentimos felices cuando el sim es feliz, tristes cuando les sucede una desgracia (la mayoría pues, algunos disfrutan con esto). Sims que creen estar vivos, pero como nosotros no somos capaces de saber que somos cerebros metidos en una cubeta, ellos tampoco son capaces de saber que son un videojuego para ordenador. Su realidad, por muy verosímil que les parezca, está programada por alguien y limitada por unas líneas de código. ¿Será nuestra realidad algo parecido?</p>
<blockquote>El creador de Los Sims creía que podríamos vivir en una simulación.</blockquote>
<p style="text-align: justify;">La teoría de<b> la simulación de los antepasados</b>, de Nick Bostrom, dice que una posthumanidad futura podría haber creado una simulación para ejecutar a antepasados humanos. Relacionado con la hipótesis Omphalos en teología, esta teoría señala que una civilización posthumana sería lo suficientemente superior tecnológicamente como para poder crear una simulación de vida real, de su vida ancestral. Películas como Mátrix, Inception, The Truman Show nos hablan de esto, ¿estamos controlados por alguien? Esta idea es tan vieja como el filósofo Platón, que creó la Caverna de Platón para explicar como vivimos en un mundo falso, irreal.<br /></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmuDtTpbYgRrbqEGI6fDOxXXYidNVMQQ54Zv5Vxbx6CWVWHeNjp8apclQo8DWdHockDtnvtVlUbjuhsGfzdEbMj8MUV9wPXU62YB_Mi68X8rKFPD1nbhzUMwbPd8vtBBTwN2j7F_Zh4xHx/s865/sdrfweqrgwehg.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="753" data-original-width="865" height="349" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgmuDtTpbYgRrbqEGI6fDOxXXYidNVMQQ54Zv5Vxbx6CWVWHeNjp8apclQo8DWdHockDtnvtVlUbjuhsGfzdEbMj8MUV9wPXU62YB_Mi68X8rKFPD1nbhzUMwbPd8vtBBTwN2j7F_Zh4xHx/w400-h349/sdrfweqrgwehg.jpg" width="400" /></a></div><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;">¿Lo que vemos son sombras de caverna? ¿Alguien superior nos observa como un gran hermano, como en el Show de Truman? ¿Nos esclavizan para alimentarse de nosotros como en Mátrix? El editor de la revista <i>Scientific American </i><b>Fouad Khan </b>dice que <span style="color: #cc0000;"><b>podríamos vivir en una simulación de ordenador que engaña a nuestros sentidos</b></span>. Khan basa su teoría en la de Bostrom, pero Kahn considera que si vivimos en una simulación algo debe ser la fuente de energía y, por lo tanto, lo único real en nuestra realidad. Esto sería la luz y la gravedad.</p><p style="text-align: justify;"></p>
<blockquote>Según Khan, la velocidad de la luz podría procesar información en segundos y tendría una extensión de 300.000 kilómetros de largo, donde almacenaría toda la información relativa a la simulación. «La velocidad de la luz es un artefacto de hardware que muestra que vivimos en un universo simulado», afirma. Esta teoría confirmaría que el espacio es para nuestro universo lo que los números son para la realidad simulada en cualquier ordenador, añade.</blockquote>
<a href="https://www.cambio16.com/nueva-teoria-confirma-vivimos-simulacion/" target="_blank">Extracto de cambio16.com</a><p style="text-align: justify;">La realidad la percibimos bajo nuestros sentidos, una proyección subjetiva de lo que nos permiten ver. Nuestra conciencia no formaría parte de la simulación, sino que sería de utilidad en algo para aquellos que han creado dicha simulación. Los supuestos espectadores de nuestra vida. Khan opina que gracias a la gravedad nos damos cuenta de que vivimos en una conspiración y que no tenemos otra cosa más que hacer que aceptar nuestro destino. El hecho de que nosotros podamos crear vida en simulación es un claro espejismo de nuestra situación.<br /></p><p style="text-align: justify;">Vivimos en una realidad solipsista, puede ser que todo lo que veamos solo lo experimentemos nosotros, que nada más que nuestra conciencia vague por este universo o que seamos un rayo de luz que vive unas vidas y luego se apaga. De esta manera, <b>no podemos saber a ciencia cierta si tu sim está vivo o no</b>. Puede ser que cuando le dejaste morir en la piscina, muriera de verdad algo que, de alguna forma, existía en la realidad, algo vivo, algo digno de respeto. Puede ser que solo sea un juego de ordenador, puede ser que esos sims te vean como nosotros miramos a Dios, juzgándolo y suplicándole por cesar nuestro castigo. Y si buscábamos un Dios bondadoso, ¿lo eres tú con ellos? ¿Somos nosotros un espejo de ese Dios cruel y sádico? Supongo que el tiempo dirá, si alguna vez lo descubrimos.<br /></p><p style="text-align: justify;"><b>¿Tú que crees? ¿Somos prisioneros de caverna y jamás podremos saberlo? <span style="color: #cc0000;">Pero, si jamás podemos saberlo, ¿por qué hablamos de estas teorías?</span></b><br /></p>Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-33532121697339770002021-04-26T07:43:00.001-07:002021-04-26T07:43:50.221-07:00El paraíso del silencio<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLAfY9DB2ywR-AugcPAzwQGt372_MCuPlCyUH1abOAvXKlBIsA566PgAgqUfNLMMunZNTG162SoX5LrCEHSgx9JqstHA0q6JCEYeEAxDb_NWIr0i9whMsgL1ihRwCg0x8csux8WUBYvfx_/s640/e9872f7ba2ada2c3db8cf01b78ca0e52.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="359" data-original-width="640" height="360" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjLAfY9DB2ywR-AugcPAzwQGt372_MCuPlCyUH1abOAvXKlBIsA566PgAgqUfNLMMunZNTG162SoX5LrCEHSgx9JqstHA0q6JCEYeEAxDb_NWIr0i9whMsgL1ihRwCg0x8csux8WUBYvfx_/w640-h360/e9872f7ba2ada2c3db8cf01b78ca0e52.png" width="640" /></a></div><br /><p></p><p><span style="font-size: large;">¿Sabéis por qué nos gusta tanto el sonido de la lluvia? Es tan relajante sentarse en la cama a escucharlo, ver cómo las calles se mojan y los coches atraviesan los charcos levantando las olas. Nos da una sensación de paz, de quietud, de que el presente importa y sólo nos preocupamos de mirar por la ventana. Y observar. Olvidar.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br />¿Por qué será que nos afecta tanto? Es porque cuando llueve, el mundo se para. Los planes se cancelan, si se inunda la ciudad no vas al colegio, las clases extraescolares pueden abandonarse para otro día, no sales de casa y cada una de esas obligaciones que en tu subconsciente te asestaban se esfuman. Ya no eres deber a hacer algo, eres libre. La gente deja su vida ajetreada por unas horas para contemplar solo la lluvia. Es el impasse del colgado, y nos encanta.</span></p><p><span style="font-size: large;"><br />Ya no debes ocuparte de la vida adulta, puedes volver a ser un niño jugando en su habitación. Y es ese alivio de la vida adulta lo que te gusta. El tiempo se para y nosotros podemos esperar sin hacer nada. Y es que nos exigen siempre tanto, corre que la vida pasa deprisa. Busca empleo fijo, piso, casate, ten hijos, vive inquieto, sin pausa. ¿No se va todo volando?</span></p><p><span style="font-size: large;"><br />¿Y si quiero esperar? Vivir tranquilo, caminar, sentarme en cada banco, degustar los ciclos de la vida. Son como viejos amigos, no volveré a verlos. Quizá corremos demasiado buscando la muerte, el fin definitivo de nuestro sufrimiento, pero para eso... ¿No sería mejor vivir paso a paso sin preocuparse por el tiempo?<br /><br />Por eso, el colgado lleva una aureola. La gente le ve boca abajo y piensa que agoniza como un crucificado. Pero no, él es voluntario y disfruta de su pausa. Allí es feliz, es santo, aprende la verdadera esencia de las cosas. Días de lluvia, Odas al colgado desesperado por una soga. Ya que no podemos parar el mundo, veamos caer las gotas en la ventana. </span><br /></p>Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-65573512791763035292021-03-29T01:50:00.001-07:002021-03-29T01:50:33.382-07:00Las transformaciones en el Tarot<div><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOsTRKBt2PRIEkEksRvk6o4EMIvwOVmyGtH4BpZ_ot6RWcc76d6JgvNiGiXMm0SeIXxlSZ1s6mJ3X6CBstjg8sqPbWrQVX44fy0JzEzimui41PoVm61Z8HoB2dINxNDj7f_Icu7R7FdRic/s1280/tumblr_ld45o2BMnQ1qav44wo1_1280.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="874" data-original-width="1280" height="436" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiOsTRKBt2PRIEkEksRvk6o4EMIvwOVmyGtH4BpZ_ot6RWcc76d6JgvNiGiXMm0SeIXxlSZ1s6mJ3X6CBstjg8sqPbWrQVX44fy0JzEzimui41PoVm61Z8HoB2dINxNDj7f_Icu7R7FdRic/w640-h436/tumblr_ld45o2BMnQ1qav44wo1_1280.jpg" width="640" /></a></div><br /><br /><h2 style="text-align: left;">El Colgado</h2><p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhquIM7ovV7agmWT8_uSZdm0r9D1zihgL9bU0uNTUtlNO59uaa4BXivI3GT14OU3ltgzYoPIgKNXBzkkYjHOB0-Hobq1iY1Ztns_ogfViiWVuPQ2fI_U2mW9_y9Q6D7H86omP73GOrAXXOF/s1500/81W47L3YthL._AC_SL1500_.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1500" data-original-width="970" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhquIM7ovV7agmWT8_uSZdm0r9D1zihgL9bU0uNTUtlNO59uaa4BXivI3GT14OU3ltgzYoPIgKNXBzkkYjHOB0-Hobq1iY1Ztns_ogfViiWVuPQ2fI_U2mW9_y9Q6D7H86omP73GOrAXXOF/w414-h640/81W47L3YthL._AC_SL1500_.jpg" width="414" /></a></div><br /><p></p><p style="text-align: justify;"><b>El Colgado es aquel que teme al cambio, tanto que se sacrifica a sí mismo</b> como a una cabra que sirve de ofrenda, pero en vez de ver sufrimiento en ese degollamiento que se obliga a sí mismo, <b>ve la paciencia espiritual de un mesías iluminado, engrandeciéndose en su sacrificio autoimpuesto como si fueran externas circunstancias las que le obligan</b> a evadirse, rechazar, quedarse quieto. Cuando en realidad es su dependencia a esas creencias, ya sean supersticiones o no, lo que le impide moverse por puro miedo o prejuicio.</p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #cc0000;"><b>Dependes de tus creencias. </b></span>Cuida de que tus creencias no sean supersticiones o desesperanzadoras. Es importante tener FE en lo que se cree, sino esa creencia te domina de la manera más tóxica. Porque la ves no como una ayuda, sino como un espectro enemigo (Fabricado, realmente, por ti y tu inconsciente).</p><p style="text-align: justify;">La posición del Colgado era común en magos como Merlín, se colgaban para tener una experiencia espiritual, pues así tenía la vista del cielo (invertida, arriba) y no la de la tierra (al derecho, abajo), esperaban comprender las cosas mundanas desde una perspectiva celestial, desde fuera, de una manera objetiva y casi divina. <b>¿No os preguntáis cómo se ve desde fuera este caos humano en el planeta tierra? </b>Vemos a los perros temer a las puertas o ladrar al vacío, temer la aspiradora, ¿no es absurdo temer por cosas así? ¿No se comportan de forma graciosa para nosotros, que vemos que no tienen sentido aquellas cosas? Pues así deben vernos los "dioses" o quién sea que esté arriba, al otro lado, viendo como ladramos a un espacio vacío temiendo a nuestras bestias interiores. Por ello, con esta posición, podían adoptar esa visión celestial, una visión "por encima de la realidad".</p><p style="text-align: justify;">El Colgado está con los brazos atados a su espalda y su pierna izquierda crea una cruz invertida. Este es el<span style="color: #cc0000;"><b> símbolo alquímico de sulfuro</b></span>. Está relacionado con el fuego, pero también con el infierno. Representa el sacrificio doloroso, casi como la crucifixión de Jesucristo, el pasar por un infierno para ir al cielo (Dante), lo que se sufre en esa posición colgada, de impasse o parálisis completa, en la que debes pensar y enfrentarte a tus miedos.</p><h3 style="text-align: justify;">Pongamos un ejemplo: ¿Cuándo podría sucedernos el colgado?</h3><p style="text-align: justify;">Imagina que quieres irte de casa, independizarte, lo estás deseando porque además no aguantas a tus padres. Te agobian, no te dejan la libertad que desearías. Pero cuando buscas piso, no ves una mierda que valga. Los pisos te parecen todos feos, o son demasiado caros, o el que te gusta al final lo alquila otra persona. Ese otro piso está muy lejos, ese otro no tiene un metro cerca. Todo son pegas. Además, tampoco tienes un trabajo muy fijo, no tienes seguridad económica. Cuando encuentras trabajo estable, cuando tienes un piso que te agrada, algo no encaja. "Tengo que quedarme en casa para cuidar de mis padres, no les puedo dejar solos, se hundirían sin mí". Y esa es la excusa del colgado. <b>Se pone una corona de mártir pensando que se sacrifica porque SUS PADRES le obligan, cuando realmente es él mismo por miedo a independizarse, a estar solo, a enfrentarse al mundo sin nadie protegiendo su espalda.</b></p><p style="text-align: justify;"><br /></p><p style="text-align: justify;">Por eso, realmente estar en esa posición duele. No solo por el sacrificio que te impones inconscientemente (y del cual culpas a los demás) y no deseas. Como es en este caso, cuidar de tus padres. El dolor viene por ese infierno al que te tienes que enfrentar, que está dentro de ti, y es el miedo. <span style="color: #cc0000;"><b>Debes encontrar el coraje de cortar la cuerda que te mantiene colgado.</b></span></p><p style="text-align: justify;">Es en cierto modo el paso por la <b>Rueda de la Fortuna</b>. Cuando te ves abajo, estás a punto de morir, pero no sabes que luego vas a reencarnarte (metafóricamente hablando) en una persona nueva, un ciclo nuevo vendrá a tu vida, mejor. Pero tienes miedo a los cambios, miedo a soñar y por eso prefieres quedarte quieto en tu tragedia aunque sea lo peor. Porque al menos es algo estable, aunque negativo. Eso es lo que hace el colgado, no sabe que ese cambio doloroso lo llevará a estar encima de la rueda de la fortuna, con éxito y felicidad. Pero claro, los cambios duelen. Porque no es simplemente que esas transformaciones se lleven lo malo y te traigan lo bueno.</p><p style="text-align: justify;"> </p><p style="text-align: justify;">LAS TRANSFORMACIONES ARRANCAN DE TU PIEL ESCUDOS, COSAS QUE TE PROTEGEN, CREENCIAS QUE TE HACEN SENTIRTE SEGURO, pero que en el fondo son nocivas y no te dejan progresar. Es como quedarse desnudo frente a una horda de enemigos. Te sientes incómodo, desprotegido, ahí está el dolor y el miedo a los cambios. Debes pasar por ese proceso, no es algo lindo ni satisfactorio. Porque destruyes una parte de ti que realmente amas y crees que es positiva.</p><p style="text-align: justify;">Y esto es lo que debe hacer el colgado, meditar, enfrentarse a su miedo, arrancar de sí mismo esa creencia del no puedo. Realmente debe mirarse al espejo y darse cuenta, no soy independiente no porq<span>ue no pueda, sino porque no quiero. Y con ese descubrimiento se dará cuenta de que él es su enemigo, y será libre. Y si alguien piensa que este descubrimiento le llena de alegría, no. Es que todavía tú no te has mirado al espejo a descubrirte. <b>Porque es como ver el reflejo de un monstruo en ese espejo y reconocerte.</b></span></p><p style="text-align: justify;"><span> </span></p><p style="text-align: justify;"><span>Realmente, no es malo depender de lo que crees, pero debes tener claro en qué crees y si esas creencias te apoyan, si son beneficiosas. No es bueno creer que las mujeres solo sirven para estar en la cocina, menos si tú misma eres mujer. Este es un ejemplo extremo, pero se comprende lo que quiero decir.</span></p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #cc0000;"><b><span>Debes aprender a no martirizarte por los demás, a no sacrificarte por el resto. Haz lo que deseas y para ello encuentra tu coraje. Sal de esas conductas abusivas. No tienes por qué parar tu vida por los demás. Porque hay gente que disfruta siendo un mártir.</span></b></span></p><p style="text-align: justify;"><span>¿Qué es lo que te impide dar el paso a independizarte? (Si seguimos con el ejemplo). <b>¿De dónde surge ese miedo? </b>Puede que tus padres te hayan sobreprotegido o que hayas aprendido de ellos que no trabajar 24/7 no te dará la estabilidad necesaria o que sin pareja no puedes o que sin tus padres no eres nadie (<i>¿Qué harías sin nosotros?</i>). Por eso, el colgado debe revisar sus creencias. Es necesario que sean tuyas, fabricadas por ti y tus experiencias, no por los prejuicios de los demás. Aunque sean tus padres.</span></p><p><span><br /></span></p><h2 style="text-align: left;"><span>La Muerte (El Arcano número 13)</span></h2><p><span> </span></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><span><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSuc6SedWDasYQORofv2Z8PwHSuRNuWmdUPbslYlZjcdxFPlJMN5OAj3hIqUSQZ0QIu2IYUw38QPoIQoY_rjFiSTeF-J9WQR2QK8wqyn4Yuc0cxXkD0PTitjsSbqxPpj-Ul2lvkVEqkRXP/s1500/81zLABde5jL._AC_SL1500_.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1500" data-original-width="970" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgSuc6SedWDasYQORofv2Z8PwHSuRNuWmdUPbslYlZjcdxFPlJMN5OAj3hIqUSQZ0QIu2IYUw38QPoIQoY_rjFiSTeF-J9WQR2QK8wqyn4Yuc0cxXkD0PTitjsSbqxPpj-Ul2lvkVEqkRXP/w414-h640/81zLABde5jL._AC_SL1500_.jpg" width="414" /></a></span></div><span><br /></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span><b>La necesidad de recuperar la agresión positiva para lanzarse a un cambio desgarrador, ya sea perder algo bueno o algo malo por el camino. </b>La muerte representa el morir y renacer en vida, dejar atrás un paradigma, que es el conjunto de creencias que nos definen como persona, para aceptar uno nuevo. Y el caso es que este cambio no es superficial, es destruir una identidad y edificar otra. Por eso es la muerte, es dejar atrás el yo que teníamos y aceptar un nuevo yo que no será capaz de reconocer al anterior sino recordarlo como una pesadilla.</span></p><p style="text-align: justify;"><span></span></p><blockquote><span>Es la muerte de uno mismo.</span></blockquote><p></p><p style="text-align: justify;"><span>Incluso la muerte trae la cosecha, porque su hoz representa aquello. El fin del invierno, empezar la cosecha cortando el maíz, las hierbas. Y aunque así mueren, su cometido en vida ya se ha cumplido, darnos alimento. Ahora pasarán a otro estado de la materia, entrarán en nuestro organismo y se convertirán en energía. Porque ese maíz, esos alimentos, no mueren, solo se transforman en algo diferente constantemente.</span></p><p style="text-align: justify;"><span></span></p><p style="text-align: justify;"><span>En la imagen vemos 4 formas de enfrentarse a la muerte:</span></p><ol style="text-align: justify;"><li><span><b>El rey caído:</b> ha luchado con todas sus fuerzas contra la muerte, pero evidentemente ha perdido. Quería aferrarse a sus posesiones y poder, no pudo hacer nada para evitarlo. La muerte pasa por encima de nosotros rápida, como un huracán, y se lleva todo de nosotros. Este rey murió sufriendo, torturado por la idea de perder todo por lo que tanto luchó en vida. Y sufre porque se identifica con la materia y no consigo mismo.