Declaración de intenciones


Este edén desnudo que exuda lascivia,
En aquella Manzana todavía con rocío,
Su jugo es más sabroso en los cielos de pieles,
Con almas de siete nexos que explotan.
Y son supernovas, ese nácar con mi sombra.

Bestias de noches,
Almas errantes
Sus gritos son susurro.
Al lado de tu clamor,
Que reza mi nombre.

Pierdo,
Tanto,
Cordura,
Control,
Los pierdo.
Tiempo,
Nombre,
Pierdo
Soy tú,
Y tú de mí.
Todo lo pierdo,
Si soy tu verdugo.

Siento un terremoto que baja,
Recorre tu espalda,
Quiebra la tierra,
Abre tus aguas.
Y la llave que te bendice,
Que es maestra de esta puerta,
No la encontraras ya para echarme.

Deseo,
¿Te agrada?
Luces,
Tú halo de reina.
Yo engañado,
Por tu llama en danza.
Deseo,
Vesania,
Olvido,
Y el resquicio, aún,
De una mortalidad maldita.

Pero en mis besos está,
Tu respuesta prohibida.
¿Que huye todavía de mí?
Sé sentido, no mente ni cuerpo,
Sé parte de lo que es mío,
No lo pienses nunca.

Y en cada rincón de tu belleza,
Escribiré con sangre mi nombre,
Y lo que te conforma será
Mi destrucción,
Que libera aquella intimidad
Que te hizo creencia.

Y a cada roce te pierdes conmigo,
Donde solo importa tu halito sobre el mío.
Mi venus desnuda, reina de las meretrices,
Haces que cada impudicia sea tan pura,
Y la inocencia se mezcla con tu locura,
En aquel sentir de acedias con pasión incierta.

Corres,
Ardes,
Por mis venas.
¿Paro, objetas?
Esto es cielo,
Porque nuestros labios lo decretan,
Tú tan virgen y tan ramera.
Este paraíso lleva nuestra imprenta.
Y si el deseo es tan exquisito,
Es porque sigue la receta
De tu belleza.
Y cocinamos tan bien la indecencia.

No mientas,
Lo necesitas
Tan sólo admite
Conseguí de ti tu alma entera.
Nunca más saborearas tanta vida.
Sé, no seas en tu cabeza, se conmigo aquí.
Locura, tristeza, amor, sexo, mi concubina.

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