Peces en el aire y albatros sobre tierra




No es de extrañar que el mundo esté patas arriba, no me extraña en absoluto. Pronto veremos cervatillos nadar en las aguas del mediterráneo, cobayas atacar despiadadamente a tigres como predadores. Estamos en una era en la que los que son abusados abusan de los demás, los que se proclaman defensores de la justicia social, de las personas débiles, que están en contra de todo tipo de violencia, que lloran por la mínima critica a su persona, que defienden todo lo que siempre ha sido "rechazado", ellos son ahora los abusadores. No es sino una prueba más de la hipocresía, que provoca el caos en la naturaleza, dónde ya las dualidades mutan, se cambian lugares, ya nada es estable.

El tiempo de las quejas, de las reclamaciones, de las denuncias, de los lloriqueos. Porque ya no se trabaja duro, se llora. Así se consiguen las cosas, recordadlo niños. Porque el mundo os debe tratar con almohadones, porque el mundo jamás os aplastará (¿Verdad padres y futuros padres mediocres?), porque debéis quejaros hasta la saciedad, brotar unas cuantas lágrimas de vuestros ojos y exigir que se os den lo que queréis, lo merezcáis o no. Porque ya no hay niños fuertes, sino niños mimados.

¡Y nosotros, que creíamos ser la generación perdida, la generación muerta en vida! ¡Peor aún nos encontramos ahora! ¿En qué nos hemos convertido? ¿Y cómo será la siguiente, que mama de nuestro pecho? ¡Horror!



Vosotros, panda de hipócritas, que proclamáis unos ideales pero actuáis a sus espaldas, los machacáis, los pisoteáis y os quedáis tan panchos. Sonreís, porque todavía no reconocéis que sois unos miserables, unos traidores a su propia patria. Y no hablamos de países, ¡no! Hablamos de la patria interior, la verdadera patria, ¡a esa habéis traicionado! ¡A vosotros mismos! Y me da mucha pena, que hoy en día se prefiera hablar sin conocer, porque en la era de la información masiva nadie quiere informarse. Ya lo predijo Huxley, en la dictadura del mañana los esclavos morirán por su verdugo.

La balanza siempre está ahí, hacia un lado o hacia otro; pero yo siempre lo diré: no importa en qué lado se encuentre, la solución no consiste en suplantar un dictador por otro, SINO ROMPER EL SISTEMA. Y vosotros, que os creíais la esperanza de la humanidad, como falsos mesías ególatras, el peor pecado divino (Querer ser como Dios), habéis destruido todas aquellas esperanzas, habéis aniquilado los campos fértiles de la sociedad y ni os habéis inmutado.

Mientras, los que nos lideran, jugarán a las cartas como amigos. Verán desde su altar como nos matamos, entre risas de escarnio que no acabarán hasta nuestro último aliento. Porque siempre -¡ay, nuestra ceguera maldita!-, identificamos equívocamente al enemigo. ¡Nunca aprenderéis de vuestros antepasados! ¡Condenados estaréis eternamente a revivir sus pasos hasta que el ocho quede destruido, por alguna quimera o Diosa benevolente, que no existe ni existirá salvo en vuestras mentes prejuiciosas!



Y vosotros, sí, ¡vosotros! Que creéis que por denigrar a un lado pertenezco al vuestro por antonomasia, tengo un mensaje para vosotros: os odio tanto o más que a ellos. No creáis que hablo en vuestro nombre, que defiendo vuestros intereses o que tan siquiera los comparto. Se ha de ser la voz de la neutralidad, apoyar a quien se lo merezca en el momento justo, y callar cuando no se sepa que decir.


La verdad será siempre verdad, aunque solo la apoye una persona en todo el mundo.


¿Sabéis que hablo de vosotros? De aquellos que os hacéis llamar feministas, abanderados o abanderadas de los vejados, de las injusticias, y provocáis el mismo o peor daño en la vida de vuestros semejantes. Dividís vuestra lucha, separáis compañeros, por míseras diferencias. ¿Dónde están las mujeres trans? ¡Son penes, son enemigos! Pero mientras vuestro enemigo es un maldito falo, trabajáis para la dictadura, para aquel "patriarcado", sin tan siquiera saberlo, creyendo que aquellas ideas fueron vuestras y que vuestro esfuerzo trae siempre algo bueno. Por eso le quitáis trabajo a mujeres libres de voluntad, en la Formula1, mientas el empresario aplaude y se ríe porque tiene unos cuantos sueldos menos. Queréis abolir la elección y ser nuevos dictadores, decir qué es la verdad y la bondad, que es el bien y lo correcto, porque no queréis justicia. Queréis ser verdugos.

¿Dónde quedó aquel "la mujer decide sobre su cuerpo y su vida"? ¡¿Dónde habéis sepultado esta premisa?! Bajo la montaña de mierda sobre la que os sentáis, que no son más que vuestras falacias escupidas. Porque todo es libre albedrío hasta que una criatura camina en un sentido que vosotros no consideráis correcto y, entonces, se desata la guerra. Porque las voces que se escuchan son las del odio y no las de la razón, porque hacéis silencio cuando alguien os pide diálogo. Porque ocultáis respuestas cuando se os pregunta, porque desviáis conversaciones cuando queréis ocultar vuestra hipocresía.

Al final, todo reside en la ignorancia, en la apatía, en la máxima de no querer saber, porque desmontará nuestro universo bien colocado. En no escuchar al enemigo y, aun peor, creer a un hermano cono enemigo. Y así nada mejora, porque en la era de los espejos solo hay rencores que se proyectan y chocan contra el infinito, sin pausa ni tregua.




Copiáis comportamientos, vomitáis  dogmas.


Sí, el ser humano es complicado, se siente confuso frente a la realidad, no sabe hacia dónde caminar. Lo intenta -¡vaya si lo intenta!-, pero nada le sale bien, oculta lo que siente, normaliza su dolor, lo esconde, porque teme todavía más que le descubran. Es el que prefiere no cuestionarse nada, porque sabe que o no podrá encontrar las respuestas o le costará tenerlas, que se topará con enemigos y una soledad intensa. Ser humano, ambivalente. Por ello, se acomoda en su sillón, mermado, sin hacer nada, hasta que muere. Y luego vuelve a este infierno, porque, como he dicho, no hizo NADA.

Pero, humanos, ¿cómo vais a entender a los demás si ni tan siquiera os entendéis a vosotros mismos?

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