<br /></span></li><li><span><b>La mujer que se aferra a la vida:</b> la mujer se cae de rodillas, teme a la muerte, no la recibe con dignidad. No es capaz de mirarla porque todavía quiere vivir, se define con las experiencias y sentimientos que vivió en esa vida y no es capaz de abandonarlos. Aunque no lucha como el rey, se resiste a pasar al otro lado y aceptar una nueva forma de existir. Está demasiado anclada a su pasado y a quién fue.<br /></span></li><li><span><b>La niña inocente que la acepta:</b> la niña no sabe qué está pasando, solo ve a un caballero negro y se pone a rezarlo, lo recibe como alguien importante. Posiblemente la niña piense que es un juego, no se percata de que el que está subido a ese caballo blanco es la muerte, pero ahí está lo bueno de su pureza. No sabe quién es, pero la ve como a un amigo, como a alguien digno de saludar. Y por ello, por su ignorancia, no le teme. Y no sufre en su "muerte". Normalmente en el tarot es la inocencia de los niños la que les acerca a esa espiritualidad sin saber qué significa, es como si fueran capaces de detectar que algo hay ahí, aunque no sepan que es, y conocen su verdadera esencia sin llegar al miedo. Porque todavía no han sido invadido por los prejuicios y los miedos de la vida adulta y de la cultura que les rodea.<br /></span></li><li><span><b>El sacerdote que se arrodilla frente a ella: </b>es el único que de verdad sabe qué está pasando y comprende la verdad de la situación. Recibe a la muerte como a un Dios y le da las gracias. El sacerdote, jefe espiritual en la tierra, sabe que el fin de la guerra, del dolor, del hambre, ha llegado. Y que no volverá a sufrir nunca más, que ha llegado la salvación que le llevará a una nueva vida. Y por ello, el sacerdote no se arrodilla, le recibe como un igual. Porque ambos son dignos.<br /></span></li></ol><p style="text-align: justify;"><span> </span></p><p style="text-align: justify;"><span>La muerte te pregunta, <b>¿qué es lo que ya no encaja contigo? ¿De verdad crees que esta vida que llevas te representa?</b></span></p><blockquote><span> La muerte es un cambio inevitable, que sucederá aunque lo evites. Es como un duelo, sufrirás, lo llorarás, pero lo pasarás y cuando todo esto acabe te sentirás renovado. Porque crear una nueva identidad cuesta, lleva años, enfrentarse a tus demonios duele, pero finalmente tiene su recompensa. <span style="color: #cc0000;"><b>La seguridad de saber quién eres. Que eres buena persona.</b></span></span></blockquote><span><span style="color: #cc0000;"><b></b></span></span><p></p><p style="text-align: justify;"><span>Al igual que la muerte trae la cosecha y nos da el alimento del maíz, <b>nosotros somos la cosecha también.</b> Y cuando nos sesga con su hoz, morimos, pero pasamos a otra forma de existencia. Renacemos. De forma metafórica, claro. La tarea de ese caballero, la muerte, no es destruir todo a su paso, es traer la cosecha.</span></p><p style="text-align: justify;"><span><span style="color: #cc0000;"><b>Debemos abandonar el ego, dejar las posesiones materiales y darnos cuenta que la riqueza está en nuestra alma, en nuestro interior,</b></span> y aquello que nos exige el ego no es lo que de verdad queremos. Es lo que ansía para seguir atándose a la existencia material y ocultar sus penas interiores. Cubrimos la inseguridad con fama, con coches, con ropa cara, cubrimos el dolor con vicios. El ego no es un amigo, te aleja de tu verdadera esencia y de tu camino a la felicidad en el autoentendimiento.</span></p><p><span> </span> <br /></p><h2 style="text-align: left;">La Torre</h2><p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSWIwlXfNYWikbVy7_NlpQWpzzgIh_KHjWx-h9in_hZro1r4MX2KEsLuOw_tU4BAd7r7eRZyts7i-1gOoCdHBHB_9u63ftiHxgvd-ay6aCSrMNsA31_nHrKaEA3qOMbfUOP5ts-WFewaOT/s1976/ff88f9f681fce02c5547e39fda5cee0f.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1976" data-original-width="1200" height="640" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiSWIwlXfNYWikbVy7_NlpQWpzzgIh_KHjWx-h9in_hZro1r4MX2KEsLuOw_tU4BAd7r7eRZyts7i-1gOoCdHBHB_9u63ftiHxgvd-ay6aCSrMNsA31_nHrKaEA3qOMbfUOP5ts-WFewaOT/w389-h640/ff88f9f681fce02c5547e39fda5cee0f.jpg" width="389" /></a></div><br /></div><div style="text-align: justify;">Esta carta va en contra de los delirios de grandeza y la falta de constancia. Nos invita violentamente a deshacernos de nuestra torre protectora en el momento justo en el que vemos la luz (el fuego que sale de la cabeza de la torre, o casi de la nuestra).</div><p style="text-align: justify;"></p><p style="text-align: justify;">Esta es la <b>torre de Babel</b>, que representa la megalomanía humana. A causa de la egolatría humana, la soberbia, Dios destruyó la torre y con ella trajo la confusión de los lenguajes. Cuando la torre se destruye, dejas de comprender el mundo que te rodea y, lo que es peor, a ti mismo. Pero, ¿por qué? Hasta ahora hemos hablado de esos escudos, esas creencias que nos protegen del mundo exterior e interior. Son engaños, ilusiones, espejismos, no son reales pero nos convencemos de que lo son porque así nos es más cómodo. Vivimos en un engaño y somos felices. Quizá es un matrimonio roto, tu pareja te es infiel pero intentas convencerte de que no es así. Pero el peor de los engaños es sobre uno mismo, el creerse con soberbia que se es superior, mejor que todos los demás, seguro de sí mismo, con temple irrompible, creerse que uno se conoce y cuando la torre estalla en llamas, descubrir que no se sabe nada de uno mismo. Y que todo lo que creíamos verdad eran mentiras. Y así, la imagen de uno mismo es la que se destruye con esos espejismos que eran trucos de magia para evitar que mirásemos directamente al problema: nosotros.</p><p style="text-align: justify;">Cuando sucede esto, llega la confusión. Tu percepción del mundo cambia inconscientemente, incluso si no quieres. Es inevitable. Y con ello, dejas de comprender a los demás, no te expresas correctamente con el resto porque tampoco te comprendes a ti mismo. Es como volver a conocerte y conocer al resto en una mutua simbiosis. Imagina que estás en una relación y crees que es perfecta, estáis muy enamorados y todo va genial. De repente, un día, te das cuenta de que esa persona no solo te es infiel, sino que te odia. La torre es el espejismo de esa relación perfecta. Va cayendo a pedazos tus ilusiones y esperanzas, hasta dejar al desnudo la realidad: esa persona te odia, le caes mal y ella a ti puede que también. La relación nunca fue perfecta, ni siquiera iba bien. Pero te engañabas.</p><p style="text-align: justify;"><b>En ese punto dejas de confiar en tu percepción. Porque claramente está rota</b>. Y entras en una espiral de caos que debes desenmarañar. Empiezas por ti mismo, por tu pareja (el exterior), tratas de reunir los trozos que queden, las ruinas. Pero valdría la pena construirlo todo de nuevo. Tu mundo se viene abajo, porque en esa relación tenías puesta toda tu vida. Te daba estabilidad económica, tenéis un piso compartido, un animal de compañía, cosas compradas conjuntamente, sus amigos son tus amigos. ¿Qué sucederá ahora? Que todo cambiará, no solo lo de fuera, sino también lo de dentro. Tu forma de sentir, actuar, conocer, descubrir, expresarte.</p><p style="text-align: justify;">Las personas que caen, piensas que se precipitan al vacío, a un suelo lleno de rocas, <b>pero puede que estén volando y que, por primera vez, encuentren sus alas.</b> Porque tras la caída del ser, nos encontramos en nuestra verdad. La torre nos insta a que pensemos en el todo, no solo en nuestras percepciones o egoísmos, sino que ampliemos el campo de visión para deshacernos de esos prejuicios y creencias que nos anclan a una existencia mezquina e insatisfactoria. Que confiemos en el resto de seres vivientes para dejar de tener miedo al ser y al actuar. Porque la torre quiere que actúes, quiere que te muevas de esas paredes protectoras que te has construido y te muestres desnudo bajo la luna. Que no le temas a ser tú mismo y actuar bajo lo que consideras correcto.</p><p style="text-align: justify;">No debemos ser arrogantes, cuando nos señalan que nuestra torre no es tan grande como parece, que no deberíamos ser prisioneros de ella, nos sentimos amenazados, criticados. ¿Es envidia? La Torre es la arrogancia del que cree que, por estar más alto, es que está más avanzado espiritualmente, que sabe más que el resto, pero solo es un intento de evolución espiritual que, simplemente, no se consigue de esa manera, ocultando nuestro verdadero yo y mostrando una cara fabricada, falsa o con paredes (como las de la Torre).</p><p style="text-align: justify;">El <b>fuego</b>, aunque queme, nos purificará de esas creencias tóxicas, de esa arrogancia que nos tiene como Dioses cuando no somos ni infantes aprendiendo a caminar, nos dejará caer de la torre como el Rey que murió luchando contra la muerte, para que aprendamos en la siguiente vida lo que es importante de verdad. Hemos de aprender a ver nuestra valía y nuestras debilidades, nuestra parte oscura y nuestra luz, y no esconder nada al resto ni escondernos nada a nosotros mismos. Pues eso autoengaño. Con el dolor del fuego, de la caída, veremos la luz y tras la confusión, entenderemos. Imagina que pierdes a tu pareja tras descubrir que esa relación no es perfecta, lo ves como una tragedia. Te quedas sin amigos, sin casa, sin trabajo, sin dinero. No te queda nada, pero ¿realmente eras feliz allí? Después de esa ruptura, encuentras a alguien que te valora, que te aporta, que te ayuda a crecer como persona. Y ahí lo ves, ves la imagen completa. La vida quería hacerte sufrir esa ruptura porque te esperaba algo mejor, algo más acorde a quién eres en realidad. <b>Y era necesario romper la torre para construir otra cosa</b>.</p><p style="text-align: justify;">La corona que cae es la nuestra, la que nos ponemos en la cabeza como si fuéramos dioses en la tierra. Cae nuestra soberbia al darnos cuenta de que somos débiles y nos abrimos al desnudar de nuestra alma, nos sinceramos con nosotros mismos y nos vemos tal y como somos, ya seamos monstruos o ángeles. Dejamos de controlarlo todo en nuestra vida, nos dejamos ser, nos damos cuenta de que la importancia no está únicamente en ti. Lo importante es el nosotros, el conjunto, la unicidad con el resto de personas.</p><p style="text-align: justify;">Algunos expertos dicen que la Torre es como una pequeña muerte o "orgasmo". Caminamos poco a poco hasta el cénit de la experiencia orgásmica hasta que caemos y nos vemos en las ruinas de la torre. Se nos ha negado el mantener ese orgasmo, que en el fondo era una autosatisfacción ilusoria. <b>Porque la torre nos prefiere verdaderos y sinceros.</b><br /></p><p> <br /></p><h2 style="text-align: left;">El Juicio</h2><p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFiH4UvsA9q6BfvpWBRbEa7SceHJDf0D_UaBn3yKQBkIituBA_cp1i4xgCwPrJOUwKChtDQOvCT9uYVe25349iPa_1HA9I5DH2s-fCLKB26zSs7uVDrQ8FibjfS7Wsw3d7L_hIbcWi2w1-/s500/5fc4d6878e9ee63378da6c65db537af5.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="277" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgFiH4UvsA9q6BfvpWBRbEa7SceHJDf0D_UaBn3yKQBkIituBA_cp1i4xgCwPrJOUwKChtDQOvCT9uYVe25349iPa_1HA9I5DH2s-fCLKB26zSs7uVDrQ8FibjfS7Wsw3d7L_hIbcWi2w1-/s16000/5fc4d6878e9ee63378da6c65db537af5.jpg" /></a></div> <p></p><p style="text-align: justify;"><b>Levántate y saca toda la energía que has estado guardando, este es el despertar del alma.</b> Ya no temes a las cajas negras del Diablo, en las que te escondías, o en los ataúdes del cuatro de Espadas. Ahora eres libre, ves esa pequeña caja negra como lo que es, algo que no te representa y que no te dejaba estirar tus piernas para ser de verdad. <b>El cambio es refrescante, es tu destino, y lo aceptas como una salvación milagrosa.</b></p><p style="text-align: justify;">El Juicio es una <b>invocación del universo</b>, este te llama para que te despiertes de esa tumba y salgas, porque tu destino es ser libre y tener alas, volar, renacer de entre los muertos. Tienes la oportunidad de dejar atrás el pasado con todo lo malo y ser feliz. En esta carta hay mucho simbolismo bíblico. En el juicio final las almas muertas se levantan de sus tumbas y el ángel con su trompeta da comienzo al juicio, en el que Dios decide que almas vuelven al paraíso y cuales se quedan en la tierra. En la imagen, tú eres de las almas que despiertan y van a los cielos. Simboliza la renovación y dejar de repetir viejos hábitos, viejos patrones. Dejar atrás el "pecado" o el error del ego.</p><p style="text-align: justify;">Es importante en esta carta el descubrimiento, siempre he entendido el Juicio como un cambio que viene de fuera pero que te toca por dentro, un milagro, algo que transmuta la realidad a lo que debería ser. Es importante hablar con nosotros mismos, confesarnos, perdonar nuestros errores, perdonar a ese yo infantil que nos persigue, dejar atrás a las personas que odiamos y enviarles amor. Vibrar en amor es la única salida para esa tumba o caja negra que te consume.</p><p style="text-align: justify;">Tomaste decisiones en el pasado, pudieron ser buenas o malas, ahora tienes la oportunidad de decidir de nuevo y comenzar otro camino. No permitas que ese pasado te defina, defínete tú mismo ahora. Los errores no nos marcan como cicatrices, no son manchas malditas, son experiencias que nos han ayudado a virar nuestro camino, a elegir bien dónde caminar y nos han llevado hasta esta iluminación espiritual. Sin el error, no hay meta.</p><p style="text-align: justify;">Y es que todos tenemos partes de nosotros que odiamos. En psicoanálisis está el ego, el superego y el id, por ejemplo, el yo neutral, el ángel y el demonio. Debemos enfrentarnos a esas partes de nosotros que no nos gustan, que evitamos mirar, para de verdad fusionar esa maldad con nuestra bondad y ser un equilibrio. Si odiamos una parte nuestra, nos estamos rechazando en cierta parte, porque ese yo que odias quiere algo, necesita algo, ¿el qué? Si no le escuchas, le entiendes, te odiarás siempre y proyectarás ese odio hacia el resto, culpando a inocentes de tus errores. Es con la comprensión como encontramos la salida a este odio. Todos cometemos errores y eso nos hace humanos. El juicio, con esas seis personas desnudas y con los brazos en alto, se sinceran consigo mismos y así se liberan de los ataúdes, se reconcilian consigo mismos.</p><p style="text-align: justify;"><span style="color: #cc0000;"><b>Atrás en el hielo se congelan nuestros temas pendientes, podemos volar. En el cielo, el ángel nos llama para ir al paraíso. Este cambio fue nuestro camino desde el principio y sufrir en ese ataúd mereció la pena. Ahora lo comprendes todo. Y así, viene la paz. </b></span><br /></p>Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-86702086336593214322020-12-28T06:20:00.002-08:002020-12-28T06:20:57.013-08:0028 de Diciembre<p> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgv62ySQSET5uDTrDcDWTuYoyCNBc750aVL7x2A2qv45AiEBuEojUvPNeV-wyblotass-82AdjjNaVAouHOpnWtFBkRvld5gALvHHhNVYFQ5jbuHAeS1l8SWA8JtKeTzQT3cZAMg4y5E4R7/s1080/tumblr_oviv72nr421r8opabo1_1280.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1080" data-original-width="1080" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgv62ySQSET5uDTrDcDWTuYoyCNBc750aVL7x2A2qv45AiEBuEojUvPNeV-wyblotass-82AdjjNaVAouHOpnWtFBkRvld5gALvHHhNVYFQ5jbuHAeS1l8SWA8JtKeTzQT3cZAMg4y5E4R7/s320/tumblr_oviv72nr421r8opabo1_1280.jpg" /></a></div><br /><p></p><p>En los años de niñez, donde nada llega a preocupar, cuando todavía
estabas junto a mí.</p><p>Las tardes de paz y noches
llenas de luz, no hay sombra que no puedas apagar.</p><p>Yo que no supe aprovechar, y tantos verbos que restar, el dolor drena sin cesar.<br /></p><p>Y el tiempo ha de pasar y de ti necesitar.</p><p>Nunca más poder, nunca más sentir, nunca más llorar.</p><p><br /></p><p>¿No oyes mi voz? Te estoy llamando desde el mar<br /></p><p>El pasado no me puede tocar.<br /></p><p>Espero el
día de partir, para coger tu mano otra vez, el día que ya no me
necesiten más aquí.</p><p><br />
<br />
Cuando tu año se acabó, se volvió todo oscuridad, y la soledad me vence hoy.</p><p>No creo en la paz, la tristeza es mi amiga fiel
en un mundo que tiene tanto que ofrecer.</p><p>Y si la vida no me avanza más,
¿qué haré yo aquí sin andar? Pero siempre pienso en ti.</p><p>Si alguna vez dejo de correr, si hay luz por descubrir, mis ojos esta noche llorarán
por ti.</p><p> </p><p>¿No oyes mi voz en el viento del ayer? </p><p>Yo tampoco te oigo a ti.</p><p>Y aunque espero un nuevo día con tu mano en la mía, seguiré lo que está escrito que debo hacer.</p><p> </p><p>¿No oyes mi voz? ¡No te preocupes, estoy
bien!</p><p>No hace falta que me busques más.</p>Y si llego a pensar
que me caigo y no puedo más, por ti, mi vida, resistiré.Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-27372282672818836802020-12-07T00:33:00.001-08:002020-12-07T00:33:29.153-08:00#Booktag Arcoiris - Relato<p>Hoy os traigo un #Booktag que convertido en un #WriteTag o reto de escritura. El tema es coger un libro de cada color (rojo, negro, verde, púrpura, azul, naranja, blanco, amarillo y rosa), ir a la página cuarenta de cada libro y leer la línea número 10. La primera frase de esa línea será añadida en el Booktag y también tendrás que usarla en orden para un relato o microrrelato.</p><h4 style="text-align: left;">¿Os parece buena idea?<br /></h4><p>Mi #Booktag<br /></p><ul style="text-align: left;"><li>Flores en el ático - Rojo</li><li>Kafka en la orilla - Negro</li><li>100 años de soledad - Verde</li><li>El Color Púrpura - Purpura</li><li>El Pájaro que da cuerda al mundo - Azul</li><li>Lolita - Naranja</li><li>La rebelión de Lucifer - Blanco</li><li>Papillon - Amarillo</li><li>Poemas de Amor - Rosa</li></ul><p></p><h1 style="text-align: left;">Relato: Mi casa es fea<br /></h1><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg85Way0evUdryQUvpcIeOOt7f4OSyWngEoGxj5yIC7mqqq0niud3UQhuopXteeTbQabXadxUxSH1AmoUk9ThciqmIjXo0GDyKMVBCEN-dCjn4ACoHXq_g3Va1nz8EK5CXGsIp7-mOUpFtI/s1024/relato-micasaesfea.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg85Way0evUdryQUvpcIeOOt7f4OSyWngEoGxj5yIC7mqqq0niud3UQhuopXteeTbQabXadxUxSH1AmoUk9ThciqmIjXo0GDyKMVBCEN-dCjn4ACoHXq_g3Va1nz8EK5CXGsIp7-mOUpFtI/w640-h320/relato-micasaesfea.png" width="640" /></a></div><br /><p><br /><span style="color: #990000;"><b>No
