Relatos de terror



El aullido de la quimera se escucha,
En las profundidades nocturnas del bosque,
De aves y bestias que acechan al hombre.

El protector ha de abandonar su puesto,
Cuando se esconde por el firmamento el Lucero.
Ahora es momento para lo funesto.

¡Shemhamforash!
El que no ha de ser nombrado,
Ha asomado su deforme rostro. 
El que con su nombre destruye ciudades
y edifica un holocausto.
Ahuyenta a las terribles bestias con su espanto,
A los hombres hace temblar cuando aprecian su halo.

La historia no es fácil y nadie logra comprenderla,
pero yo os contaré como nació esta bestia.
Hastío en el viento, prados sin esmero,
Arduos rayos sobre su lomo: “necesito un compañero”.
Dijo risueño el muy embustero.
Humanidad puso en la tierra a cargo del cultivo,
y con astuto ardid logró su crédito.
Carente de privilegio, ninguna exención. Sólo el campo: era su labor.
Esclavo se convirtió y por siempre así se quedó.

Pero un error desbarató su estrategia: había creado la independencia.
Y eso es lo que mantiene nuestra penosa existencia.
Maleó su divina autocracia y excomulgo al esperpento de su patria.
Ahora es él el que domina con sabiduría, pero no con autarquía.
¡Abre tus brazos y recibe a nuestro mesías! 

En un intento desesperado de retomar el mando
vino en forma humana el falsario, pero él nos avisó del engaño.
Causó su estupidez numerosos daños, pero el sabio lo arreglo con sus propias manos.
Traidores compró con falacias, y eso nos llevó a la pobreza,
pero nuestra fe es intensa y no logrará encogerla.
Calumnias e injurias volaron por todo el mundo,
esperando en contestación una vengativa respuesta,
pero él no se rebajó a su impudicia, él no comete imprudencias.

A pesar de todo el esfuerzo, a veces consigue volvernos tuertos.
Negamos la realidad gracias a su tormento,
Quítate la venda y descubre la historia
de un dictador que reinaba en su gloria.

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