Sistema constituido por difuntos deshabitados, aquellos segmentados de sus almas con nuestros instrumentos. Promocionando trozos de cuerpos, aquellos que les robamos a sus dueños. Porque el gentío necesita direcciones, señales claras en el camino impuesto.
Y todo tiene sus pasos, tienes que venderlo; pero no tanto
hasta el punto de que te entren ganas a ti de comprarlo. Pensar como tu
víctima, pero siendo verdugo. ¿Cómo hacer eso? ¿Cómo se logra el propósito? Porque
es imposible pensar como alguien que no eres, pero una vez que lo has hecho has
mutado de categoría. Y ya no puedes vender nada. Será por eso que los expertos
son tan excéntricos, porque ven el cuadro con perspectiva, saben qué
metodología lo compuso, pues desde lejos no es bello sino una imagen grotesca.
Cuando sabes que engañas se rompen los hilos, aquellos que
te conectan con la humanidad residual que aun poseías. Eres un titiritero, un
ilusionista tras una pantalla con sus juegos. Como el mesías atraerás a las
masas, sin ser tú la propia imagen del deseo. Y mientras coloques a tus
salvadores, de inmenso número, en las distintas ablaciones mortales que
existen, te llenarás los bolsillos. Pero te darás cuenta de que trabajas para
un diablo, que tú eres otro engañado que
vive en una capa menos profunda del tablero.
¿No es hora de un cambio? Algún prototipo de homo sapiens
que no esté defectuoso.
Me ensamblaste en el comienzo,
Ahora reconstruye al incompleto.
Este es el eco del futuro.
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