podía dejarla, era mi muñeca más querida, la que me regaló papá.</b></span> La
agarré como un saco de patatas del coche, nuestro nuevo hogar nos
esperaba. <br /><br /><b>Muy pesada para su tamaño</b> me superaba en altura por
dos cabezas. A mi padre le daban grima aquellos ojos brillantes fijos,
enormes y que te seguían. Yo no podía vivir sin ella. Mi padre me gritó
para que me apresurara, podía perderme de camino a la entrada de la
casa. La mansión era enorme, el camino hasta el porche serpentreaba y
unos jardines se separaban a los lados en un pequeño bosque de abetos y a
la derecha un laberinto de rosales.<br /><br />La antigua casa del
ilusionista cirquense Lopolupu era un terreno que nadie quería. En la
ciudad se rumoreaba que estaba embrujada por el mismo Lopolupu, otros
comentaban que estaba llena de trampas, bromas pesadas t trampillas. Era
un peligro, pero a mi me encantó sus vivos colores rojo y verde, el
rosa chillón de la puerta. Mis padres abrieron la puerta, veinte
cerrojos solo por la risa de tener un manojo lleno de llaves como un
marques. Una vez dentro<span style="color: #38761d;"><b> la mansión los acoge, los festeja con una
estruendosa parranda de compañía y acordeón.</b></span> Nada mas mis padres hacen
crujir la puerta para abrirla vuelan las serpentinas, una banda
motorizada a vapor toca una canción de bienvenida, pequeños juguetes de
perritos, gatos y elefantes salen a desfilar por la alfombra roja del
vestíbulo. </p><p>Los años pasaron y la única que parecía acostumbrarse a la casa era yo. Me encantaba, solía esconderme en los pasillos secretos, daban al vestíbulo y al sótano, incluso la mansión tenía una biblioteca secreta que era mi salón de juegos. Sin embargo, al llegar a la adolescencia cambie de gustos. De pequeña jugaba con los trastos de Lopolupu como si fueran míos, deseaba unirme al circo para hacer un número de malabares. De mayor, o lo que yo consideraba ser mayor, me dediqué a salir, a mis amigas y a los chicos. La mansión estaba en las afueras de la ciudad, cogía mi bici y llegaba en un momento al centro. </p><p>En ese momento la casa de Lopolupu dejó de gustarme, era demasiado colorida y estridente. No podía traer a mis amigas a casa porque era una vergüenza que descubrieran que vivía en una casa para críos. Me inventé que vivía muy, muy, pero que muy lejos, que mis padres no querían que nadie viniera porque teníamos una abuela extravagante que veía a los muertos. Eso las asustó un tiempo, más quisieron seguri viniendo. Era ya tal curiosidad que nada que les dijera les convencía. Así que me alejé de ellas.</p><p>A punto de cumplir la mayoría de edad, decidí dejar de juntarme con la gente. Tenía cursos y clases por la tarde de escritura, futbol y arte para llenar mis días, pero no dejaba que nadie entrara en mi corazón. Menos todavía en mi casa. Aún así los días se me hacían pesados, empecé a trabajar de niñera para las familias campestres de la zona. Solo funcionó unos meses. <span style="color: #674ea7;"><b>Luego me dio por contar postes y más tarde, por leer la biblia.</b></span></p><p>Mi padre estaba en la ducha, como las puertas de la mansión Lopolupu se cambiaban constantemente en el pasillo de la segunda planta en vez de ir a mi cuarto entré en el baño. Mientras se secaba el pelo con una toalla de baño me miró sorprendido y me pregunto: ¿Qué te pasa? ¿Por qué llevas esa cara? Nada de qué haces aquí ni qué quieres, qué me pasaba. La última vez que mi padre se preocupaba por mi estado físico o emocional yo tenía once años. Me quedé en silencio porque no supe qué decir y ahí me di cuenta. No solo me alejé de mis amigas, sino de todo el mundo. Mi padre, que ya estaba vestido, se quitó la toalla del cuello y vino hacía mí. "¿Quieres hablar? Nunca quieres o no tienes tiempo, ¿en qué dedicas tus horas, hija?", me dijo.</p><p>Sí, puede ser que mi padre se hubiera preocupado más de una vez y yo no me diera cuenta. Comencé a llorar y le abracé. Me llevó a la biblioteca secreta, no solía entrar demasiado porque no tenía nada que hacer allí. Ya no era mi santuario, era algo que me recordaba a la infancia, más sencilla. "¿Por qué ya no sales? ¿Ha pasado algo con tus amigas?" me preguntó. Le dije que no, que todo estaba bien, aunque quisiera decirle la verdad algo en mi interior me lo impedía. "¿Y por qué no vienes nunca aquí? Te encantaba este sitio, jugar con las chorradas del cirquense, inventar obras de teatro con los títeres, rebuscar entre los pasadizos de la mansión..." mi padre me miró entristecido.<span style="color: #e69138;"><b> Me sentí morir de odio y hastío.</b></span> Era una mezcla extraña, algo se me atoraba en la garganta y sentía que aquello era culpa mía, aquello y todo. El hastío se destilaba por mis venas como una depresión lenta, venenosa y silenciosa. Aguanté las lágrimas.</p><p>"Ya no soy una niña", le respondí.</p><p>"No hace falta ser una niña para divertirse con juguetes. O para hacer lo que quieras" me sonrió. "He visto que nunca invitas a nadie a casa, ¿te avergüenzas?" rió al ver que agachaba la cabeza. Él lo había dicho, no yo. Yo jamás sería capaz de confesarlo. El me acarició la barbilla y me subió la cabeza. "No tienes que avergonzarte de quién eres", nos abrazamos. Eran unas palabras que necesitaba.</p><p>Al día siguiente, después de todo lo llorado, me sentí una persona nueva. Llamé a mis amigas y se lo expliqué todo, aceptaron venir todas el sábado a visitar la mansión. Estaban ansiosas. Mi padre y yo preparamos la casa como si fuera para una gala e hicimos lo que pudimos. Pusimos en orden las trampas, guardamos los juguetes de bienvenida y los que te asaltaban por las esquinas, cerramos con llave las puertas que daban a pasillos traicioneros cambia-puertas y le cambiamos la hora a los relojes de cuco que te asustaban cada tres horas con un fantasma de pega saliendo de su interior. Estaba todo listo y cada precaución tomada era insuficiente. <b>Así lo exigía "la disciplina de la escuela de la sabiduría"</b>. Eso había dicho mi padre trayéndome un recuerdo inborrable.</p><p>De pequeña, mi padre y yo creamos la escuela de la sabiduría y juntos en la biblioteca resolvíamos los misterios del universo. Los poníamos en la pizarra y como si fueramos Einstein sacábamos fórmulas o lo que se nos ocurriera para solucionar el problema. El primer misterio si la luz de la nevera se apagaba al cerrarla y cómo podíamos comprobarlo. Resultaba que si se apagaba y al dejar un palo atascado en la puerta se podía ver que se apagaba. Aunque rompimos la nevera mereció la pena. Resolvimos <span style="color: #f1c232;"><b>uno, dos, tres, cuatro, cinco... </b></span>Hasta seis casos, pero entonces cumpli los once y mis compañeras de clase iban solas a casa, no jugaban con muñecas y hablaban de chicos.</p><p>Mientras pensaba en aquella reminiscencia mis amigas llegaron a la mansión. Estaba tan nerviosa. Mi padre y yo las recibimos, las dejamos pasar. Alguna que otra trampa saltó sobre mi amiga Lucía, que le manchó los zapatos con tinta de broma (que se quita enseguida). Tuve que explicarle que era una broma para que no se enfadara. El reloj de cuco de la salita estalló en una carcajada acompañada de un payaso y mis amigas, tomando la merienda, se asustaron tanto que a Rocío le salió la limonada por la nariz. Se hizo un silencio atronador, mi interior me decía que me abandonarían, tanta extravagancia no podía soportarse. Mi casa no solo era distinta, era de un universo diferente. Y mis amigas era normales, como debe ser todo el mundo, con vidas anodinas y pacíficas. Yo era un demonio rojo tirando globos de agua. Me sonrojé, sentí que el silencio me comía. "Sonia, tu casa es muy divertida", dijo Lucía, la líder del grupo. Todos nos reímos, mi padre también, que finalmente se marchó y nos dejó solas. <span style="color: #df6ae1;"><b>Y que no se vea más el balanceo</b></span> del pensamiento, que siempre vence al alma.</p>Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-10904861353233812722020-10-26T08:08:00.001-07:002020-10-26T08:09:57.447-07:00La Petición de la Parca<div class="separator" style="clear: both;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9FCui9WfB6dy2ZFYO28IA6Rv1sZAArA14IYBi0NZzTHSiiPT8zSBB4qnKGv23MvkGpJtXRR2_7gbBOLAaBVnXWRB9UiOXn9Bv6eB8jcqCa8ofPwTdf5oo7kPKFnHFiN1674TaDYEeRuAV/s1024/la-parca.png" style="display: block; padding: 1em 0; text-align: center; "><img alt="" border="0" width="600" data-original-height="512" data-original-width="1024" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9FCui9WfB6dy2ZFYO28IA6Rv1sZAArA14IYBi0NZzTHSiiPT8zSBB4qnKGv23MvkGpJtXRR2_7gbBOLAaBVnXWRB9UiOXn9Bv6eB8jcqCa8ofPwTdf5oo7kPKFnHFiN1674TaDYEeRuAV/s600/la-parca.png"/></a></div>
<p style="text-align: justify;">Las calles estaban desiertas, solo le acompañaba
la oscuridad de una noche de luna nueva. Ana se paseaba por las calles de
Aldaia y no se extrañaba de aquella soledad. Eran las tres de la mañana y a
esas horas, mucho antes de hecho, la gente escampaba hacia sus casas. La
nocturnidad no acostumbraba a ser animada en aquel pequeño pueblo, donde podías
sentirte caminar en una ciudad fantasma si caminabas antes del alba.</p>
<p style="text-align: justify;">Acababa de salir de casa de su amiga Mariam, la
charla del miércoles se había alargado más de lo normal. Entre Tartots y
quejidos del futuro, dónde la vivienda es un tema central porque no se tiene,
el gobierno no a porta nada a la estabilidad juvenil y el trabajo es un
privilegio que pocos tienen. Tanto Mariam como Ana no trabajan, y en aquella
conversación tan larga solo encontraron preocupaciones, desperdicios de una
sociedad que no quiere mirar ya a los problemas y solo el quejarse aleja la
añoranza de tiempos un poco mejores. Nunca perfectos, solo mejores.</p>
<p style="text-align: justify;">Ana atraviesa la plaza, solo se escuchan sus
pisadas bajo las farolas, ni siquiera pasan coches. Va pensando en sus cosas,
el mañana le asfixia y el pasado tampoco ayuda. Antes de que se ponga a navegar
en aguas ya visitadas, a lo lejos ve una figura negra moverse por el medio de
la calzada. Extrañada, Ana agudiza la vista. Sí, es una figura negra, pero ¿por
qué camina en medio de la carretera? No tiene sentido para ella, es miércoles y
puede ser que sea un borracho. Sería raro, no imposible. Camina más rápido para
acercarse a aquella sombra difuminada. Arrastra algo a su espalda, algo pesado
y grande. No hace caso de semáforos en rojo, los ignora y continúa su
viaje. </p>
<p style="text-align: justify;">No sabe por qué, algo le inquieta de esa figura.
Es su forma tranquila de caminar, a modo de procesión. Es que no sabe
distinguir sus piernas de su cabeza, es una masa uniforme de negro. Es lo que
arrastra, y sin darse cuenta ya no camina deprisa, sino que casi corre hacia él
o ella, esperando una respuesta que calme el miedo que no sabe por qué siente.
Ana queda petrificada en frente de la iglesia del pueblo, lugar que siente la
protege de aquella persona, que duda que sea parte de su mundo, con una toga
negra que le cubre los pies. Lo que lleva en su mano izquierda, lo que arrastra
pesado como un ancla, es una guadaña. Está cruzando las encrucijadas de
semáforos todavía y su altura dobla la de Ana en su metro sesenta.</p>
<p style="text-align: justify;">Retrocede hasta toparse con la pared. Una
corriente extraña que es un viento que se mete en sus entrañas, le congela la
sangre. La figura se para, se gira y parece que mira a Ana. La mira fijamente.
En aquel encuentro sin ojos ni sonrisa, Ana ve pasar toda su vida frente a
ella. En su último estallido de voluntad, echa a correr evitando la calle por
la que va la parca. Aunque da varios rodeos, no para. Corre y corre, huyendo de
algo que no ha comprendido y que espera sea solo una pesadilla.</p>
<p style="text-align: justify;"> </p>
<p style="text-align: justify;">Cierra la puerta de su casa de un portazo. Echa
la llave y el pestillo de la puerta acorazada. Hiperventila con fuerza. Ha
subido las escaleras a una velocidad pasmosa que no sabía que podía alcanzar.
Se le ha quitado hasta el hambre de la post-cena. Va a la cocina y se prepara
una tila, es lo único que se le ocurre para calmar el temblor de sus manos.
Sentada en el comedor da un sorbo tras otro tratando de encontrar una
explicación razonable a lo que acaba de presenciar. "Una conmoción, estaré
cansada", piensa una vez, "Será un graciosillo, seguro se está riendo
en su casa. Una de esas bromas, como cuando había payasos asesinos en las calles...
Vaya idiotas". Y sin embargo no obtiene la tranquilidad de estas
conclusiones, algo no le encaja. Suspira. Se levanta dirigiéndose a la ventana,
la calle está tranquila. ¿A dónde se dirigirá esa parca? ¿Va a algún hogar a
sesgar el alma? ¿Y a dónde va el alma cuando se le corta del cuerpo como una
zanahoria arrancada de la tierra?</p>
<p style="text-align: justify;">Siempre se ha preguntado lo mismo, como todo el
mundo. A dónde vamos cuando la carne se acaba, si nos pudrimos con ella o hay
algo más que no vemos. Suspira de nuevo, ha sido como un mal sueño, aunque sabe
perfectamente que estaba despierta. Con el paso de los minutos la visión de
aquella guadaña brillante pierde su significado, el evento pasa a una realidad
difusa, luego a calidad de sueño. Como si no hubiera pasado de verdad. Así lo
prefiere. Da otro sorbo de la tila frente a la ventana. Mira hacia la torreta
de la iglesia, donde la campana descansa. En la esquina de su ojo la luz de una
farola tintinea. No puede evitar dirigir sus ojos a aquel movimiento
inesperado. Allí, de nuevo, ve a la parca caminar por la calzada. Y Ana siente,
alguna parte de sí misma sabe, que se dirige a su casa.</p>
<p style="text-align: justify;">Entra en pánico, pero tampoco sabe qué hacer. La
puerta está bien cerrada, podría ser abierta si acaso es la parca de verdad.
Corre a la cocina a dejar la taza en el fregadero, siente ganas de fregarla.
Como si eso importara en aquel momento. Ana agarra una vela blanca del cajón de
su escritorio, la enciende en el pasillo y se queda custodiando la puerta.
Quien la viera creería que se ha vuelto loca y no sería la primera vez que se
lo confiesan. La soledad de los meses que la preceden definen una cuarentena
más que infernal. Ya de antes no salía de casa, se quedaba allí, pensando sobre
lo que nunca fue, lo que ha perdido en el camino como espadas que caen.
Pensamientos que se pierden, ideas que mueren con la esperanza juvenil. La cera
cae en su brazo, ni se inmuta. A veces parece que Ana hubiese estado dormida
durante todo aquel 2020, como si fuera un umbral hacia un mañana que nunca le
llega. Otra vez, la mano le tiembla. Se imagina a la Muerte subir por las
escaleras, tan lenta, mirar su puerta, meter sus dedos cadavéricos por la
cerradura y, mágicamente abrirla. Y justo, en aquel instante, la puerta cruje
hasta ser abierta. Choca contra la pared contigua y a Ana se le cae la vela.</p>
<p style="text-align: justify;">Las luces encendidas del pasillo, cocina y
comedor se apagan. Lo último que percibe su retina es la sombra de la parca.
Con el corazón en un puño sabe que ha llegado su hora. De cualquier manera lo
lleva esperando mucho tiempo, quizá es la respuesta correcta. Cierra los ojos,
no quiere ver ni siquiera en la penumbra lo que le sucede. Solo desea pasar al
otro lado que le toque y ya está. Escucha los pasos acercarse. Unas lágrimas
furtivas luchan por salir de sus ojos, tantos pasados machacados, atragantados,
regurgitados en su estómago, tantos futuros que no se verán nunca. Una vida
perdida, adiós para siempre. Y no llega, la parca no llega a su lado, oye sus
pasos alejarse. Ana abre los ojos, su figura difusa entra en el comedor. Mira
la pared, ¿qué estará observando? Ana recuerda que allí, junto a las puertas
acristaladas del comedor, tiene un espejo de madera de pino. La parca acaricia
su superficie reflectante y en un segundo lo atraviesa. Desaparece. La Muerte desparece
por completo.</p>
<p style="text-align: justify;">Las luces vuelven al hogar de Ana. Esta se
derrite en el suelo con un alivio inmenso. Su corazón palpita, no se ha
desmayado de milagro. "Mis pies no se movían, como en las películas. Casi
me muero del susto", piensa Ana, que se decide entre llamar a la policía o
a urgencias, porque el teléfono de un psiquiatra no lo tiene. Va hacia el
espejo del comedor, nada al otro lado, como era de esperar. Lo observa durante
largos minutos esperando que pase algo. "No, definitivamente no hay nada.
¿Qué va a haber? Mañana llamo al médico", se dice Ana, que se acerca al
espejo de pino. Su reflejo la mira enfadada o quizá se lo está imaginando.
Acaricia el espejo como antes hizo la parca. Cierra los ojos. "Deseo
viajar al otro lado". Pero no, sigue allí intacta. Ana ríe su estupidez.
Apaga la luz del comedor y se dirige al pasillo, va a dormir. No está cansada,
nunca lo está, las horas se le hacen eternas bajo los párpados. Y se le ocurre,
¿por qué no entrar en el espejo a oscuras como hizo ella? Piensa ella, como si
supiera quién es, como si la conociera.</p>
<p style="text-align: justify;">Apaga las luces de la casa. A tientas se
dirige al comedor de nuevo. Busca el espejo, el relieve del marco es
inconfundible. Toca el cristal frío, quizá no pasa nada, nada cambia nunca sin
la voluntad de alguien. La suya hace tiempo que está dormida, por eso a ella el
insomnio la persigue. Pero Ana tropieza con algo bajo sus pies, no lo reconoce
porque está a oscuras. Se estampa contra el espejo y no encuentra una
superficie dura. Lo atraviesa y cae al otro lado, donde la luna si está en el
cielo e ilumina la estancia como una bombilla.</p>
<p style="text-align: justify;">—Te estaba esperando. Hola Ana, ¿quieres
sentarte? Ponte cómoda. —Una voz femenina. Ana se gira, en el sofá una mujer
desnuda cruza las piernas. Sorprendida no sabe qué hacer, pero finalmente se
sienta lejos de ella. En el extremo más lejano del sofá en ele— No tengas
miedo, que no voy a hacerte daño. Has venido tú a buscarme así que dime, ¿qué
quieres?</p>
<p style="text-align: justify;">—¿Y-yo? —Ana la mira. Es una mujer hermosa, de
pelo negro, espectacular— ¿Dónde está la… Muerte? </p>
<p style="text-align: justify;">—En todas partes —ríe ella—. ¿Te refieres a la
parca que has visto cruzar tu pueblo? Soy yo, ¿acaso no me parezco?</p>
<p style="text-align: justify;">—Pues no… —Ana siente que está loca de remate.
Aquello no puede estar pasando de verdad. Debe ser un sueño.</p>
<p style="text-align: justify;">—No, no es un sueño Ana. Es verdad —La mujer
descruza las piernas, su postura se arrima a Ana—. No me parezco a aquella
figura negra porque aquí proyecto mi imagen real, allí vosotros me proyectáis
la imagen que consideráis de mí. Algo oscuro, maligno, peligros. —La chica se
levanta y abre los brazos— Ahora dime, ¿soy peligrosa?</p>
<p style="text-align: justify;">—No lo sé, puede. —Ana traga saliva. No se siente
segura— Tiene toda la pinta de que sí.</p>
<p style="text-align: justify;">—Mira Ana, vamos a hacer un trato —Se vuelve a
sentar y cruza los brazos—. Yo te dejaré marchar sin represalias, porque
atravesar el umbral supone no volver nunca atrás. ¿No has leído los mitos
griegos? Pero a cambio, tienes que sesgar un alma para mí. Solo eso.</p><p style="text-align: justify;">—Está bien, acepto</p><p style="text-align: justify;">Ana teme más negarse y llevarle la contraria que hacer lo que le pide. La mujer le acompaña al pasillo, lo recorren hasta el final. Es como su casa, distinta pero su casa. Al final del pasillo sabe que está el dormitorio principal, el de matrimonio. No recuerda la última vez que allí durmió alguien, solo cuando era pequeña y sus padres dormían juntos. Ambas paran en frente del umbral del dormitorio, ella le pide que espere. Entra dentro, no está mucho rato allí. Ana escucha como abre cajones, armarios, finalmente vuelve al umbral con la guadaña.</p><p style="text-align: justify;">
</p><p style="text-align: justify;">
—Bien, debes sesgar el alma de la persona que está dentro. Cuando termines, vuelve al espejo y da la vuelta a tu mundo. Y no vuelvas, nunca más. Te lo advierto —La parca sonríe, es preciosa, amable. Directa, aun así amable. Ana, insegura, sonríe también. Asiente. Hay algo en ella que le da una reminiscencia, no sabe a qué.</p> <p style="text-align: justify;">Ya en el dormitorio Ana ve la cama. Hay una persona dentro. No ve su rostro, solo es un cuerpo negro en aquellas sábanas bermejas. La figura enjuta parece cadavérica, tiene un aura negra que no le permite ver nada a Ana. Solo de estar cerca de esa persona Ana se cansa, se deprime, es como si le chupara la energía. Unos hilos negros salen de aquel aura oscura, son como bichillos que se adhieren a ella. "Parásitos", Ana pone cara de asco. Siente que esa persona sufre, tanto que no sale de la cama. Agarra con fuerza la guadaña, le da pena hacerlo. No quiere ser ella a la que le corten el alma. "¿Qué habrá llevado a esta persona a acabar así?", piensa Ana. La guadaña cae en el cuello de aquella persona que ya estaba muerta en vida. Cuando el filo se separa, un sonido de relámpagos surge de la negrura que la rodea. Toda la oscuridad, cada bichillo adherido, cada lágrima negra, huye rápidamente de la estancia. Una luz brillante acude a sus ojos. Una sensación de paz tan inmensa. La persona despierta, Ana puede ver su rostro por primera vez. La persona a la que acaba de liberar es ella. Ana ve su propio rostro hundido en la cama.</p><p style="text-align: justify;">Corre hacia el pasillo asustada. La mujer o la parca ya no está. Va al comedor, tampoco la encuentra. Ana con nerviosismo atraviesa el espejo. Ya es de día. El terror recorre sus venas, "¿estoy muerta?". Sus piernas avanzan aprisa por el pasillo, debe ver que hay en ese dormitorio, si encontrará su cuerpo descompuesto y sin vida, si la parca le ha engañado, pero al llegar no ve nada. Solo una cama vacía, más una sensación diferente. De dolor liberado. Ana busca su móvil en su habitación, está a solo un par de pasos de aquel dormitorio de matrimonio. Los dedos se equivocan al buscar el número en su agenda. Finalmente atina, el marcador suena.</p><p style="text-align: justify;">—¿Sí, dígame? —Una voz femenina.</p><p style="text-align: justify;">—¡¿Mariam?! ¡Mariam! Dios mío, Mariam, que noche... ¿qué día es? ¿estoy viva? Porque yo ya no sé —dice Ana al borde de un ataque.</p><p style="text-align: justify;">—¿Qué? ¿Qué dices Ana? Es jueves, uno de octubre. ¿Cómo que si estás viva? Yo te escucho bien viva. —No dice nada más. De fondo se escucha una cafetera— Son las nueve de la mañana, tú nunca madrugas, ¿te ha pasado algo?</p><p style="text-align: justify;">—¿Tienes tiempo para hablar? ¿Puedo ir a verte? —dice Ana.</p><p style="text-align: justify;">—Claro, tengo todo el tiempo del mundo. Nos íbamos a dar un paseo al campo, ¿te apetece?</p><p style="text-align: justify;">Ana coge su mochila y marcha de su casa, que es más una prisión. La persona que estaba tumbada en la cama se levanta, no volverá jamás a aquel estado. Mientras Ana va a casa de Mariam para tener una nueva vida, una nueva actitud, una nueva Ana, alguien mira desde la ventana de su casa. Es la parca, la mujer del otro lado que le ayudó a sesgar su pasado. Está llorando frente al paisaje de aquel futuro que ya sí le llega.</p><p style="text-align: justify;">—Hija mía, olvídanos y sigue caminando. —A su lado, un hombree la abraza. Saben que jamás les olvidará, han hecho lo correcto. Cortar el lazo que la unía al pasado y le estaba matando poco a poco. La mujer llora— Te quiero.<br /></p>
<p></p>Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-15806248423551539202020-08-24T02:16:00.001-07:002020-08-24T02:16:39.943-07:00Y empezamos otra vez<p> <a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdHNBVxbRULhEmOviB2mDOpSfJynPtabvwpAcvkl_mDYQ76uje9obWW_3FQEp0fa_JKgizoaNIbPlrv-WXgUgLbUQbRc-S9s_5hUNjEup54fIoZae5w0CzyfTT-tb4r-hWf3HalJUVsPT5/s1024/Jesucristo%252C+Prometeo.png" style="display: block; padding: 1em 0px;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjdHNBVxbRULhEmOviB2mDOpSfJynPtabvwpAcvkl_mDYQ76uje9obWW_3FQEp0fa_JKgizoaNIbPlrv-WXgUgLbUQbRc-S9s_5hUNjEup54fIoZae5w0CzyfTT-tb4r-hWf3HalJUVsPT5/s640/Jesucristo%252C+Prometeo.png" width="640" /></a></p><p></p><p>Serpientes</p><p>Fuego, doradas<br /></p><p>Muchas
Serpientes</p><p>por todas partes</p><p>en mis manos</p><p>En mis piernas</p><p>Ofidios de aceite</p><p>Muerden por dentro<br /></p><p>Bailando en mi vientre</p><p>Escamas de abeja</p><p>Alma de dioses<br /></p><p>Serpientes</p><p></p><p></p><p>Verdes,</p><p>peligrosas.</p><p>Entre las aguas</p><p>barros de cienaga</p><p>En mi cuerpo</p><p>Me aprietan</p><p> </p><p>Por qué tantas serpientes</p><p>Si yo no soy reptil</p><p></p><p>Y las veo, aunque<br /></p><p>No soy tantos inviernos <br /></p><p> </p><p>Se enrrosca</p><p>Serpientes bellas</p><p>Me asfixian</p><p>Muero con ellas</p>Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-1970337597899935672020-07-20T02:32:00.004-07:002020-10-11T22:19:03.405-07:00El Último Poema<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDj8sWb_Hz1Gq8J0MUMHNr2iasoty-UTIjA52wyRYoWAc4QNzSSDJmKhu6EnxIHI9BY85sHO8c7atgXpp9Q5h-aMCmZ_tiw46XwGLBeuQs8_6iU42w-hQAYJOxcx8CJbL8wvozH0kTodZQ/s1024/Jesucristo%252C+Prometeo.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="313" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiDj8sWb_Hz1Gq8J0MUMHNr2iasoty-UTIjA52wyRYoWAc4QNzSSDJmKhu6EnxIHI9BY85sHO8c7atgXpp9Q5h-aMCmZ_tiw46XwGLBeuQs8_6iU42w-hQAYJOxcx8CJbL8wvozH0kTodZQ/w625-h313/Jesucristo%252C+Prometeo.png" width="625" /></a></div><div><br /></div><div><br /></div><div style="text-align: center;">Los velos me cubren los ojos, mentir<br /></div><div style="text-align: center;">En mis sueños tú todavía estás.<br /></div><div style="text-align: center;">Los espectros me hacen vuida negra<br /></div><div style="text-align: center;">Y el demonio me convierte en su alto rey.<br /></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;">¿Por qué tú también eres invisible?<br /></div><div style="text-align: center;">Si yo sé bien que estás al otro lado.<br /></div><div style="text-align: center;">¿Por qué te veo como un doble malvado?<br /></div><div style="text-align: center;">Y sin más, dejo de caminar, salto.<br /></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;">Si transporto nuestro tiempo a tu antes<br /></div><div style="text-align: center;">Se rompería el universo su ley.<br /></div><div style="text-align: center;">He estado esperando tan pozo seco,<br /></div><div style="text-align: center;">¿Para qué? Para formular al tiempo:<br /></div><div style="text-align: center;">¿Por qué?<br /></div><div style="text-align: center;">Aún no.<br /></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;">Si debo fiar de mí para ganar,<br /></div><div style="text-align: center;">Sacrifico a la reina y soy un peon<br /></div><div style="text-align: center;">Pero de ti aprendí la bondad, a dar.</div><div style="text-align: center;">De Satán a reclamar el trono a Dios.<br /></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;"></div><div style="text-align: center;">Quizá no es tarde, ¿o se fue el agua, vacío?</div><div style="text-align: center;">Unas me ahogo, otras desierto en alma.</div><div style="text-align: center;">Tan fácil desprecio, dificíl piedad<br /></div><div style="text-align: center;">Quiero ser el cambio y seguir tu huella.<br /></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;">No es importante el tener, sino el querer.<br /></div><div style="text-align: center;">Las pequeñas cosas son felicidad.<br /></div><div style="text-align: center;">Porque ellos, a donde vayas, siempre irán.<br /></div><div style="text-align: center;">Las grandes cosas me diste a conocer.</div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;"><br /></div><div style="text-align: center;">Hace ya que se congeló el infierno,<br /></div><div style="text-align: center;">El cielo ardió en llamas.<br /></div><div style="text-align: center;">Yo sigo preguntando aquí en mi pozo:<br /></div><div style="text-align: center;">¿Por qué?<br /></div><div style="text-align: center;">Y aún,<br /></div><div style="text-align: center;">Lo sé,<br /></div><div style="text-align: center;">No quiero respuesta.<br /></div>Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-91641819576327264552020-05-03T23:25:00.004-07:002020-10-11T22:19:34.445-07:00Casi Humano<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNvNtjN9w9GIvV7Orhuw3YljGnqSep0-Ww4vpbjO23OOOjDctN5s1HuWb8v7Y7bH89gVnnkso9UaennRRSLWYwNX5U2ySGh4sfi4NBg6pGGPrEHYxOM4JU7hGjXfHj1gp9CRjXzNbmBlG2/s1600/Jesucristo%252C+Prometeo.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjNvNtjN9w9GIvV7Orhuw3YljGnqSep0-Ww4vpbjO23OOOjDctN5s1HuWb8v7Y7bH89gVnnkso9UaennRRSLWYwNX5U2ySGh4sfi4NBg6pGGPrEHYxOM4JU7hGjXfHj1gp9CRjXzNbmBlG2/s640/Jesucristo%252C+Prometeo.png" width="640" /></a></div>
<br />
Es verano. El sol golpea tu rostro a través de la ventana. Está ligeramente entreabierta, las cortinas ondean por el viento y esa brisa te devuelve un poco a la vida. Miras al horizonte, el brillo de la mañana te ciega. Cierras los ojos y vuelves a beber un poco de tu taza. Allí está lo que sueles beber cada mañana, lo que tomas cuando tienes una noche de insomnio. Una de tantas. Ya no recuerdas cuando fue la última vez que dormiste a pierna suelta o cuando fue aquel tiempo en el que no te dolía la espalda. Cuando no te dolía nada. Tus pensamientos eran limpios y sencillos, suaves como una caricia, no había nada que te mantuviera despierto salvo una pequeña histeria infantil, una emoción de jugar al día siguiente, de ver algún capítulo de tu serie favorita. Pero nada más, todo lo demás era muy fácil. ¿Y ahora, dónde quedó el ahora? Siempre piensas en lo que viene, en el futuro intangible.<br />
<br />
<a name='more'></a><br />
Detestas estas mañanas, porque te dan cierta melancolía y no sabes por qué. Odias quedarte en el presente, debes pensar cada segundo en lo que podrás hacer. Cuando sea adulto, cuando sea mayor, cuando sea anciano y pueda descansar. Siempre en cuando, cuando, cuando... Pero nunca hablas en presente, nunca dices ahora, nunca dices <i><b>hago</b></i>. Es una manía, una costumbre legendaria. Una tradición del casi humano. Te lo preguntas desde que avanzaste a la vida adulta, por qué la gente vive con ese hastío, con esa costumbre de ir hacia delante sin preguntarse. Ha pasado tanto tiempo desde tus doce o siete años. Recuerdas ambos tiempos como un lugar de paz y comodidad. Pero la vida desde los veinte ha ido muy deprisa. Tan veloz que no te has dado cuenta del paso de los años. ¿Por qué somos casi humanos? ¿Por qué vivimos sin ganas, sin esencia? Esa gente que hace, que camina, pero no sabe por qué, ni hacia dónde, no sabe nada. Solo sabe que debe seguir porque una corriente, una brisa de verano, le empuja por la espalda.<br />
<br />
¿Has estado haciendo eso todo este tiempo? No quieres asentir, pero tampoco mentirte. La taza está vacía pero sigues sujetándola. El calor ya no te asfixia, apenas lo notas. Aunque estás a treinta y cinco grados. Sientes que ese calor es el peor de las soledades, el peor de los inviernos. Afuera hay gentío y escuchas el sonido de la diversión lejana, pero no participas en ella. Los veranos han sido tu tiempo de reflexión, de hibernación. Mañanas sin nadie, noches sin nada. Días vacíos que solo sirven para pasar el rato. Para caminar hacia delante sin preguntar nada, sin cuestionarte, sin pararte a lucubrar sobre tu vida. Porque entonces volverías al presente, y no. Debes quedarte mirando el final del camino, la meta, aunque nunca llega. Porque vivir en el futuro tiene ese pequeño problema, que nunca alcanzas tu ambrosía.<br />
<br />
Vas a la cocina y lavas la taza. Ya no te haces tostadas, pierdes el hambre durante el verano. Pero la sed insaciable te invade. Bebes un poco de agua. A veces te has planteado si eres una célula en un cuerpo abandonado, perteneciente a un órgano innecesario. Quizá una célula de un apéndice. El sol ya no te quema. Te fundes con la masa indefinida de tristezas de la gente, esa tragedia silenciosa que nadie pronuncia, pero que todos sufren. No tienes nada que hacer, no trabajas, no hay amigos que alivien esta sensación de descompresión. Decides vagabundear por la casa como si lo hicieras por tu mente, tienes que pasar el rato. El trastero de tu hogar es el sitio ideal para perderse en el pasado y pasar la mañana. Porque a veces necesitas un alivio de ese futuro incierto que te juzga. Una habitación apéndice, como tú, demasiado pequeña para contener un dormitorio, pero grande para un trastero común.<br />
<br />
Cierras la puerta a tu paso, se multiplican los recuerdos. Hay cajas amontonadas, algunos muebles, como una mesa de madera y un par de sillas de mimbre, un sillón, tu ordenador antiguo, fotografías, cuadros con los cristales rotos. Las paredes son de un beige desgastado, el suelo es como el que hay en el resto de la casa. Ese suelo tradicional y típico. Te sientas en él y sacas una caja cualquiera, pero en su reverso hay escrito una palabra bien clara. "Juguetes". El polvo llena esta caja, comienzas a abrirla y descubres tu infancia en ella. Todo está ahí, como si no hubiera sido tocado por nadie. Como si fuera ayer la última vez que los usaste. Hay una gran variedad, ves algo que casi ni te acordabas de poseer. Sacas uno tras otro, recordando las horas que pasaste con ellos. Las horas de tranquilidad. Qué cómo era la vida con tus padres. Ser un niño que no se preocupa por nada, solo por divertirse. Pensar que ese futuro no era tan importante como el ahora, pero tener la seguridad de que serías como ellos. Una casa, una pareja, el casarte, tener hijos. Tú veías el futuro como un estudiar incesante, sin fin, que te llevaría años, pero nada más terminar te casarías, como tus padres. Te imaginabas una vida cómoda, como la que llevabas en la niñez, con más entretenimiento que sufrimiento, con más libertad. Eso ansiabas, la libertad de la adultez.<br />
<br />
Pero jamás pensaste que esa libertad venía con condiciones. Que la seguridad de aquel mundo de algodones se iba a destruir para siempre. Y firmaste el contrato con el diablo, la sociedad te engulló y la malla de seguridad que eran tus padres se rompió, dejándote caer en el vacío infinito. Y aquí estás ahora, ¿elegiste bien? ¿Podríamos haber sido infantes para siempre? ¿Cuándo murió ese amor por el presente? Eras tan feliz. Echas de menos el seno del hogar, pero ahora ya no es lo mismo. No puedes ir a tus padres y decirles lo que sientes, porque el velo de la adultez se ha interpuesto entre vosotros. Las apariencias. Ya no podrás ir a decirles que tienes miedo, mucho miedo. No puedes llorarles, pedirles que te cuiden, que te protejan. Porque ya eres adulto. Hijo, te soltamos. Pero aquel terror a salir del cascaron es terrible, y no te atreves a sacar la última patita. ¿Recuerdas cuando deseabas con todas tus fuerzas salir de él y de un pisotón romper la cáscara?<br />
<br />
Vas sacando cosas, tu infancia está muy revuelta. Deseas no recordar demasiado. Pasas a otra caja, esta está llena de libros. Libros de tu adolescencia, no recuerdas haberlos tenido. Tampoco sabes si leías mucho, pero ahí están, delante de ti. ¿Qué títulos tendrán esos libros? Parece que los lees y que hablen de lo que estás pasando ahora, una sensación amarga sube por tu garganta. Es la catarsis del alma. Pero laaguantas en la boca, tratando de no vomitar las emociones. Si tu infancia fue dura, tu adolescencia es innombrable. Es un desgarramiento, un cambio obligado de piel, tira a tira, centímetro a centímetro. "Las horas que nunca dejan de pasar", un libro con un fondo azul y una playa abandonada, un solo personaje mira el vaivén de las olas, pero parece que está a punto de volverse, girarse para ir a su casa. Dos gaviotas más allá del mar, muy diminutas, vuelan juntas. Sacas otro libro, "Las ovejas que no entendían el porqué de las vallas de la granja", sus ribetes rojos te sorprenden. El título tiene letras muy gruesas y llamativas. Una oveja mira una valla con ojos enfadados, casi sufre de ira, mientras sus compañeras no se atreven a saltarla. Miras la sinopsis, atrás, la oveja ha quitado una de esas vallas, pero las demás siguen señalando aquel hueco como su hubiera algo. Un espectro del viejo límite de la granja que está, nada más y nada menos, que en sus mentes. Un último libro, tu corazón palpita pero no sabes por qué, ese estómago revuelto que no te deja en paz. Pero no tienes hambre. "El pozo de los deseos que se secó". Un azul tierno, que pasa al marino y a la oscuridad absoluta, con un par de plumas bajo el título de letras delicadas y curvas.<br />
<br />
No puedes más. Sales del trastero y vuelves al comedor. Enciendes la televisión, pero no la ves realmente. Aquel pasado ha sido demasiado real en tus pensamientos, lo recuerdas viviamente. A veces olvidas ciertas escenas, los detalles, pero cuando entras en ese trastero todo es muy vívido y real. No sabes qué hacer, todavía queda toda una tarde, el medio día, parte de la mañana que no has gastado. Quizá las tareas de la casa te entretienen, pero no vas a limpiar ese trastero, no por ahora. No tienes fuerzas. Quizá cuando termine el verano de tu alma.<br />
<br />
Por eso te preguntas si eres humano, sientes que nunca llegas a serlo. Porque temes llegar a ese nivel de consciencia y ver en lo que te has convertido. Temes caminar por el presente y darte cuenta de que aquel castillo de naipes está destruido. Y por eso, tú, yo, nosotros, casi humanos, nunca despertamos.Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-33026964908972719122020-04-06T10:43:00.003-07:002020-10-11T22:19:45.892-07:00El Diablo de la Misericordia<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwC3GnKp5SjHFuTn7zw_nberdqpfhpQf633ZnsPJVzpAnGet9M5wXdzUtd5gPbIwD2E64kAKLkpBIOY80a2czZQ0mQ557ftKXcFkLCX_t7foorSbSfL4uRQlMqV6zsyObkau5dpc3cpVpG/s1600/diablo-de-la-misericordia.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiwC3GnKp5SjHFuTn7zw_nberdqpfhpQf633ZnsPJVzpAnGet9M5wXdzUtd5gPbIwD2E64kAKLkpBIOY80a2czZQ0mQ557ftKXcFkLCX_t7foorSbSfL4uRQlMqV6zsyObkau5dpc3cpVpG/s640/diablo-de-la-misericordia.png" width="640" /></a></div>
<br />
<br />
Las sábanas están torcidas, como las nubes de esta mañana, caen oblicuas al suelo como una manada de espadas. El aire del campo golpea con su perfume natural en mis fosas nasales nada más cruzo la puerta trasera. No se ve nada desde mi hogar, tan solo los campos labrados, el jardín con hortalizas, los manzanos y naranjos. Ya llega la primavera, se nota en los frutos rebosantes de brillo. Y esa misma mañana tengo un encargo especial. Un gato blanco moteado.<br />
<br />
Entro en el interior del caserón, es algo antiguo pero lo mantengo limpio. El salón y la casa entera están manchados de tonalidades tierra mezclados con el ambar. Se siente la calidez de la chimenea aunque no esté encendida. Los sofás de estampados hace tiempo que están abandonados. La casa está desangelada desde hace meses, siento como si hubiera pasado años confinado en esa soledad. Aislado de todo lo que rodean los árboles, los bosques y las carreteras de tierra sin asfalto. Como si aquel lugar fuera una isla independiente, ajena al planeta tierra, suspendida en el universo. A veces creo que me acostumbro, pero un nuevo sentimiento crece en mi interior como una enredadera y rodea mi esqueleto. Ya forma parte de mí esa melancolía de mirar al cielo y recordar lo que dejé atrás, en el otro mundo. En el mundo de los vivos.<br />
<br />
Voy al dormitorio, las sábanas están revueltas como cada mañana. Cada noche alguien se posa sobre mi pecho y las revuelve con sus manos puntiagudas, como si obrara una masacre. Sudo entre pesadillas insoportables, pero al abrir los ojos con el canto de los pájaros sobrevolando mi tejado no recuerdo nada. Incluso temo hacer la cama, creo que al tocarla algo de aquella maldición, de esa oscuridad onírica, se me pegará en la vigilia. Simplemente la dejo como está, en ese estado descuartizado. Como si fuera un cadáver sin sangre. La miro pensando que aquella mañana podría hacerla y terminar con todo, dejar de soñar con aquella realidad que no deseo mirar, que quiero borrar con todas mis ganas. Pero no puedo. Me faltan agallas.<br />
<br />
Me gustaría, de verdad, hacerme amigo de ellos. De esos pequeños gatos que cazo bajo demanda. Me gustaría adoptarlos, cuidarlos, reconducirlos en la vida, curar sus heridas. Algunos gatos no tienen un ojo, tienen la panza descarnada o la cola cortada, una pata mordida por algún perro, todos vienen así. Desnutridos, abandonados, olvidados, como yo. Y sin embargo, tengo que hacer el trabajo para el que he nacido. Y cada persona que se presenta en mi villa me dice lo mismo: quiero un gato callejero, jovencito, que tenga el corazón prieto. Todos coinciden en esas palabras, discrepan siempre en el color. Y yo tengo que hacerlo, pues las sombras de mis clientes son exigentes y sé que ocurrirá si dejo de cumplir sus mandatos. A veces me entran ganas de cortar esta soga de mis tobillos, pero prefiero seguir mi sacrificio. Cortaré poco a poco parcelas de mi piel hasta que no queden sombras de clientes, hasta que nadie me pida cadáveres de gatos.<br />
<br />
"Recuerda, lo quiero blanco, hay uno con manchas negras. Está por la zona del barranco. Lo quiero", dijo el cliente. Su sombra sonrió y se quebró el espacio de sus nebulosas negras.<br />
<br />
"Entiendo.", dije yo. "¿Cuándo lo quieres? El trabajo rápido cuesta extra. Lo recogerás aquí".<br />
<br />
"Me da igual cuanto tardes... pero si puede ser tenerlo en una semana..." el cliente se rascó la barba con destellos blancos, evitó mirarme a los ojos y desvió su mirada al cuenco de caramelos caoba. El ambiente de mi salón normalmente les atrapa hasta despejar sus miedos, se acomodan en el sofá o en la mecedora. Es un aura que te acoge y abraza, se esfuman tus pensamientos y solo escuchas el crepitar de la madera, presa del fuego, pero él no pudo. "Oye, me han dicho que usted es un profesional... no deja pistas. Infalible, pero necesito extrema cautela. Este gato es importante, no es un gato cualquiera. Viene de buena casa, se pierde de vez en cuando los fines de semana... así la vi. Dulce gatita. No quiero que nadie sepa...".<br />
<br />
"Tranquilo. Nadie sabrá nada de usted. Ingresará el dinero en una cuenta francesa, desde allí lo enviarán a Holanda, y de allí a España. Todas son mis cuentas. No habrá manera de que sepan que su dinero llegó a mí. No habrá más contacto después de esta charla hasta el día de la recogida. Y después, hará como que no me conoce. Para siempre. Ya sabe.".<br />
<br />
"Sí", siguió él. "Un pedido por vida".<br />
<br />
<br />
Las tareas de la villa hoy tendrán que esperar. Debo recuperar tiempo. Llevo unos días siguiéndola, toca atraparla. Atrapar gatos me es demasiado fácil, confían en mí por alguna razón extraña. Siempre he pensado que tengo un don con los animales, pero todavía más con los gatos. Se acercan a mí, comen de mi mano, me permiten que les acaricie la barriga. Suelen darme pena cuando me cuentan sus historias, a través de su pelaje enmarañado, sucio de revolcarse en la calle, su historia de abandono y desamor, de dueños que no aman, de la búsqueda de una libertad asfixiante que mata. Y allí me identifico con ellos, en sus cuellos rasgados por garras, en sus patas negras, en sus ojos vidriosos. Salgo por la puerta vestido, decido ponerme una sudadera roja de Munich, un souvenir de Alemania. Unos pantalones vaqueros negros y unas botas negras. Por si llueve, suele llover cuando salgo de caza.<br />
<br />
Entonces dejo mi caserón en medio de la nada, vuelvo al mundo de los vivos, la ciudad. El bullicio y la sociedad embriagada. El gentío me rodea, a veces me detectan como extraño, pero casi siempre paso desapercibido. Nadie sabe que ocurre en mi villa. Nadie sabe que cazo gatos. Voy directo al barranco, el río hace años que no lleva agua. La basura se acumula en su interior, con los hierbajos creciendo con plena libertad. Recorro el camino sin prisa, observando a los que pasean a sus perros aquella mañana. Golpeo una lata al pasar por debajo de otro puente, la estación de tren está cerca. Sigo mi camino. Un maullido atrae mi atención. Allí, tras los matorrales verdes del sube y baja, una gatita blanca moteada asoma su hocico. A estas horas los gatos buenos deberían estar en casa, los niños en la escuela, los adultos trabajando, pero ella está fuera. Por eso, precisamente, puedo capturarlas. Porque nunca están donde deberían estar.<br />
<br />
Siente curiosidad por mí, no sé si es mi sonrisa y mi habilidad por fingir esta careta que llaman rostro humano de misericordia. Otro maullido. Está desesperada por buscar el camino a casa, pero no a la casa con sus dueños, sino su propio hogar, su propia alma. ¿Por qué siempre encuentro corazones rotos? Me paralizo justo en el último momento, cuando ya puedo acariciarla y rodea mis piernas. ¿Debería hacerlo? Y la inercia se apodera de mis brazos. Ya es mía.<br />
<br />
<br />
<br />
La cocina está llena de sangre. La encimera sostiene el cadáver putrefacto de un gato naranja de hace dos semanas, dentro de un tupper hay un corazón podrido en un mar de vísceras. Alguien lo podría confundir con ternera y carne picada. Mi albornoz transparente evita que se me manche la piel, bajo este no llevo nada. Me gusta sentir que las gotas cobrizas podrían teñirme, más todavía que esta sensación de violencia que destruye mi espíritu. Me acerco a la máquina de coser portátil que está sobre la mesa de la cocina, algo pequeña y anticuada. Los estantes son de madera verde, la pared blanca tiene una cenefa de frutas bailarinas. Allí, la piel del gato blanco moteado está cortada, cosida y preparada. La máquina de coser también está repleta de rojo. Ahora solo tengo que reconstruirla. Los órganos están en la nevera, dentro de tarros herméticos. Ahora tengo que volver a llenar su interior, de dentro hacia fuera, como un dios no tan mezquino como el que nos gobierna. Doy una segunda oportunidad a una pequeña. Las suelo llenar de serrín, hago que parezca que están rollizas, como si estuvieran vivas. Si les aprietas el vientre se siente blandito. A mis clientes les gusta. El esqueleto sirve para sostener la estructura. La cabeza está intacta con sus ojos y su lengua, lo vuelvo a coser a su piel y, poco a poco, le doy forma la muñeca que pronto cobrará vida. Cuando termino, le acaricio la cabecita. No ronronea, pero me lo imagino. La gatita está más hermosa que nunca.<br />
<br />
<br />
<br />
Abro la nevera, en uno de los compartimentos hay agua. Hoy solo hay un gato ahogado. Algunos de mis clientes tienen peticiones extrañas, y a mí me gusta experimentar. Este todavía debe estar ahí otra semana más. Ya lleva cuatro. Cojo los botes con los órganos de la gatita y los meto en su caja. Una caja de embalaje cualquiera que me vino de Amazon, suelo pedir paquetes grandes para tener cajas de sobra. Cierro la caja con cinta de carrocero, dentro he puesto paja para que no se mueva la muñeca. Es perfecta, probablemente la mejor que he hecho este mes. Este pedido me ha tomado todo el día, pero lo he terminado antes de tiempo. Me gusta imaginar sus caras, aunque una vez que las ven me miran extraño, como si fuera un monstruo. ¿No eres tú, cliente, el que me ha pedido que la despedazara y te la preparara? No tengo que preocuparme sobre un segundo pedido, una vez se van no vuelven nunca.<br />
<br />
<br />
Yo, sin embargo, seguiré coleccionando gatos. Siempre que ellos, mis espectros, sigan viniendo a mi puerta y mis sábanas estén descompuestas.Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-75124843432872592752020-03-30T09:51:00.002-07:002020-10-11T22:20:51.461-07:00Retos de cuarentena: La Botella de Agua<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7sDwZ33vNRt4vuGOjtFH7JZ9u7fJF3qySz2IpQRm0stOisabkAec42ld1tMKNb2Pb4FBWPN38ZH1Gf5Z8Zm_sKrDngOoxXApKJELNmw_x7HToIsHsUq-D7mC1gnXlMTqHHar7McDy4_WX/s1600/relato-botella-de-agua.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh7sDwZ33vNRt4vuGOjtFH7JZ9u7fJF3qySz2IpQRm0stOisabkAec42ld1tMKNb2Pb4FBWPN38ZH1Gf5Z8Zm_sKrDngOoxXApKJELNmw_x7HToIsHsUq-D7mC1gnXlMTqHHar7McDy4_WX/s640/relato-botella-de-agua.png" width="640" /></a></div>
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En Twitter una maravillosa cuenta (MÓNIKA FEREN) ha creado unos retos de
escritura para que no nos aburramos en estos días confinados. Este es <a href="https://twitter.com/monika_feren/status/1239574596946403329">el enlace al twit </a>y este es <a href="https://twitter.com/monika_feren">el enlace a la cuenta</a>. ¡Disfrutad!<br />
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<h3>
La Botella de Agua </h3>
Estamos sentados en el sofá, las calles vacías son solo el comienzo de esta quincena terrible. La MTV suena frente a nuestros rostros impasibles. La gentuza se pavonea en la pantalla con sus músculos, los gritos irascibles y las huidas dramáticas. Un espectáculo que Gabriel no quiere perderse, pero del cual yo he quedado prendado sin darme cuenta. Y es que, ¿hay algo más que hacer? Y se me ocurren mil cosas pero nada llama a las ganas mermadas de mi cuerpo. Es un hastío que recorre mi cuerpo y esa para mí es la verdadera pandemia.<br />
<br />
Estamos comiendo chocolate, cada uno tres onzas, una fila entera. Gabriel mastica, rompe el chocolate y suena en la sala de estar. El sabor llena mi boca. Podría pasarme los días comiendo chocolate, cierro los ojos. Todo está en calma, no se escucha nada en el pueblo. El cielo está oscureciendo, llega la noche. Crack. De repente, un crujido de la botella de agua nos desvela de aquel dulce sueño con leche.<br />
<br />
Miro el objeto, no se ha movido de su sitio. Estaba absorto, pero Gabriel lo ha visto. Su rostro muestra un pavor que no había visto antes. Sus extremidades están paralizadas. Cuando intenta hablar le tiemblan los labios. Crack. Otro crujido y yo estaba mirándole. Gabriel da un salto y se hunde en el respaldo del sofá. La botella tiene el centro aplastado, como si una mano la hubiera agarrado con fuerza. Acaricio la rodilla de Gabriel tratando de calmarle, es solo una botella. No es la primera vez que me pasa, pero cuando menos lo espero la tapa sale disparada hacia el techo. El sonido de un escopetazo llena la habitación. Se asemejó a un disparo.<br />
<br />
Sobresaltados escapamos del sofá. El techo estaba agujereado. La tapa cayó al suelo partida en dos mitades. Gabriel ya rodeaba la mesa de los comensales, las sillas todavía estaban sobre la mesa de madera tras la limpieza. La botella de agua se remueve en su sitio y, todavía con el centro aplastado, levita por encima de la mesa de café. Sigo a Gabriel y le cojo de la mano. Nos abrazamos ante la visión de algo increíble. La botella gira sobre sí misma y el agua rocía toda la sala de estar. Lo que debía ser agua indefensa nos ciega los ojos. Nuestros gritos, mis manos sobre el sofá. Siento que Gabriel se aleja y choca contra el tendedero lleno de ropa. Un par de prendas gordas caen al suelo, pero no veo nada. Levanto la vista y siento que tras aquella botella hay algo más. Una sombra blanca y translúcida la está sujetando. Mi rostro confuso intenta enfocar la imagen, pero no puede.<br />
<br />
Ya no escucho a Gabriel, me centro en lo que estoy viendo. La sombra translúcida comienza a opacarse, su piel es de un ocre extraño. Tiene tres dedos y piernas de saltamontes, el rostro insectoide me mira y siento que me estalla la cabeza. Me duele la frente como si vertieran lava en mis sesos. La bestia, que todavía no es completamente visible, se lanza contra mí. Siento una de sus patas agarrándome el cuello. La bestia se echa el resto del agua de la botella sobre su cuerpo. Cierra los ojos de mosca que tiene y creo reconocer una maquiavélica sonrisa.<br />
<br />
—El agua es nuestra.<br />
<br />
Un cuchillo cae en su tráquea. Gabriel aparece armado y la sangre verde comienza a brotar del insecto gigante. Él también puede verlo. Nada más extrae el cuchillo, el ser se desvanece como si fuera una ilusión mágica. Gabriel y yo nos abrazamos, pero me mira sorprendido. La preocupación hace que se le caiga la mandíbula, sus ojos expresan un dolor que no reconozco.<br />
<br />
—¡Tú cuello!<br />
<br />
Me lo toca. Está marcado con tres puntos que supuran algo, pero no es sangre. Os cuento esto desde el hospital, donde todavía no saben lo que tengo. Dicen que se llama Coronavirus, pero yo no les creo. Gabriel también está infectado. Dicen que no tiene cura, pero él se recupera. Los agujeros de mi cuello no se cierran. Toso sangre, pero yo no la veo roja. Es una sangre verde y asquerosa, como flemas pegajosas. Y los doctores creen que me está afectando a la mente.<br />
<br />
Lo noto, dentro de mí. Es una crisálida. Me miro las manos. En mis brazos comienzan a surgir escamas. ¿Son escamas? Toso otra vez. Se cierra mi garganta.
Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-16611500253618920092020-03-23T18:11:00.002-07:002020-10-11T22:19:55.186-07:00Retos de Cuarentena: El Gato Abandonado<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7wcXNEjZGDvH8JrVQYSi0icWVduauJVNkhI6SRCaQp7qrEgtbz-OHwadD2HhapOuizLcdXjUavfGlqH4Ss331Fu7AweERuMJKZDDP4pe25cTUUT8i0DHGsmgjhfERYHRa6t4wUR020RKG/s1600/Jesucristo%252C+Prometeo.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg7wcXNEjZGDvH8JrVQYSi0icWVduauJVNkhI6SRCaQp7qrEgtbz-OHwadD2HhapOuizLcdXjUavfGlqH4Ss331Fu7AweERuMJKZDDP4pe25cTUUT8i0DHGsmgjhfERYHRa6t4wUR020RKG/s640/Jesucristo%252C+Prometeo.png" width="640" /></a></div>
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En Twitter una maravillosa cuenta (MÓNIKA FEREN) ha creado unos retos de escritura para que no nos aburramos en estos días confinados. Este es <a href="https://twitter.com/monika_feren/status/1239574596946403329">el enlace al twit </a>y este es <a href="https://twitter.com/monika_feren">el enlace a la cuenta</a>. ¡Disfrutad!<br />
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<h2>
1. Perspectiva de un animal</h2>
<h3>
"El gato Abandonado"</h3>
<br />
La calle está vacía, en el parking hay coches pero hace dos días que nadie aparece para dejarme comida. Ando rumbo hacia la plaza, el pavimento esta mojado. Anoche tuve que esconderme en una casa abandonada. El olor no es agradable, los trastos aplastaron a un viejo amigo hace dos lunas, pero no hay otro sitio a donde ir.<br />
<br />
La plaza es un desierto, las bolsas de plástico vuelan por el aire, gotas vergonzosas caen sobre mi pelo. Hoy también lloverá y nadie vendrá a ayudarme. Mi estómago no está lleno desde hace meses. Me pregunto si se han olvidado de mi o si, como decía el resto, no les importamos.<br />
<br />
Recuerdo cuando me echaron de la colonia. Parece que fue ayer cuando me llamaban hermano, pero quizá si, peque de avaricia. No quería compartir las ganancias con ellos, pero e que yo era el más reconocido del barrio. El más querido. Pero, debo admitir, siempre fui el mejor vestido. Me arrimaba a la gente con una sonrisa cercana y no con ojos desconfiados, huidas y gritos aterrorizados. Tienes que arriesgar tu corazón para obtener buenos amigos de vida. Y yo me he arriesgado y he perdido.<br />
<br />
Yo siempre defendí a los humanos. Me he topado con gente bondadosa, humanos que acarician tu lomo y te miran con ojos de compasión. Nunca me ha faltado de nada, he sido el más afortunado del barrio gracias a ellos. Me han cuidado mucho, pero ahora nadie se acuerda. Solo soy un gato negro de piel quemada. Ya no tengo belleza ni juventud. ¿Dónde estáis todos?<br />
<br />
El quejido de mi lamento resuena en toda la plaza. Ya no hay nadie que siquiera lance sus cubos de agua a mis orejas. No hay patadas ni cuencos. Hay algo peor que ser odiado, es ser olvidado.<br />
<br />Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-57860689253821394752020-03-09T02:35:00.002-07:002020-10-11T22:20:43.085-07:00Cáscara Rota<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBNuMofuRfImpX0nP_gTBmM3mYb8CuUxHMfstLJ3QFOyK2vrHVlg7FD8zDpMU6poOipjBhJEYkTGaQ5TXFz0FD67-hktlMd6hswClbCRLeS_TVgbQK44QQUnp7JHuB47x_hTTiHzC8apV7/s1600/20200309_103031_0002.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjBNuMofuRfImpX0nP_gTBmM3mYb8CuUxHMfstLJ3QFOyK2vrHVlg7FD8zDpMU6poOipjBhJEYkTGaQ5TXFz0FD67-hktlMd6hswClbCRLeS_TVgbQK44QQUnp7JHuB47x_hTTiHzC8apV7/s640/20200309_103031_0002.png" width="640" /></a></div>
<br />
Isabel mira a través de la ventana, suspira. Quiere huir de esa cárcel llamada hogar. ¿Por qué no le aceptan? Ya no me quieren, piensa. Se siente sola, vacía, como una estrella perdida. Gritos, portazos. Isabel responde con lágrimas. Ira. Una bofetada y la mejilla roja.<br />
<br />
Isabel mira a través de la ventana, suspira. La habitación del motel huele terrible. Está sola. Se siente presa, pero de su libertad infinita.Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-15661824340269978732020-02-17T05:35:00.002-08:002020-10-11T22:20:34.835-07:00Aurora Roja<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5SkBKwRG7s_4C18mDSWquARBrYBoBb29p4WGZpxPzW-jqtzxGx7wqbmAmXqXuKOyfyHGIM-qZIxlFSktkD1YTSpdE6vR0siogDbv7FgVFJAheGrQ2UCcSr_CPf2CPzkgyh-Zgrf2hUBbZ/s1600/aura-roja-microrelato.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh5SkBKwRG7s_4C18mDSWquARBrYBoBb29p4WGZpxPzW-jqtzxGx7wqbmAmXqXuKOyfyHGIM-qZIxlFSktkD1YTSpdE6vR0siogDbv7FgVFJAheGrQ2UCcSr_CPf2CPzkgyh-Zgrf2hUBbZ/s640/aura-roja-microrelato.png" width="640" /></a></div>
<br />
<br />
—Tenemos que escapar de aquí —fumó de su cigarrillo. Miró por la
ventana, le temblaba la mano. No dirigía sus ojos a Lucas, solo
observaba al caudillo nazi preparar a sus tropas. Soltó el humo, selló
sus labios con fuerza—. Estamos muertos, judío.<br />
—Quién hubiera
dicho que los nazis vencerían al frente ruso... Nadie lo había logrado.
Vamos, Hel, los aliados todavía guardan esperanzas —Lucas estaba sentado
en su litera, la más alta. Bajo esta, dos literas más aguardaban. Los
barracones estaban repletos de voces y barullo. Gentío y sudor. Hel era
un joven, rozaba la treintena. Lucas, sin embargo, era casi un anciano
para aquel lugar. treinta y nueve años. Para ambos, sin embargo, aquello
ya era el hogar. Tras dos años de servicios no podían aspirar a nada
más. No en el cénit de la guerra.<br />
—Y una mierda. Algo se cuece.
Francia a caído. El norte de Europa se rinde, está en retirada. El vigía
me lo dijo —Otra calada a la vista de los nazis nerviosos. Sacaban
armas, preparaban autos. A lo lejos se veía el cielo con nubes grises.
Hel arrugó el rostro.<br />
—Por favor, Hel... ¿cuántas veces le has...?<br />
<br />
Un
estruendo. La explosión destrozó las casetas de enfrente, los
barracones de los inadaptados. Las literas quedaron en escombros sobre
los presos. Hel había quedado sepultado en el barracón de judíos, pero
él no debía estar allí.<br />
<br />
[...]<br />
<br />
—¿Este
quién coño es? —Una voz rasgada hablaba. Abrió los ojos. Todo le dolía.
La boca le sabía a sangre. Un rubio condecorado le dio una bofetada. Sentía el frío atravesar susropas. Luego se percató de que tenía todo rasgado.<br />
—¿Qué
más dará? Si estaba en el barracon judío es judío y si no, uno menos
—Este soldado golpeó lgieramente el cuerpo de Hel. Estaba entumecido.
Quiso hablar, pero solo balbuceaba. "Soy... político..." No le
entendían. Tenía la cara hinchada.<br />
—Mételo en el tren. Esos jodidos americanos han matado a
más presos que este campo de concentración en toda su trayectoria
—Blasfemó en un alemán del sur—. Malditos yankies.<br />
—¡Subidlo al tren de carga!<br />
<br />
Hel
vio como todo eran ruinas mientras le transportaban. No quedaba nada
salvo polvo. Le dejaron caer en el suelo del tren como si fuera
estiercol. Voces de llantos y lamentos. Lo úinco que pudo acallarlos fue
el traqueteo constante del tren. Hel pudo sentarse a duras penas, pero
no podía andar. Pestañear le dolía. Tenía posiblemente el cuello roto,
no podía girar bien la cabeza. Miró al horizonte buscando a Lucas.<br />
<br />
Entonces
el tren se paró. Hel miró a todas partes. ¿Ya habían llegado?
Imposible, como mucho habría atravesado los límites del campo de
trabajo. Fuera no había voces, solo silencio. Hel se sintió incómodo,
no supo por qué. Más qué cuando los soldados le miraban entre sonrisas y
cuchicheaban entre ellos. Una luz roja apareció de repente, atravesó
los ventanales del tren de carga. Hel sintió que se le paralizaba el
cuerpo. Un miedo atroz le atravesó la espina dorsal. Todo se le herizó.
La luz roja entraba en el tren, a su paso cada preso agonizaba. Luego,
moría. Hel quiso gritar, pero no pudo. La luz siguió masacrando judíos.
Seguidamente, la muerte a sus pies. Cuando el rojo le cubrió por
completo rezó sus plegarias. Su Polonia querida, su mujer, su pequeña
Anke. El maldito gobierno que vendió su alma. Él en medio de asuntos
demasiado turbios. El chivo expiatorio de turno. Su cobardía. "Pudiste
huir", pensó Hel.<br />
<br />
Pero no murió. La luz se marchó por
donde vino. De hecho, Hel se sentía curado, sus piernas se movían
alegres. Se incorporó, la pila de cadáveres exprimidos como fruta se
amontonaban en el suelo. Esquivándolos se dirigió a la puerta del vagón.
La abrió. Dos soldados con trajes de astronautas manejaban una gran
máquina de focos. Llevaban la bandera rusa en sus dorsales.<br />
<br />
—Matadle —El nazi sonrió. En su rostro vio algo inhumano. Como si llevara una máscara de piel.Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-89628788605671046222020-02-01T06:01:00.001-08:002020-10-11T22:21:01.940-07:00As de Espadas<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhw7u_MK6MG7RUJb1_K0kzsW3wo5r-1tZT25qbedhkwcoBr9yyPWiasbfOLANrMB2W1zLsC8bH1agbvUiRVWejBeoV39Lg7QSEyhC8LScJT5H7fuCNyy1iMFJpx3lf_fcPoUMXw2FUqs_wT/s1600/Jesucristo%252C+Prometeo.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhw7u_MK6MG7RUJb1_K0kzsW3wo5r-1tZT25qbedhkwcoBr9yyPWiasbfOLANrMB2W1zLsC8bH1agbvUiRVWejBeoV39Lg7QSEyhC8LScJT5H7fuCNyy1iMFJpx3lf_fcPoUMXw2FUqs_wT/s640/Jesucristo%252C+Prometeo.png" width="640" /></a></div>
<br />
—Me voy —dijo su padre. Él todavía no se había percatado de que estaba debajo de la mesa del comedor. Pero pronto miró hacia su dirección. Alex había movido ligeramente el mantel y eso le había delatado. Su padre fijó sus ojos en él y volvió a Mariana, su madre.<br />
<br />
—Haz lo que te plazca —Mariana tomó una calada de su cigarrillo, estaba sentada con las piernas y brazos cruzados. Su mano tembló cuando se alejó de sus labios. Tenía arrugas en el rostro—. Pero me jode que no tengas las santas pelotas de poner la valentía suficiente en esta relación.<br />
<br />
—No es precisamente lo que me esperaba y no quiero seguir pataleando a un muerto —Héctor miró a la puerta. Se acarició el mentón con una barba de tres días. Agachó la cabeza y se volvió a Mariana. Alex comenzaba a tener los ojos aguados, se aferraba a la pata de la mesa—. Es lo mejor para todos, así que no pongas más difícil la despedida. Tendrás noticias mías pronto.<br />
<br />
—¡Es muy fácil para ti! ¡No eres tú el que se queda en esta casa! —Se levantó de la silla y la tiró al suelo. Dio otra calada. Se colocó un mechón suelto tras la oreja y viró un poco su mirada hacia el pasillo a su espalda. No tuvo agallas de mirar. Alex solo recordaba la noche que casi no despierta, cuando un señor de negro le llevó caminando por el pasillo—. Tú nunca arriesgas nada, por eso no pierdes.<br />
<br />
Sonrió. Una sonrisa sardónica. Alex grabó aquel semblante en su memoria por el resto de sus días. En el marco del pasillo, una oscuridad familiar penetró en el salón.<br />
<br />
<br />
—¿Qué… qué haces Héctor? —continuó Mariana, dio un paso hacia atrás, pero era demasiado tarde. El cigarro cayó al suelo.<br />
<br />
Héctor acababa de rajarle el cuello a su madre. Alex comenzó a llorar, pero cerró su boca con las dos manos cuando vio los ojos rojos de su padre. En la sombra que se proyectaba en la pared unos cuernos de toro aparecían. Pero no estaban en su cabeza. Las lágrimas mojaron sus manos, al igual que la sangre decoró la moqueta verde. La mesa del salón se había roto bajo Mariana.<br />
<br />
—Lo siento Mariana, pero si uno sale por esa puerta, el otro no puede vivir. Simplemente no puede —Héctor se agarró la sien. Se la apretó con fuerza. Mariana, en el suelo, respiraba con dificultad. Sus labios expulsaban sangre—. Él no nos deja.<br />
<br />
Mariana intentó hablar, pero solo se ahogaba en su propio líquido bermejo. Su padre se fue, cogió la maleta que estaba junto a la puerta y la cerró. Alex pudo vislumbrar como, tras él, una sombra profunda le seguía, agarrado a su espalda como una pulga. Ya no tenía lágrimas, permaneció simplemente abrazado a la pata de la mesa de café. Los sofás negros de sus laterales comenzaron a derretirse. La imagen de su madre entre ríos rojos también se derretía.<br />
<br />
—Tres, dos, uno… —chasqueó los dedos—. ¿Estás conmigo de nuevo, Alex?<br />
<br />
—Sí. Sí, estoy aquí —estaba tumbado en un cheslón. Abrió los ojos y vio la luz de la tarde asomar entre las cortinas. La vivencia de aquel pasado se desdibujó hasta parecer un sueño.<br />
<br />
—¿Quién era el que mataba a Mariana esta vez, Alex?<br />
<br />
—Mi padre —dijo él. El psicólogo suspiró profundamente con exasperación. Anotó algo en su libreta.<br />
<br />
—¿Quiénes habían en la habitación? — Miró a su paciente, estaba conmocionado, pero seco. Su corazón estaba seco.<br />
<br />
—Mi mama Mariana, mi padre, Héctor, yo y… una sombra. Se colocaba tras la figura de mi padre —Alex se aferraba a la manta que lo cubría. El psicólogo volvió a anotar algo, se apretó la sien.<br />
<br />
—Muy bien, Alex. Seguiremos la semana que viene.<br />
<br />
Alex se levantó lentamente y marchó por la puerta. Su mirada estaba tan fría que podría haber estado muerto en ese mismo instante. Volvió a mirar su libreta, ya llevaban seis meses. Y nada. La lanzó al cheslón y sacó su whisky escocés del armario. Se lanzó en su sillón de oficina y descolgó el teléfono.<br />
<br />
—Laura, ¿tengo alguien más? —bebió un trago. Estaba fuerte.<br />
<br />
—Nadie hasta las doce y media —contestó una voz meliflua.<br />
<br />
—Entra entonces, vamos a organizar unos archivos.<br />
<br />
El psicólogo levantó sus pies y los puso sobre la mesa. El caso de Alex era complicado, pero interesante. El asesinato de su madre había creado una ruptura en su cerebro. Tan solo siete años, pobre niño. Laura entró rápidamente a la consulta, dobló la manta de los pacientes tranquilamente.<br />
<br />
—¿Qué tal Alex? ¿Empieza a recordar algo? —Laura fue llamada por el dedo del psicólogo. Servicial se colocó a su lado. Asintió con una sonrisa.<br />
<br />
—Sigue creyendo que fue su padre… no avanzamos. No tenemos nada —El psicólogo se bebió la copa de whisky de un trago. El alcohol se arrugó el rostro. Abrió los ojos y sacudió la cabeza.<br />
<br />
—¿Se pueden bloquear recuerdos de esa manera? —La secretaria le besó en la frente y comenzó a desabrocharse la camisa. No había lujuria en sus ojos, solo un formalismo pasional.<br />
<br />
—Claro que sí, el problema es que Alex tenía siete años cuando su madre murió asesinada. No me explico cómo su mente ha hecho eso, como ha incluido a un muerto en sus vivencias —besó los pechos de la secretaria. Eran firmes, suaves. Se hundió en sus labios. Ella lo apartó y lo miró de frente.<br />
<br />
—¿Cómo no puede acordarse de que su padre murió cuando tenía tres años?
Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-73644647286521743542020-01-27T04:57:00.003-08:002021-07-05T03:09:22.381-07:00Cuatro sellos<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZs4drbzz6Eho6cQwxxbcyHn2FWAYYpCb-gJj61harYJSd0ptI9_PyywTrS7MlYYuXJj4gLU_AiqKgaMt_r0SExLg5OkRf4R3lSecQzx6IFvo90OMoQB_CMsKe1XVuEwrJ3pg1uoqi-kor/s1600/relato-cuatrosellos-terror.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiZs4drbzz6Eho6cQwxxbcyHn2FWAYYpCb-gJj61harYJSd0ptI9_PyywTrS7MlYYuXJj4gLU_AiqKgaMt_r0SExLg5OkRf4R3lSecQzx6IFvo90OMoQB_CMsKe1XVuEwrJ3pg1uoqi-kor/s640/relato-cuatrosellos-terror.png" width="640" /></a></div>
<br />
—No pares, bésame, bésame más fuerte —dijo Milena. Él mostraba un ceño fruncido, cierta incomodidad, pero siguió besándola <br />
<br />
—Espera, mejor vamos a la cama —dijo él. Intentaba separarse de su abrazo, pero le era muy complicado. Milena se aferraba como un súcubo hambriento.<br />
<br />
—¿Qué quieres decir? —Milena arrugó el rostro— Es como si no disfrutaras, ¿prefieres ir al grano? Dejar tu semilla y enviarme a la mierda.<br />
<br />
<span style="color: #38761d;"><b>Un brillo verde en sus ojos. </b></span>La habitación del hotel era espectacular, espaciosa. Milena con sus pies desnudos acariciaba la alfombra de pelo. Estaba ligeramente enfadada, pero Fernando sabía que solo era el preludio de un gran diluvio universal de reproches. El silencio era el peor momento de sus tormentas. Negó con la cabeza, a miedo de que cualquier retazo de voz desatara a la bestia como un mecanismo de inyección. Sonrió y le acarició las manos.<br />
<br />
—Milena, mi nena, es para estar más cómodos, acabarnos la copa de vino… —creyó que así la convencía.<br />
<br />
<span style="color: #e06666;"><b>Un chispazo de fuego en su mirada.</b></span> Más allá del horizonte del ventanal se veía la ciudad de Madrid, desde aquel rascacielos todo era lejano y diminuto. La luna llena en el espacio nocturno, el viento golpeando los inviernos. Milena se levantó, entre sus dedos llenos de anillos como un Saturno multiplicado la copa de vino. La miró con una mueca de amarga felicidad, seguidamente la lanzó contra el suelo. Los cristales volaron por la habitación y algunos cayeron al sofá donde se encontraba Fernando. Encontró un afilado pedazo sobre su camisa.<br />
<br />
—Tranquilíza… <br />
<br />
—No me digas que me calme —dijo ella con una voz sosegada que auguraba algo peor. Era como una olla hirviendo. Fernando comenzó a alejarse de Milena, queriendo levantarse del sofá sin levantar su sospecha.<br />
<br />
—No me digas que me calme —continuó Milena— cuando me estás diciendo que no deseas estar aquí conmigo. Después de todo lo que he hecho para estar aquí, ¡después de lo que he olvidado para venir aquí contigo!<br />
<br />
—Sí que quiero estar contigo, aquí y ahora.<br />
<br />
—¿Y si le digo a ella lo que ocurre aquí? ¡¿Crees que le gustaría?! —Milena arrojó al suelo de un empujón los decorativos de cerámica que había sobre la mesa central. Sonaron más rupturas cristalinas—. Ignoro que ya no eres mío, únicamente de mi propiedad, porque no tienes pelotas.<br />
<br />
—Milena, la vida no es tan sencilla. Ya te digo que no la amo, que pronto nos separaremos, pero debemos ir despacio. Los niños… —Fernando llegó a la esquina del sofá, sin poder moverse pues ella se acercaba rodeando la mesita de café.<br />
<br />
—¡Desprecias una vida de delicias por unos críos de los que nunca te preocupas! ¿Acaso no soy yo el núcleo de tu vida? ¿El huracán que dirige tus pasos? —Milena se apoyó en el regazo del sofá y le miró fijamente, a escasos centímetros de su rostro.<br />
<br />
—Yo me preocupo, les quiero, a ella como amiga. No le deseo el mal. Ahora vamos a relajarnos…<br />
<br />
—¡Ella es una arpía! Te ha obligado a despedirte de tu sueño de ser empresario, ella podía haberte ayudado con el dinero de la inversión, pero no quiso porque no confiaba en ti. Y cuando ganaste, ¡bien que te pedía!<br />
<br />
—Es que… era arriesgado.<br />
<br />
—¡Pero yo sí invertí! Y me lo debes, Fernando. Así que no permitas que te ella manipule con sus palabras, con sus gestos y sus lloros. Es hora de que termines el trabajo. ¡Abandónala y quédate conmigo!<br />
<br />
<span style="color: #cc0000;"><b>Lagos negros de lava.</b></span> Fernando asintió. La cogió de los hombros y la sentó encima de sus piernas. Ella ya no se agitaba.<br />
<br />
—¿Qué te parece si seguimos a lo nuestro, aquí, en el sofá? —Milena sonrió triunfal— Mañana quizá podemos ir de compras, un vestido de Dior… ese que tanto te gustó al llegar del aeropuerto.<br />
<br />
—¿Ves cómo puedes ser un caballero? —Le besó en los labios— Te perdono.<br />
<br />
<b><span style="color: #660000;">Océano rojo en calma. </span></b>Fernando siguió besándola, sentía que aquellos pequeños mordiscos no le excitaban. No le gustaba que le torturaran. Aquel sentido sumiso no iba con él. Milena cada vez más fogosa en los labios ya rojos de Fernando, porque él siempre se sentiría incómodo con aquella forma de besarse. No era doloroso, al menos no de forma intensa, pero nunca llegaba a adivinar porque le asqueaba tanto.<br />
<br />
<b><i>Reina de los sellos, los sigilos a su espalda, demonios besando sus pies de nácar, corona que decora su rostro y su maldad. Ella nunca lo suelta, nunca lo desecha, lo abraza, lo aferra, lo asfixia, lo mata.
</i></b>Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-14922414726823671962020-01-13T05:19:00.004-08:002020-10-11T22:56:19.936-07:00El Marco Embrujado<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhp5DwT0AlSrRwGnpHhIUge9G8qWWTASTt2MIpYohi4VrS3dXw1ofN44TgCV1EacQqLPMrOFZhu6kpw0zEJDj2qmQtCJD0Cn6-pH6WcY8uEN7ZFbvdUOSAf027Zrj_b1Qa7f2EZBFT5P6Cp/s1600/Jesucristo%252C+Prometeo.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhp5DwT0AlSrRwGnpHhIUge9G8qWWTASTt2MIpYohi4VrS3dXw1ofN44TgCV1EacQqLPMrOFZhu6kpw0zEJDj2qmQtCJD0Cn6-pH6WcY8uEN7ZFbvdUOSAf027Zrj_b1Qa7f2EZBFT5P6Cp/s640/Jesucristo%252C+Prometeo.png" width="640" /></a></div>
<br />
<br />
<span style="font-size: large;">Si alguna vez os habéis topado con un demonio conoceréis aquella sensación. Al principio no le tendréis miedo, porque se disfrazará para vosotros. Querréis acercaros, para tocarle, para sentirle, para conocer que hay al otro lado. Cuando se quite la máscara el peligro acechará a vuestros instintos animales, pero ya será demasiado tarde para retroceder. Será tarde, incluso, para tener miedo. </span><br />
<br />
<h3>
El Marco Embrujado </h3>
<br />
Era tan solo una puerta que daba a otra puerta, así de simple. Pero lo que contenía aquel metro cuadrado no era para nada sencillo. Ni siquiera me percaté de cuando comenzó a ocurrir, fueron mis amigos los que me revelaron este suceso, porque ellos también lo habían experimentado. Mi pasillo, largo y en forma de ele, les ponía los pelos de punta. Mi casa tiene un corredor que es el más largo que haya visto. Si lo recorres te lleva a todas las habitaciones, comedor, cocina, baño, dormitorios. En la primera sección de la ele está la entrada, el comedor, la cocina y el primer baño. Allí todo parece tranquilo, solo la esquina de la ele comienza a asustarte, porque las sombras engullen la poca luz que entra desde las ventanas de las habitaciones colindantes. En la segunda sección de la ele está mi dormitorio, la primera, uno de invitados y, finalmente, el de mis padres. Esta puerta final, que cierra el ciclo serpenteante del pasillo, tiene tras de sí el baño. Las dos puertas se superponen. La última, el baño, siempre cerrada. La primera era solo un marco que permanecía abierto ocurriera lo que fuere. Entre ellas había un tramo de apenas un metro cuadrado, pero era suficiente para desatar la pesadilla.<br />
<br />
Pero, ¿a mí me aterrorizaba? No. Salía de mi cuarto y miraba hacia la derecha. Yo sentía atracción, algo en aquel marco me llamaba. Me obligaba a mirarlo, perdiendo la noción del tiempo mientras allí, en esa oscuridad, no había nada. El marco era el blanco, la puerta cerrada de tonalidad chocolate era el negro, entre medias el purgatorio. Al pasar por delante no podía evitar girarme para mirarla, la doble puerta, la puerta enmarcada. Había una atracción extraña que te obligaba a mirar hacia ella, un susurro leve, una punzada en la nuca, mezcla de erotismo de la estética y de terror de lo inexplicable. Cuántas veces habré quedado prendado por su brujería, sin explicarme por qué me apasionaba tanto. Cuando mis amigas comenzaron a temblar al recorrer mi pasillo comprendí todo. La bóveda que hace de portal a otros mundos. Un diorama de la perdición que pasa desapercibido, pero que la intuición detecta nada más se cruza con tu mirada.<br />
<br />
Pero, ¿qué ocurre realmente en ese pasillo? Nada más cruzas la esquina la temperatura baja drásticamente. Las energías vuelan deprisa, demasiado deprisa. Lo ves, saludándote a lo lejos, el marco. Te acercas, tu vello se eriza, caminas más deprisa queriendo llegar a la habitación, quieres cerrar la puerta tras de ti. Estás a salvo. Pero algo te detiene cuando estás frente a ella, el marco es una hechicera. Es como un horizonte de expectativas. ¿Por qué parecía tan bella? La hermosa estética te paraliza, como si se tratara de una obra de arte. La hipnosis te impide que te des cuenta de que te has pasado un minuto mirándola, pero aquello solo me ocurría a mí. Tras la conversación con mis amigas, una buena mañana me percaté de aquel hechizo. Aquel día me di cuenta de que no podía apartar mi vista del marco de la puerta.<br />
<br />
—Joel, la has llamado ella. ¿Por qué has dicho eso? —dijo Mariam.<br />
<br />
Quizá siempre lo había sentido, la lucha de la dualidad en mi interior como una guerra civil que me destruye. El bien y el mal llamándome desde orillas opuestas. Pero yo siempre había elegido la oscuridad, porque allí estaba mi corazón. Allí veía bondad. Y la luz solo me parecía de oro, falsaría y engañosa, porque no puedo confiar en un Dios. Simplemente no puedo. ¿Qué dios arrancaría la vida de mi padre de esa manera? Solo al recordarlo me enfadaba con el marco, como si fuera su culpa. Sin embargo, continuaba mirándolo, quizá esperaba que algo saliera de allí y me socorriera. Me sacara de aquel pozo de agua infinito. Cuando ese portal se abrió, di un paso más a esa oscuridad infernal y no me arrepiento.<br />
<br />
No importaba de noche o de día, siempre era la misma sensación. Intentamos hacerle fotos, pero ninguna era capaz de captar lo que se siente, ese aviso de peligro del instinto salvaje. El curioso principiante quiere acercarse, tocar, sentir, conocer el otro lado, pero será demasiado tarde cuando le miedo le atrape. Así era esa puerta, un depredador feroz. Una trampa para los sentidos, un beso de miel para los mortales que, inocentes, idealizamos a abusadores, adoramos a asesinos. Nos gusta ser esclavos, vendemos nuestras almas al primer diablo. Y yo seguía pensando que allí no estaba seguro, pero que aquel acantilado frente al mar era mejor que salir a la realidad para engullirla. Y no sentía más que ojos a mi alrededor, pero deseaba que uno de ellos fueran los de mi padre, que jamás volvería.<br />
<br />
El no pegar ojo, sinfonía de crujidos y estiramientos de paredes, pasos y rasguños sutiles. Las paredes se estiraban constantemente durante las noches, parecía que un mueble se había caído en el piso superior, pero el mío era el último. Así de fuertes eran los ruidos y todos provenían de aquel marco de maldiciones. Pasaron las semanas y yo seguía hipnotizado. Por las noches no conseguía dormir a pierna suelta, pero continuaba mirándola, mirando al marco, la miraba siempre antes de entrar. Me paraba, seguía preguntándome que magia suya me había hechizado, era aquel amor que siente un artista por una obra magnífica, por la suntuosidad de un trazo. Tan bizarro que jamás se me ocurrió contárselo a nadie, pero ¿qué iba a decirles? ¿Qué mi puerta era hermosa? ¿Qué escondía algo que solo podía intuir como terrible? Un mirar, en aquella penumbra de dos soles, donde era sombras y estrellas, para ver si algún movimiento asomaba de entre los marcos, pero nada se veía nunca. Yo no sabía ver en aquel entonces. Pero lo que define el terror no es la visión, sino el sentido, la vibración que eriza nuestra piel, sentir que algo te está arrastrando. No importa monstruo, susurros o sulfuros, la vibración nos acompaña en nuestros terrores. Es aquello que, aunque todavía no lo sepas, no te deja dormir por las noches.<br />
<br />
Los humanos somos capaces de descubrir las cotas de odio, pero yo, en cambio, sentía una extraña gravedad, como si el marco supiera qué debía contener para cautivarme. Sabía que yo me decantaba por aquellas vibraciones oscuras, sabían que yo había estado a ese lado no mucho antes, que yo había invocado demonios en esas paredes, que había hecho rituales que otras brujas llaman prohibidos. Por eso, quizá, yo no notaba la maldad en el marco, sino que lo adoraba. Evitaban a toda costa atravesar el pasillo y, mucho más, a oscuras. En aquel entonces no había hecho más que comenzar, mi casa era una armonía, pero poco a poco la oscuridad invadió el pasillo entero, la casa entera. Y ya casi no queda nada libre de sus influencias. Con el suceso in crescendo, un preocupado comentario de Mariam, una amiga que había vuelto temblando de visitar el poseído pasillo.<br />
<br />
—¿No has visto al niño que tienes ahí bajo el marco?<br />
<br />
Me giré para mirarlo, la doble puerta de nuevo ante mis ojos. Un crujido sonó en el pasillo y creí que el marco se desprendería. Pero no sucedió nada, solo el eco del crujido. Lo único que permanecía intocable era mi dormitorio. Y no podía dejar de pensar en eso, ¿qué mantenía mi habitación limpia, además de las velas que los incitaban y los inciensos? Ahora solo tengo una respuesta. Era mi padre. La lucha había comenzado, pero yo tenía las de ganar. Él estaba conmigo.<br />
<br />
—No, no es un niño —dije yo.<br />
<br />
El aura de atracción, los avisos de la conciencia, la hipnosis. El amor, más que el odio, que sentía, a pesar de los miedos que desataba en todos mis invitados. Solo podía significar una cosa, que yo estaba acostumbrado a aquella energía de antemano. Se escucharon unas garras arañar las paredes. Unos pasos se acercaron. La luz se cortó.<br />
<br />
—Es un demonio.<br />
<br />
<br />
<table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto; text-align: center;"><tbody>
<tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIqBI-ikWG-m18O4rOfNa36B5uqTaltjfD9OJ28ZgbKK10ItzvI-84kjSTddTBEi851418fVR2sEuE7htzS5rsssTDWW9s_97wbhZjxR0rN7zPSaBB8wFwaKqyOXHaZ1EG_X-_4avQirK9/s1600/marco.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1056" data-original-width="1080" height="312" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhIqBI-ikWG-m18O4rOfNa36B5uqTaltjfD9OJ28ZgbKK10ItzvI-84kjSTddTBEi851418fVR2sEuE7htzS5rsssTDWW9s_97wbhZjxR0rN7zPSaBB8wFwaKqyOXHaZ1EG_X-_4avQirK9/s320/marco.jpg" width="320" /></a></td></tr>
<tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Foto real del marco</td></tr>
</tbody></table>
<br />
<h4 style="text-align: center;">
Fin de la primera parte </h4>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
</div>
Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-82912454751872206982019-12-23T00:11:00.006-08:002020-10-11T22:24:42.539-07:00Qué nos enseña 'La Metamorfosis'<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://brecacha.files.wordpress.com/2015/03/metamorfosis.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="445" data-original-width="600" height="474" src="https://brecacha.files.wordpress.com/2015/03/metamorfosis.jpg" width="640" /></a></div>
<br />
<br />
<h4>
¿De qué trata?</h4>
<span style="color: #cc0000;"><i>La Metamorfosis</i></span> es una novela corta de Franz Kafka que tiene mucho de autobiográfico. Trata sobre como cambia la vida de un hombre cuando una buena mañana descubre que se ha convertido en un insecto (de dudosa procedencia, en este caso un escarabajo es la teoría más acertada, pero no se especifica). Este hombre es Gregorio Sansa.<br />
<br />
La familia de Gregorio, incluyendo su padre, madre y hermana, están consternados pero su amor por Gregorio les obliga a cuidarle como a un leproso el cual repudian. Gregorio y la sociedad, Gregorio y su familia, se comienzan a alejar hasta que el exilio de Gregorio es tal que olvida su humanidad. <b>Pero, la pregunta en esta novela es ¿quién es el insecto asqueroso, Gregorio o la familia? </b><br />
<br />
<br />
Imaginaos una cucaracha o un escarabajo del tamaño de una persona y, es
más, con el rostro de una persona. Me da igual que sea el amor de mi
vida, probablemente queme la casa con él dentro. Pero aquí no hablamos
precisamente de un hecho literal, sino de una metáfora. <span style="color: #cc0000;"><b>Kafka nos quiere preguntar, ¿qué haríais vosotros?</b></span><br />
<br />
<h4>
¿Cómo comienza? </h4>
La obra de Kafka comienza con la metamorfosis ya hecha, no vemos cómo ha pasado, lo que nos narra Kafka es la consecuencia. Los hechos después del terrible cambio.<br />
<br />
Gregorio nos habla de su <b>trabajo</b>, de lo duro que es. Está prácticamente esclavizado porque tiene una gran deuda que pagar. ¿Puede ser que la metamorfosis esté provocada por ese sentimiento de hastío? De pereza, de
preferir dormir alejarse de las responsabilidades y huir lejos sin
preocupaciones. Dormir y morir, no hacer nada. Gregorio vive una vida que no quiere, atado a un trabajo que detesta, lo que desea es descansar algún día y poder dormir. ¿Podría ser que tuviera depresión? Por eso le da miedo
mirarse... Porque huye de sus responsabilidades. Esta cansado y
deprimido con su vida. <br />
<br />
Pero no solo es esclavo de su trabajo, también de su <b>familia</b>. Son ellos los que tienen la deuda, no él. Se sacrifica por ellos. Él quiere ser libre, pero no puede, se responsabiliza de la vida de sus padres cuando debería ser al revés. Esto, además, hace que la actitud de los padres durante la novela nos parezca más pueril todavía. No tienen compasión por él, es solo una máquina de trabajo. Como si realmente fuera su labor y responsabilidad sacarles a ellos del atolladero. Mantenerles.<br />
<br />
<br />
<blockquote class="tr_bq">
Estar enfermo es pecar de aborrecer el trabajo. La pereza es desobedecer. Abandonar tus deberes.</blockquote>
<br />
La
<span style="color: #990000;"><b> mutación </b></span>comienza con la voz, lo primero de lo que se da cuenta. Tiene
patas de insecto, no se puede mover mucho. Es un escarabajo boca
arriba, metafórica y realmente. Es un bicho parado en su vida real, el hastío, la esclavitud, el sacrificio que hace por su familia. Es aguijoneado por los demás, como dice Gregorio en la obra, no le dejan en paz.<br />
<br />
<br />
<h3>
La pérdida de humanidad ante el abandono de la sociedad</h3>
Esta obra nos enseña como la sociedad abandona a aquellos individuos extraños, raros, quizá con problemas psicológicos, que no encajan en ese sistema. Los inadaptados son separados automáticamente y de manera inconsciente. Así, estos seres humanos distintos, acaban por perder su humanidad a causa de este exilio. Es como el pecado a Satanás, el exilio del cielo divino, el añorar eternamente la luz de dios. De la misma manera, estos inadaptados en soledad olvidan que son realmente humanos y comienzan a comportarse como la sociedad espera de ellos. Se convierten en lo que, desde el principio, les señalaban.<br />
<br />
<br />
Para Gregorio todo comienza con la hostilidad de su familia. Ahí se abre una brecha entre ambos. Ya, desde el principio, se nota que sus padres no pueden soportar su mirada. La madre no puede verle, no sabe realmente qué tan horrible es o no. Incluso Gregorio se coloca algo encima para las personas no le vean una vez entran en su habitación, en la cual queda recluido como una prisión. Cuando Gregorio decide salir de su habitación, ya que su jefe le está esperando fuera, la familia siente tal histeria que Gregorio es atacado y sale herido en la pata y el costado. El cambio provoca hostilidad. Lo desconocido y extraño nos causa violencia, desapego y oposición. Nunca comprensión.<br />
<br />
Es el padre, no la madre, ni la hermana, ni el jefe de Gregorio, el que le ataca. El jefe sale corriendo, él no tiene por qué quedarse allí, pero de la familia solo el padre decide hacerle daño preso de un miedo indescriptible. No reconoce a su hijo, se ha convertido en otra cosa. Y no está dispuesto a escucharle, a entenderle, a compadecerle. Solo a odiarle, porque no es como él espera que sea.<br />
<br />
<br />
<br />
Gregorio
poco a poco va convirtiéndose en un escarabajo y se comporta como tal. Le gustan las cosas caducadas y que huelen mal. Es un
apestado, le temen. No le comprenden, aunque la hermana aún lo aprecia, porque es joven y entiende los cambios de la juventud. Porque todavía no ha evolucionado en la sociedad adulta que rechaza. <b>La soledad y el aislamiento, poco a poco, van convirtiendo a Gregorio en la bestia que conocen</b>.<br />
<br />
La familia ha estado viviendo de él desde hace mucho tiempo, pero Gregorio descubre sin querer que <b>tenían unos ahorros</b> por si acaso. El protagonista, en vez de sentirse insultado, ofendido y usado aplaude la inteligencia de su padre. ¿Por qué no aligerar la carga de su hijo con ese dinero? ¿Por qué no trabajar? Pues al quedar Gregorio "inválido" el padre debe volver al banco. ¿Por qué no haber hecho eso antes? ¿Era mejor vivir de otros? Gregorio nos muestra como,<b> incluso maltratados, amamos a nuestros verdugos.</b> Nos acostumbramos a ser humillados, a sentirnos menos. Por eso las <span style="color: #990000;"><b>relaciones tóxicas</b></span> son tan comunes.<br />
<br />
<br />
El padre, ¿demasiado viejo? La madre, con asma, ¿es suficiente excusa? La hermana es la única que la tiene, pues tiene 17 años. Es joven, estudiante con sueños.<br />
<br />
<blockquote class="tr_bq">
La verdadera transformación no se hace al principio, con la conversión a escarabajo. Se hace durante, cuando olvida su humanidad por haber sido despreciado por su familia. </blockquote>
<br />
Gregorio
cuando mira por la ventana ya no ve los edificios porque no es capaz. Sus ojos no son tan potentes, ve como un desierto eterno. Es una forma de expresar que se siente peor, perdido. Me recuerda a <i><span style="color: #351c75;"><b>Kafka en la Orilla</b></span></i> y su inicio, como Kafka está en un desierto y va a atravesar una tormenta. Gregorio está a punto de atravesarla y no puede hacer nada para salir perjudicado. En esta tormenta está el cambio, la muerte, Gregorio está muriendo de una forma metafórica. Pero, ¿habrá resurrección? Gregorio no correrá la misma suerte que Kafka, nombre del protagonista de la novela de Murakami, quizá como guiño al autor Franz Kafka.<br />
<br />
<br />
La <span style="color: #990000;"><b>hermana </b></span>es el hilo residual de humanidad, sueños y esperanzas que le queda a Gregorio. Su relación con ella le mantiene con vida. Se unen cada vez más, ella le comprende y le cuida. Su hermana hace dos visitas al día a la habitación de Gregorio para ver a través de la ventana, respirar, porque se asfixia. ¿Por qué hace esto? La hermana empatiza con Gregorio porque está viviendo lo que él tuvo que vivir. Olvidar sus sueños (en este caso la hermana quiere ir al conservatorio, porque toca el violín) para trabajar, para mantener a la familia. Se asfixia porque siente esa prisión que sus padres crearon alrededor de Gregorio. Ahora si le comprende. Por ello, se esfuerza en cuidar a Gregorio, se aleja de la sociedad también. Porque no puedes ayudar a un exiliado y pretender seguir en la sociedad que te abraza. Es un bando u otro.<br />
<br />
<br />
<br />
Por fin, cuando la hermana y la madre deciden quitar los muebles para que Gregorio corra por las paredes tranquilamente la madre le para. ¿No será eso olvidar que puede curarse? ¿Qué puede volver a ser humano, olvidarse de su condición humana? Aquí me pregunto, ¿curarse de qué? Pero Gregorio está de acuerdo con su madre, tiene esperanzas en que la metamorfosis se disipe. La hermana, sin embargo, convence a su madre y quitan los mueles. Gregorio no puede soportar ver todas sus cosas siendo llevadas a otra habitación. Le están desnudando, borrando sus recuerdos.<br />
<br />
Gregorio en ese momento decide salir de su escondite. La madre se desmaya en estado de shock. Gregorio se escapa. Cuando vuelve el padre, al enterarse de lo ocurrido se pone muy violento. Es hostil contra Gregorio, su propio hijo. En ese momento Gregorio rompe con la realidad, ¿es ese padre el que el cuidaba tanto, el que le despertaba por las mañanas? ¿Qué ha pasado? Que ya no es útil. Ya no se esclaviza. La metamorfosis le está cambiando también la forma de ver las cosas. El padre, finalmente, cabreado y queriendo que Gregorio vaya a su habitación prisionera, le lanza un as manzanas y una se le clava en el pecho de Gregorio. Esta manzana tarda en curarse, pero nunca se elimina, se le queda clavada para siempre.<br />
<br />
Esa manzana es el pecado, el aislamiento. Es el anatema, a
partir de ahí la familia entiende que deben aceptar que su hijo es así, cuidarle, resignarse. A pesar de que les de asco, como una familia que tiene un hijo drogadicto. Para Gregorio también ha cambiado todo. Ellos ya no le aprecian. Le soportan.<br />
<br />
<br />
<blockquote class="tr_bq">
¿Acaso no es Gregorio más libre como escarabajo? Es solo la manzana del padre, el pecado mortal paterno, lo que le invalida para siempre.</blockquote>
<br />
<br />
Así,
con la herida, pierde la libertad de movimiento, la libertad
total. ¿No os recuerda a un adolescente? Los cambios, padres que no comprenden a su hijo, que crea dramas y tragedias emocionales, cuyos familiares en vez de sentarse y hablar deciden levantar voces, manos, golpes. Le castigan con lo único que le importa. Su libertad.<br />
<br />
<br />
<br />
<h3>
El trágico final</h3>
<br />
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<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoIAH8c7Gx-mT9qPbHcT0KtD7rVImqVIuL6TWJss92q3ycCMi4xwfYVbnnYFvMblshobcyC_aN4gRHgXK8n5_Xl3Onvl_bcBdQuRbjLmzIIu071np24IHP1qGSp0Wvgxt2AgVc2WEjcyE8/s1600/97d1529e-e438-4c0e-bb2d-7e40ef2e264f.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="500" data-original-width="362" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhoIAH8c7Gx-mT9qPbHcT0KtD7rVImqVIuL6TWJss92q3ycCMi4xwfYVbnnYFvMblshobcyC_aN4gRHgXK8n5_Xl3Onvl_bcBdQuRbjLmzIIu071np24IHP1qGSp0Wvgxt2AgVc2WEjcyE8/s320/97d1529e-e438-4c0e-bb2d-7e40ef2e264f.jpg" width="231" /></a></div>
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<br />
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<blockquote class="tr_bq">
El padre me recuerda un poco al emperador invertido, vestido con su uniforme del banco como si fuera un jefe militar. Se cree que vale un millón, que tiene poder, pero no vale nada ni tiene nada. Es un dictador que somete a sus víctimas para sentirse realizado en una vida de defectos. </blockquote>
<br />
<br />
<br />
Pronto se dan
cuenta de que no tener a Gregorio como un esclavo humano requiere que
ellos hagan muchos más esfuerzos. Todos deben trabajar sin descanso, ya no pueden contratar siquiera a una interna para que cuide la casa. Todos están cansados y tienen que hacer más trabajo en casa. A Gregorio cada vez le duele más la herida, le hacen menos caso, más aislamiento.<br />
<br />
<br />
Hay un episodio interesante y es que la madre entra a limpiar el cuarto de Gregorio, pero la hermana se enfada. ¿Por qué? ¿Le gusta que esté sucio? ¿Ignora la mugre de la habitación? De esta forma nos deja caer como la relación entre ambos se va deteriorando. La hermana cree ser la única capaz de entenderle por ser joven, pero ignora cómo ayudarle. La madre, sin embargo, si sabe, pero no la dejan. <br />
<br />
<br />
Una de las <span style="color: #990000;"><b>asistentas</b></span>, demás, no siente repulsión por Gregorio. Como si Kafka tratara de decirnos que la clase más obrera es más capaz de aceptar a estos exiliados y rechazados de la sociedad, porque ellos, en parte, también lo son.<br />
<br />
<br />
Deciden alquilar las habitaciones de la casa a huéspedes. Son esclavos para ellos. Ahora si sienten lo que fue la vida de Gregorio. La hermana, entre problema y problema, decide tocar el violín. Entonces Gregorio, atraído por la música, sale de su escondite. Los huéspedes ven a Gregorio y se van sin pagar. En ese momento se firma la sentencia de muerte de Gregorio. La hermana decide que deben acabar con él.<br />
<br />
Ellos gimotean, ¡ojalá Gregorio nos comprendiera! Pero, ¿quién comprende a Gregorio? ¿Quién lo ha intentado siquiera? Si desde un principio le han rechazado, si ni siquiera le han dado la oportunidad de decir nada, de explicarse. Intentan
deshumanizarle diciendo que ya no es Gregorio. Deben pensar como tal para matarle, porque para poder crear esa barrera, para convertirlo en bestia, en escoria, en animal de granja, deben deshumanizarle. <b>Le
deshumanizan para matarle y olvidarle.</b> Así, Gregorio, sin poder apenas moverse, muere. Muere porque su hermana le ha abandonado. Hasta ella ha perdido la esperanza. <br />
<br />
<br />
<br />
Es solo en ese momento que Gregorio vuelve a ser humano. Es un cadáver flaco y diminuto. Se dan cuenta de que estaba pasando mucha hambre. La familia despide a los huéspedes, la asistenta dice que ha recogido a Gregorio, pero a nadie le interesa ya ese pasado. Marchan a una nueva vida, comprarán una nueva casa más grande y me gusta el apunte final. La casa había sido escogida por Gregorio, aunque era demasiado pequeña.<br />
<br />
<br />
<br />
<blockquote class="tr_bq">
Casa pequeña, pequeñas aspiraciones. Grande, grandes aspiraciones. ¿Es esa la conclusión de Kafka? ¿O es que acaso no la hay?</blockquote>
<br />Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-81872584286749599142019-12-16T03:57:00.002-08:002020-10-11T22:22:05.511-07:00Alguien a quien no conocí<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEin0HLvWNnhT6plcD9X62s6fliWLKeg2YwviYRhuDilto_PNbcrkJ1xyN9N1KI5BBjNZpN7FYavV7HrRlhnAm1f23vVIZ0mBDleRvyMkfKQb8VZjucuiguGLXw_MQJbjhvZnoMJCN9Ft3kc/s1600/Jesucristo%252C+Prometeo.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEin0HLvWNnhT6plcD9X62s6fliWLKeg2YwviYRhuDilto_PNbcrkJ1xyN9N1KI5BBjNZpN7FYavV7HrRlhnAm1f23vVIZ0mBDleRvyMkfKQb8VZjucuiguGLXw_MQJbjhvZnoMJCN9Ft3kc/s640/Jesucristo%252C+Prometeo.png" width="640" /></a></div>
Fue hace tiempo. La noche ya había caído, era como un océano sobre el cielo y abajo, donde estábamos nosotros, todo estaba lleno de luces. Desentonaba la estación del norte de Valencia en medio de aquellos cumulonimbos modernos. La gente todavía acudía, posiblemente era viernes o sábado, pero no lo recuerdo. Entonces le vi.<br />
<br />
¿Alguna vez os ha pasado que os enamoréis de alguien que no conocéis? Yo, en aquel momento, ni siquiera pude verle bien. No logré diferenciar sus rasgos, no sé si tenía ojos azules o verdes, solo recuerdo un fijo azul aguamarina en su cabello. Un azul estridente que chillaba a todos los que tenía a su alrededor. Su ropa negra, eso también lo recuerdo, la figura escondida y definida, delgada, el gorro negro que llevaba también en su cabeza. Recuerdo eso y es tan poco, pero fue suficiente para crear una imagen en mi cabeza. Y el resto se creó solo, en una fantasía intocable. A raíz de esta persona, más bien personaje, nació lo que hoy en día es Belfegor, uno de mis personajes favoritos en mi novela Génesis de lo Oculto.<br />
<br />
¿Alguna vez habéis querido ir atrás y cambiar vuestros actos? Dar un paso, aprovechar el tiempo. ¿Quién sabe qué hubiera pasado? Pero no somos ilusos, yo hubiera actuado de la misma forma, temerosa, sin atreverme a acercar un pie ni una mano. Rayano a una estrella con miedo a mirarla, por si se percata de mi descaro. Y por ello estamos destinados a cometer los mismos errores, una y otra vez. Hasta que nos cansamos o morimos.<br />
<br />
¿Qué veo? Una delicadeza en el sentir, que se expresa en sus labios, en una enorme sonrisa, aunque porta penas. Y por ellas, precisamente, comprende y asiente. Empatiza. Es una caricia para la flor marchita, pero también una sopa caliente en un frente de invierno. Eso veo aquí dentro, porque fuera no lo conocí nunca. No sé qué fue que me llamó tanto la atención, fue intuir el perfume de su alma. A partir de entonces no pude dejar de pensar en él. Y siempre, ese cabello azul, ha sido una imagen en mis sueños imposibles. Quizá es eso, el no saber, el poder crear ante una hoja blanca lo que se quiera, llenarlo de creencias. Puede decir, hacer y pensar lo que quieres, puedes crearlo a tu imagen y semejanza, a la imagen y semejanza de tu amante perfecto. ¿Acaso existe algo así? No solo lo dudo, sino que lo afirmo.<br />
<br />
Es no tener que lidiar con otro ente, con la realidad tangible que nos rodea, vivir en recuerdos. Somos lo que recordamos, aunque no nos guste. Y de allí sacamos los deseos, pero esto es incorrecto. Es incorrecto e injusto aplicar estas creencias a quienes nos rodean, esperando que cumplan unas expectativas de dioses. Nadie es perfecto. Y sin embargo seguimos queriendo ese cenit, porque es más fácil que acomodarse a la verdad de una persona. Convivir con ella y amarla incluso con sus peros.<br />
<br />
Es más fácil, sí, ser amante de uno mismo. Porque al fin y al cabo nace en nosotros esa persona que es mera idea invisible. Es más fácil que amar a un ente extraño, a una persona ajena que no conoces, a alguien opositor de tus creencias aprendidas. A alguien completamente opuesto. Y el día a día se hace insoportable, porque esos castillos de naipes se destruyen tan fácil, con solo una palabra. No hace falta una gran traición para desanimarme, solo una frase desafortunada. Y boom, se acabó todo. Al menos en mi cabeza.<br />
<br />
¿Alguna vez habéis preferido enamoraros de esa idea, de esa iconografía amorosa que crea vuestro cerebro, en vez de conocer a personas de carne? Que decepcionan, que traicionan y duelen. Yo, cada día que pasa, prefiero más la primera opción. El amante de papel, el que nunca te deja, el que nunca muere. <br />
<br />
Por eso, seguiré escribiendo amantes, personas perfectas. Para todos vosotros, para que encontréis un espíritu semejante. Para que leáis y os leáis a vosotros mismos, así quizá acabéis amándoos tanto como queréis que os amen. Y quizá esa es la respuesta o será que esta noche es demasiado fría para pasarla entre papeles y tintas que no sufren. Será que, al final, quiero la carne podrida, la que sé que aunque se equivoque es real. Serás tú, pues, quién decida si quieres seguir con mis creaciones o te atreves a dar un paso hacia el mundo y ser vulnerable. Tú eliges.
Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-50024178046756974012019-12-09T05:08:00.001-08:002020-10-11T22:22:31.386-07:00El funeral del Albatros<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7x_UKjaem9fQVISplLj-rHAPlPhEDERPG8jltaW3pZDO9bU7XjYRB4tGHrwA-P2sbSW_T8M-KQ7gSVwIQcR27Chma9Tw5aNRthxwWiGHNziE_Wte95o5C7z3w1JJhlTf3o9IV_Lj2AW-I/s1600/microrelato.png" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7x_UKjaem9fQVISplLj-rHAPlPhEDERPG8jltaW3pZDO9bU7XjYRB4tGHrwA-P2sbSW_T8M-KQ7gSVwIQcR27Chma9Tw5aNRthxwWiGHNziE_Wte95o5C7z3w1JJhlTf3o9IV_Lj2AW-I/s640/microrelato.png" width="640" /></a></div>
<br />
<span style="font-size: large;"><b>Este relato se basa en una experiencia real mía. No es ficción.</b></span><br />
<br />
Yo tenía siete años, jugaba en el chalet de mis abuelos con mi tía completamente despreocupado. La entrada tenía un gran paseo para el garaje, en el porche de blancos no había nada más que sillas. Mi tía y yo jugábamos a algo que ya no recuerdo, pero lo importante no lo he olvidado. Corríamos por aquel paseo hasta la verja de entrada y, en algún momento de aquella diversión, sentí algo terrible. Primero fue como un mordisco en la piel, como una picadura de mosquito, como cuando te pinchas con un alfiler. Primero, fue solo uno, pero la sensación pronto creció en mi cuerpo y el alfiler se convirtió en miles. Empecé a gritar de dolor sin que mi tía pudiera hacer nada. Me agarraba el cuerpo tratando de averiguar que estaba pasando, pero la sensación continuaba, solo comencé a correr al interior de la casa, me tiré al sofá hundiéndome en aquel dolor. Las punzadas seguían con descansos de un segundo entre cada intervalo. Pinchos por todas partes, de pies a cabeza, queriendo atravesar mi piel todavía débil. Mi piel se estaba cristalizando y rompiendo en pedazos, repitiendo el proceso infinitamente. Recuerdo que mi tía me preguntó muy preocupada, ¿qué te pasa? ¡Dímelo! Y yo le dije, simplemente: me duele todo el cuerpo. Y, es que, así era.<br />
<br />
¿Qué puedo hacer?<br />
<br />
Nada.<br />
<br />
La sensación se desvaneció en aquel momento. Fue de repente, tal y como vino se fue. Respiré aliviado y mi tía no comprendió nada. Yo tampoco. "Ya no me duele". Eso fue lo único que le dije. Y seguimos a lo nuestro, otra vez la normalidad. Nunca más volvió a pasarme nada como aquello y lo agradezco. Yo tenía siete años cuando experimenté el momento exacto en el que los umbrales se cerraron y mis ojos dejaron de ver. El día en el que mi alma empezó a materializarse en el mundo carnal y mis alas se quemaron.Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-7676854401935099704.post-33656854684570577952019-11-25T04:48:00.003-08:002021-07-05T03:08:55.070-07:00INSPIRACIÓN: Vencer el bloqueo del escritor<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaXkkukFPRr68qclGniT4CVY_07EkX0dEz3TgHVSoFXom57QWeR_vO1xoaYBXRgtoqFspyd_-jzDeF3arqoeRQjfr76zi-yDB1BtlD4SsZ1Z22DRjvyWL8me7q6rT06TfyWFLLotNouHYj/s1600/bloqueo-escritor.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="512" data-original-width="1024" height="320" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgaXkkukFPRr68qclGniT4CVY_07EkX0dEz3TgHVSoFXom57QWeR_vO1xoaYBXRgtoqFspyd_-jzDeF3arqoeRQjfr76zi-yDB1BtlD4SsZ1Z22DRjvyWL8me7q6rT06TfyWFLLotNouHYj/s640/bloqueo-escritor.png" width="640" /></a></div>
<br />
Este artículo es una aglomeración de información de otros ya escritos. Espero que os sirva.<br />
<br />
<h2>
Cómo vencer el bloqueo del escritor</h2>
A muchos nos ha pasado que
comenzamos a escribir y llega un punto en el cual no podemos avanzar
más. Conseguir inspiración es complicado y viene cuando menos te lo
esperas. Os voy a dar algunos consejos para conseguir libraros del
bloqueo.<br />
<br />
<a name='more'></a><br />
<ul>
<li><b>Escucha música: </b>la música en mi caso es lo que más me inspira
de todo. Si quiero escribir una escena de acción, me pongo metal; si es
una escena de amor, algo romántico, dark cabaret; si es una escena
triste, música lenta; si quiero describir una escena cuyo ambiente es
formal, clásica.</li>
<li><b>Mira películas: </b>a veces viendo una escena o algo en concreto se te enciende la bombilla. Si tienen que ver con la trama que escribes.</li>
<li><b>Brainstorming:</b> haz una tormenta de ideas con tus amigos,
pareja o gente de confianza. Ellos pueden ayudarte a ver cosas que tú no
ves o darte ideas buenísimas.</li>
<li><b>Da un paseo:</b> qué pereza, ¿no? Pero si sales a alguna parte,
tomate tu tiempo para admirar le paisaje, ve a algún sitio con algún
amigo, a un parque, un museo. Sal un poco y que te dé el aire.</li>
<li><b>Diviértete:</b> juega a un juego, sal con tus amigos, haz lo que
te de la gana. Con el tiempo el bloqueo desaparecerá, contra más te
obsesiones más bloqueado estarás. A veces hay que dejar reposar los
escritos y retomarlos cuando tenemos ganas. </li>
<li><b>Usa métodos poco convencionales: </b>a veces para lograr tener
alguna idea o visualizar algo me echo las cartas del tarot. Según las
cartas que salen intento buscarle un significado, y de ahí una historia.
Si por ejemplo le pregunto "¿Qué puede ocurrir en esta escena de amor?"
y me aparece la Sacerdotisa invertida, eso significaría que sería una
escena de celos, la pareja le montaría un drama, habría un problema de
venganza (también podríamos imaginar que la pareja realmente trata de
vengarse y lo está utilizando). Este es un método personal poco
convencional que A VECES me ayuda.</li>
<li><b>CONSEJO FINAL:</b> nunca, y repito NUNCA escribas sin ganas. No merece la pena. Escribir debe ser una pasión no una obligación.</li>
</ul>
<br />
<h2>
¿De dónde saco mis historias?</h2>
Te voy a recomendar varios métodos. Todos bastante fáciles.<br />
<br />
<ol>
<li><b>A través de los sueños: </b>escribe los sueños interesantes, extraños o extravagantes que tengas, te podrían servir para escribir buenas historias.</li>
<li><b>Une dos objetos aparentemente sin relación: </b>une una nevera y
una invasión alienígena, o una goma de borrar y un asesinato. A través
de palabras aleatorias puedes montar una historia.</li>
<li><b>El Tarot u otro método de adivinación: </b>el Tarot es el más
visual, el más accesible para los no entendidos en materia. También hay
muchos otros como la bola de cristal, el I-ching, Tarot egipcio, pero
son quizá demasiado profundos y con matices más espirituales que
mundanos. En el Tarot puedes usar los arcanos mayores o incluso los
menores para ello y a través de sus significados (o tu interpretación
personal) crear una historia.</li>
<li><b>Escucha música e imagina una escena:</b> como si fuera un
videoclip, quizá a partir de ahí comience un nuevo relato. Muchas veces
la letra nos dice algo, la música otro y, depende de nuestro estado de
ánimo los sentidos cambian. Utiliza la música que tenga mensaje para
inspirarte.</li>
<li><b>Reinventa un cuento ya existente: </b>coge una historia y dale la
vuelta, escríbela a tu gusto o cambiando algunos detalles para darle un
toque de diferencia, quizá de crítica. Un ejemplo es mi relato corto de
<a href="https://joeldaimon.blogspot.com.es/2016/05/el-jardin-del-eden.html">El jardín del Edén</a>.
Puedes reinventar la caperucita o incluso un libro que ya existe, ¿por
qué no Harry Potter? ¿Y ese relato de Cortazar que acabas de leer lo
reescribes a tu manera? O puedes copiar la idea a modo de taller.
También puedes coger escenas de novelas que estés leyendo y volver a
escribirlas (tal y como tú crees que quedarían mejor).</li>
<li><b>Copia lo existente: </b>puedes simplemente copiar la estructura
de una novela, copiar la plantilla básica de la misma para crear tu
historia. Por ejemplo, podrías copiar la estructura de <i>Edipo Rey</i>; una ciudad con un problema, el rey trata de resolverlo, se embarca en una aventura y descubre que él es el culpable.</li>
<li><b>Usa una imagen:</b> coge una imagen que te parezca bonita y trata
de darle una historia, es algo que yo suelo hacer. Plasma en un relato
la historia que te transmite esa imagen.</li>
<li><b>Pregúntale a alguien:</b> ¿qué relato le gustaría leer? ¿Qué historia le interesaría?</li>
<li><b>Inspírate leyendo:</b> ¿quieres escribir relato corto? Lee a autores que escriban relatos cortos.</li>
<li><b>El Azar: </b>¿quieres crear una historia y no sabes cómo empezar?
Primero elige la temática, ¿terror, romántica, thriller, fantasía?
Pónle un número a cada uno y tira un dado. ¿Mujer, hombre, alienígena,
animal? ¡Vuelve a tirar los dados! Y así cada vez que tengas una duda,
haz un relato al estilo <i>dripping</i>.</li>
</ol>
<br />
<h3>
La Ruleta del Relato Aleatorio</h3>
<br />
<b>Géneros:</b><br />
<ol>
<li>Fantasía</li>
<li>Romántica</li>
<li>SciFi</li>
<li>Psicológica</li>
<li>Distópica</li>
<li>Policíaca</li>
<li>Terror</li>
</ol>
<b>Extensión:</b><br />
<ol>
<li>Dos párrafos</li>
<li>Una página</li>
<li>3 páginas</li>
<li>15 páginas</li>
</ol>
<b>Personajes:</b><br />
<ol>
<li>Una pareja: marido y mujer, padre e hijo, dos amigos...</li>
<li>Una persona: no puede ser en primera persona.</li>
<li>Tres: el triangulo de la discorida. Un triángulo amoroso, dos amigos y el traicionero...</li>
<li>Un personaje que no sea humano.</li>
</ol>
<br />
<b>Trama:</b><br />
<ol>
<li>Venganza</li>
<li>Casarse</li>
<li>Descubrirse</li>
<li>Irse de casa, independizarse de sus padres</li>
<li>Ser muy bueno en una habilidad</li>
<li>Ser famoso</li>
<li>Conocer a un Dios</li>
<li>Matar al presidente </li>
</ol>
<b>Narrador:</b><br />
<ol>
<li>Omnisciente, tercera persona</li>
<li>Primera persona, protagonista, multifocal</li>
<li>Segunda persona del plural</li>
<li>Primera persona del plural</li>
<li>Observador, tercera persona</li>
</ol>
<b>Final:</b><br />
<ol>
<li>Abierto</li>
<li>Concluyente</li>
<li>Dos finales</li>
<li>Un Plotwist</li>
<li>Circular</li>
</ol>
<br />
Puedes añadirle todo lo que quieras, como una lista de palabras que debes incluir o un título aleatorio que te tiene que inspirar para el relato (Véase herramientas más abajo).<br />
<br />
<h2>
¿Cómo ser más constante a la hora de escribir?</h2>
<br />
Como te
he recomendado antes, guarda las distancias con tu novela, respeta los
tiempos. Si no te sale, no lo fuerces. Pero si quieres adelantar hay
muchas cosas que puedes hacer.<br />
<ol>
<li><b>Escribe escenas sueltas: </b>vete a un capítulo posterior, a otro libro de la misma saga, etc. Escribe una idea y ya colocaras esa escena cuando toque.</li>
<li><b>Escribe ideas:</b> haz una lista de ideas para tu libro actual (o
posteriores si te apetece). Si es una saga y consta de varios libros,
puedes escribir el esquema de toda la historia. Haciendo esto verás de
manera más visual el conjunto de la obra y, por lo tanto, te será más
fácil adelantar escribiendo escenas sueltas.</li>
<li><b>Desarrolla personajes:</b> a veces simplemente desarrollo su
carácter, escribo escenas donde les describo o hacen algo que necesita
de una descripción detallada. También puedes escribir escenas que nos
den pie a dar a conocer su personalidad. Por ejemplo, si una persona es
muy terca, en vez de decirlo creas una escena en la cual muestras ese
rasgo de personalidad.</li>
<li><b>Dibuja: </b>aunque dibujes como el culo, te vendrá bien
visualizar tus personajes o situaciones. A mí me ayuda a comprometerme
más con ellos y conocerlos mejor.</li>
<li><b>Escribe un poco al día: </b>si realmente deseas acabar, escribe
un trozo aunque sea en sucio, aun siendo un párrafo al día. Poco a poco
la cosa irá mejorando y escribirás más, pero todo dependerá de tu estado
de ánimo e inspiración. Los grandes escritores no son máquinas
automatizadas de escribir, un libro cuesta años de trabajo. Contra más
complejidad, más cuesta.</li>
<li><b>Re-escribe y revisa: </b>léete lo ya escrito, ahorra tiempo
posterior de corrección y léetelo todo otra vez. Aunque a veces puede
marearte, porque sería recomendable terminar, dejar reposar la novela y
repasarlo. Si eres capaz de hacerlo todo a la vez, perfecto.</li>
<li><b>Escribe sobre ti: </b>aunque sean tus pensamientos o cosas ajenas
a cualquier obra, te servirá como material. A veces viene bien escribir
cosas que no se vinculen a ningún trabajo porque también despeja
nuestra mente y eso ayuda a desbloquear el posible estrés que hayamos
generado.</li>
<li><b>Si no escribes, lee:</b> muchas veces nos es imposible sacar un
párrafo de nuestro interior. Para ello me gusta leer y nada más leo
siempre me viene algo a la cabeza, aunque sea la reflexión más diminuta.</li>
</ol>
<br />
<h2>
Herramientas para la inspiración </h2>
<h3>
Creador de historias: Palabra Aleatoria</h3>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCOKhB_YTD9opldy1D635R5le31SqRwaFaTF9jWO1oi4BjuQ8a4o081_cxi96xI8s6w9SVNc-D6If_YL-xKOk1_hX_qwk10rHfP-jo1fY__wuplf7hL492QFUmL47d_d_H8fvgM1Qj4k3F/s1600/1.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="195" data-original-width="299" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhCOKhB_YTD9opldy1D635R5le31SqRwaFaTF9jWO1oi4BjuQ8a4o081_cxi96xI8s6w9SVNc-D6If_YL-xKOk1_hX_qwk10rHfP-jo1fY__wuplf7hL492QFUmL47d_d_H8fvgM1Qj4k3F/s1600/1.png" /></a></div>
<ul>
<li><a href="http://www.palabrasque.com/palabra-aleatoria.php?Submit=Nueva+palabra">http://www.palabrasque.com/palabra-aleatoria.php?Submit=Nueva+palabra</a></li>
</ul>
<br />
Aunque una sola palabra no nos pueda servir de nada,
nos puede dar una pista de como queremos dirigir el relato. Si incluimos
tres, cuatro o grupos de cinco palabras podemos llegar a desarrollar
una historia. Cada vez que le das al botón de "Nueva Palabra" te aparece
otra distinta.<br />
<br />
<h3>
Creador de historias: The Story Starter (Inglés)</h3>
<br />
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7MIhaBlBkep_pDj00hufRGfajeQW7qZTOFrqOfCjOiXDZjxXD2RhQ1yNS-dtiUQ4JaQqmboA3yMDk5-BZjnM2Ki57bj98HWPMsyJbVzaF9ZPkcZ9vp6I3OXuMp7foO1Us-9Bh6aNFbzH7/s1600/1.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="151" data-original-width="589" height="163" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEj7MIhaBlBkep_pDj00hufRGfajeQW7qZTOFrqOfCjOiXDZjxXD2RhQ1yNS-dtiUQ4JaQqmboA3yMDk5-BZjnM2Ki57bj98HWPMsyJbVzaF9ZPkcZ9vp6I3OXuMp7foO1Us-9Bh6aNFbzH7/s640/1.png" width="640" /></a></div>
<br />
<br />
<ul>
<li><a href="http://thestorystarter.com/">http://thestorystarter.com/</a></li>
</ul>
<br />
Esta página nos da una frase (en Inglés) con el
comienzo de un relato, a partir de ahí nosotros tenemos que continuarlo.
Podemos, igualmente, jugar con la herramienta y optar por incluir más
de una frase.<br />
<h2>
</h2>
<h3>
Creador de ideas: Imagination Prompt (Inglés)</h3>
<h2>
</h2>
<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;">
<a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgupAOTWgMItTbhg2PvBU2REj8uGogvnkDze_p9f9YQ-Qh9hVYLQ-kHsUPzoZdChdKUXN1H_KmZ4APwTHrxzgmWym-7KQ3Hx5T87N9CgfbXTfhtQXoHh-zztuKWY1LiQweZ9HuUctjqUAfc/s1600/1.png" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="341" data-original-width="545" height="250" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgupAOTWgMItTbhg2PvBU2REj8uGogvnkDze_p9f9YQ-Qh9hVYLQ-kHsUPzoZdChdKUXN1H_KmZ4APwTHrxzgmWym-7KQ3Hx5T87N9CgfbXTfhtQXoHh-zztuKWY1LiQweZ9HuUctjqUAfc/s400/1.png" width="400" /></a></div>
<br />
<br />
<ul>
<li><a href="http://www.creativity-portal.com/prompts/imagination.prompt.html">http://www.creativity-portal.com/prompts/imagination.prompt.html</a></li>
</ul>
<br />
Nos da ideas para escribir sobre algo, comienzos de
relatos o ensayos, etc. Puede ser muy útil si no tienes ni idea de qué
debes escribir y además nos puede servir para trabajar nuestra
escritura, como si fueran talleres. Es bueno tener "material" aunque en
principio no sirva para nada, es decir, tener escritos aleatorios que
hemos escrito sin finalidad alguna. Porque puede que los incluyamos en
el futuro en obras o novelas.<br />
<br />Joel Guerrerohttp://www.blogger.com/profile/03438326471826510892noreply@blogger.com0